¿ Dónde reside el poder del cambio? Sigue leyendo y lo sabrás...

Muchas veces no sabemos qué es lo que realmente queremos, pero sí sabemos lo que no. 

Eso ya es un principio.

Poder detectar lo que queremos fuera de nuestra vida (amistades, trabajo, hábitos, etc) puede ser un primer paso hacia el cambio de rumbo.

¿Y cuándo sé que necesito un cambio de rumbo? cuando ya no tienes ganas de levantarte para ir a trabajar, cuando no te apetece quedar a tomar las copas de siempre con los amigos de siempre, cuando ya no vibras haciendo lo que antes hacías, cuando no sientes las mariposas en el estómago como antes, cuando no te brillan los ojos y no sonríes…

Ayyy el sonreír, ¡qué poder tiene!

Y ante estas señales, tenemos dos opciones: seguir haciendo las cosas de siempre, de la misma manera, con lo que obtendremos los mismos resultados, o cambiar.

Y con cambiar no nos referimos a deshacernos de todos nuestros anclajes que nos dan seguridad, de nuestro día a día.

Con cambio nos referimos a hacer algo de manera distinta, algo pequeño, pero que signifique una variación del timón hacia la nueva dirección o nos permita, al menos, alejarnos de la dirección que no queremos seguir.

Los pequeños cambios, son poderosos, como decía un superhéroe de mi infancia. Poderosos, necesarios y seguros.

Con pequeños cambios, como empezar a decir no, retomar actividades que nos apasionaban y habíamos abandonado o empezar nuevas, atrevernos a compartir las cosas que nos llenan, como escribir posts, incluir 30 minutos al día de algo nuevo (deporte, lectura, cocina, estudio…) creamos rutinas nuevas. Las rutinas nos dan seguridad y nos permiten avanzar.

Pero entonces, en más que menos ocasiones, aparecen las dificultades y los miedos y empezamos a dudar… dudamos y nos paralizamos.

Para ese momento, en el que estamos a punto de tirar la toalla, de quedarnos como estábamos porque más vale malo conocido que bueno por conocer, en ese momento en que buscamos cualquier argumento para que nos sirva de excusa y justifique nuestra no-acción, para ese preciso instante, te regalo la respuesta: 

El poder del cambio reside en TI.

Tú eres quien decide hacia dónde ir, tú eres quien va a invertir el tiempo, tú eres el que puede conseguir que las cosas cambien. Qué suerte que sea así, qué suerte que el control resida en ti, para que así lo puedas manejar. 

Y si el poder del cambio reside en ti, el quiero se convierte en puedo.

Y ahora, ¿cuál va a ser tu primer paso?