Dicen que no tenemos diálogos internos, que más bien ellos son los que nos tienen (autor desconocido)

Indudablemente somos muy conscientes de nuestros diálogos, cuando los escuchamos. ¿No te ha pasado que cuando dijiste lo que dijiste, te sorprendiste? Eso se debe a que antes de que saliera, ya existió en tu pensamiento pero no fuiste tan conciente de sus implicaciones, ese pensamiento que llamaremos el diálogo interno.

Uno de los aspectos que hace al diálogo interno tan poderoso sobre nuestras vidas es que normalmente no lo observamos, son como pequeños caballos de troya que tienen el poder de controlar nuestras emociones y nuestras acciones. Los más dañinos de esos diálogos son los que vienen en forma de juicios, declaraciones o creencias limitantes.

Ejemplos de diálogos internos limitantes son “Es que soy así”, “no puedo”, “a nadie le importa”. Quizás muchas de esas voces ni siquiera se originaron en nosotros mismos, pero se convierten en ECOS de voces pasadas que en algún momento escuchamos y las tomamos como propias, que son activadas en momentos de mucho contenido emocional.

¿Qué podemos hacer? Si "sacamos" esos diálogos a través de escribirlos, tenemos la posibilidad de observarlos y desafiarlos. Desafiarlos significa comprobar su fundamento, como por ejemplo preguntarnos bajo que autoridad nos dice lo que nos dice, que estándares se aplican, la intención de cara al futuro, etc.

El coach también sirve de “caja de resonancia” para que el coachee se escuche a sí mismo y vaya explorando nuevas y más constructivas formas de interpretar los hechos, cambiando esos diálogos limitantes por otros diálogos que más bien construyan algo nuevo y positivo en su vida