Directora General... de mi casa

Durante años me ha tocado dirigir equipos en diversos tipos de empresas, desde agencias de publicidad hasta instituciones del gobierno y lo he disfrutado mucho. Cada equipo nuevo que he conocido ha representado un reto que empieza con un objetivo, una metodología de trabajo, y desarrollar el conocimiento profundo de las habilidades y peculiaridades de cada miembro del equipo y luego dirigir la orquesta para lograr las metas.

Hoy es diferente. La cuarentena me ha entregado de plano al equipo más difícil que he manejado con la tarea más importante de mi vida: mi hijos y mi hogar. Y es que esta cuarentena me dejó sin asistente doméstica, montañas de platos sucios, toneladas de ropa y 3 varones, cargados de hormonas y territorialidades que administrar.

Confieso que había huido en cierta forma del encierro hogareño la mayor parte de mi vida profesional. La publicidad y la comunicación son áreas intensas y demandantes que fácilmente absorbieron mis días y noches, y era cosa normal llegar a casa bien entrada la noche, tener eventos y producciones los fines de semana y reuniones interminables con almuerzos incluídos. Dejar de asistir a estos compromisos me creaba la sensación de "quedarme fuera" (FOMO) y sentía que era mi responsabilidad dar el 200% en cada proyecto.

Al inicio de segunda semana de cuarentena en casa, abrí mis ojos en la mañana y me pregunté: "Cómo voy a lograrlo?". Mi mente acostumbrada a asignar tareas, tener reuniones de estatus, evaluar los proyectos, crear timelines, recibir reportes y que todo el equipo siguiera los acuerdos, se sintió perdida. Intenté durante unos días pedir las cosas de manera educada a mis 3 hijos, repetirles las asignaciones y metas, pero no tuve buenos resultados. Mis hijos me hicieron la oposición pasiva, sentados frente a la consola de juegos, parecía que no escuchaban y olvidaban todo lo acordado.

Al borde de la locura de tanto fregar y limpiar, los llamé a todos a una reunión "estratégica" y planteamos el objetivo: "Sobrevivir a la cuarentena" y "Ser mejor Familia". En base a esto hicimos las listas de tareas que entre cada uno de ellos y yo decidimos. No fue fácil, la negociación fue intensa, sobre todo con el fregado. Finalmente las listas estuvieron completas con tiempo para tareas de la casa, tiempo de diversión individual, tiempo de juego en familia y tiempo de aprendizaje.

Han pasado unos días, aún no puedo medir la efectividad de la gestión, pero observo algunos logros notables: mis hijos están lavando su ropa, limpiando sus habitaciones y baños y colaborando con otras tareas de la casa incluyendo fregar. El reto sigue pero me ilusiona trabajar con este equipo que además me llama madre y se que alcanzaremos nuestros objetivos.