DISCOVERY, una oportunidad de enfrentar, en plena crisis, los monstruos de la neofobia
¿Se define usted como neofóbico (fobia a lo nuevo), o adverso al cambio?
¿Le teme a los escenarios diferentes y le incomoda que le cambien las reglas del juego?
¿Cree que las personas que piensan distinto a usted están equivocadas?
O tal vez es al revés, ¿le gustan los cambios y se siente cómodo en ambientes multiculturales y multiraciales?
Si pertenece a este último grupo, tenemos una excelente noticia: la normalidad, la estabilidad, lo estándar y la seguridad han muerto, y esto es irreversible.
Hace ya dos años que estamos escribiendo acerca de la importancia y la urgencia de desarrollar la habilidad de leer asertivamente el contexto VUCA (volátil, incierto –uncertainly-, complejo y ambigüo) que nos rodea, cuyos efectos están cambiando radicalmente lo que somos como humanidad.
Las empresas y organizaciones se maquillaron de Transformación Digital, e hicieron eventos en los que connotados teóricos hablaron del imperioso desafío que implica la industria 4.0, y de los caminos que se debían tomar para abordar este proceso de forma eficiente, de cuánta o qué tipo de tecnología debía sustentar este viaje, y algunos incluso llegaron a esbozar que esta Transformación debía considerar los aspectos culturales si querían tener éxito.
Nuestra consultora, NUEVAPRODUCTIVIDAD, desde el 2018 a la fecha ha realizado más de 70 MeetUps virtuales, conectando a cientos de personas de 9 países, que compartieron sus experiencias, miedos, esperanzas y frustraciones sobre diferentes aspectos de una Cultura Digital que se resistía a nacer, al menos en las organizaciones de las que nuestros participantes daban cuenta, y que reflejaban el gran fracaso de los procesos de Transformación Digital en Latinoamérica y España.
Y entonces, estábamos enfocados en la evangelización de la Cultura Digital, entibiando motores cuando… desde un diminuto mercado de Wuhan, ocurre el hecho histórico que vino a poner el punto final a un largo período que no quería terminar.
Así como la historiografía habla del largo siglo XIX que terminó recién en la década de los locos años ’20, con la gestación de la Gran Guerra y el antecedente de la crisis bursátil que no nos enseñó lo suficiente, hablamos ahora del largo siglo XX que recién está acabando, dejando atrás el período histórico de la industrialización, el individualismo y el capitalismo, cuyo matrimonio con la democracia, produjo un mundo más desigual y más eclipsado, de lo que el ecosistema planetario podría soportar.
Efectivamente si usted, estimado lector, asistió alguna vez a nuestros MeetUps, o leyó algunos de los más de 100 artículos que hemos compartido, le sonará familiar la idea de nuestra caracterización del presente (antes del Covid 19) como aquella etapa en la que, lo que tenía que nacer no podía hacerlo, ya que lo que tenía que morir no “quería dejarnos”. En efecto, la resistencia, el miedo a perder el poder y los privilegios asociados, la incapacidad absoluta de leer el volátil, incierto, complejo y ambigüo contexto en el que se desenvolvía nuestra acción, no dejaban nacer un nuevo tipo de sociedad en la que las estructuras líquidas se desesperaban por abrirse paso en medio de la colaboración de redes a escala global, de causas planetarias que, usando tecnología disruptiva lograban hacerle frente a cerradas, poderosas y piramidales estructuras cuyo fundamento opaco y analógico, no podía enfrentar cara a cara a la transparencia, horizontalidad y flexibilidad de una nueva “forma de hacer las cosas en la nueva Era que estaba naciendo, la Era Digital.
EL PRIVILEGIO DE LA OPORTUNIDAD
La crisis sanitaria mundial, nos empujó al abismo y nos arrojó a la “experiencia digital” de la mano del teletrabajo en medio del pánico colectivo y la improvisación política incapaz de contener una pandemia que se venía diagnosticando hace más de una década, desde que Al Gore nos anunció las consecuencias catastróficas del aumento de la temperatura atmosférica en más de 1,5 ° C. No obstante, hay algunos que siguen sorprendidos y atónitos, mientras continúan sin poder conectar los puntos: los estallidos sociales de Europa, Latinoamérica y Asia, el derrumbe de las bolsas, las catástrofes climáticas, el movimiento feminista, el descrédito mundial de la democracia representativa, el surgimiento de colectivos organizados acéfalos, la cuarta revolución industrial y sus tecnologías disruptivas, NO SON HECHOS AISLADOS, no son fenómenos que se puedan desasociar y abordar por separado. Responden a la complejidad y multi causalidad de los fenómenos que hoy día acaban con nuestra estabilidad, normalidad y "linealidad", y frente a los que insistentemente nuestras autoridades hacen un abordaje simplificado, "economicista" y con paradigmas de base analógicos y directivos.
A pesar de esta ceguera de los liderazgos añejos y con olor a complacencia, el mundo será digital. Está siendo digital a fuerza de improvisación. No importa cuánto se haya resistido, como los colegios (antes del Covid 19) que prohibían el uso de celulares en las aulas, y hoy tienen a sus Unidades Técnicas Pedagógicas desesperadas por subirse al carro del eLearning, aunque la cultura institucional siga creyendo que las TIC se refieren a una pizarra electrónica o al libro digital que entregan las editoriales oligopólicas, cuyas actividades terminan en el olvido, ya que la planificación del año académico, en estos últimos tiempos no se ha podido cumplir, y… noticia de último minuto: “no se volverá a cumplir en este entorno VUCA nunca más”.
Situación similar viven las empresas y organizaciones de todo tipo, las que después de que la OMS declara al Coronavirus como pandemia, con mayor o menor celeridad, dada la eventualidad de un contagio masivo, han dispuesto que los trabajadores sigan produciendo desde sus casas, instalando abruptamente el teletrabajo, cuya coordinación se está implementando a fuerza de ensayo y error, nuevamente desde un esquema vertical, en el que la estructura piramidal está ejerciendo sofocantes controles para verificar en un clima de desconfianza, el ejercicio de un desempeño que nuevamente deja de lado al individuo.
La persona no solo no está en el centro de esta contingencia, sino que el genuino miedo a perder el trabajo, mezclado con la amenaza aplastante del contagio avivada por los medios y las redes sociales, hacen que el rendimiento se "sub marinee" para relevar los indicadores de cumplimiento por sobre la agregación de valor. “Hay que dejar testimonio de que estuve trabajando hasta las 18.00 horas, a través de un mail, -no importa el contenido del reporte o si alguien lo leerá- lo crucial es la posibilidad de comprobar el cumplimiento del horario de trabajo”. Y desde la visión de jefe: “cómo no eres capaz de hacer lo que te pedí, si estás “tranquilamente en tu casa” con todo el tiempo del mundo”.
Llegó la hora de enfrentar los antiguos monstruos, ponerle cara, y dejar de culpar al Coronavirus por la falta de eficiencia. El obvio descenso de las ventas en este complicado escenario económico debe ser visto como una oportunidad para mirar el negocio a la luz de lo digital, y no sólo tomarlo como excusa para seguir haciendo más de lo mismo, ahora por mail, o a través de alguna plataforma digital.
Llegó la hora de, ¡por fin! dejar de hacer lo mismo de siempre, y comenzar a “co crear” el nuevo modelo de negocios, de acuerdo al disruptivo entorno que no nos abandonará tan fácilmente. No hay vuelta atrás, y después del Coronavirus, será el quiebre total del neoliberalismo, la recesión económica, la profundidad del valle del ciclo con sus monstruos más temidos, será lo que no imaginamos, lo impredecible, lo que sea que venga, será parte del entorno VUCA que llegó para instalarse como característica primordial de esta Era Digital que nació, y está hambrienta de creatividad, innovación, colaboración, inclusión, equidad y autopoiesis.
Llegó la hora en que las habilidades del “Ser Digital” se pongan a prueba.
Llegó la hora en que todo lo que la teoría ha dicho sobre flexibilidad, colaboración e innovación se instale, falle, se corrija y se vuelva a probar.
Llegó la hora del surgimiento de los liderazgos efectivos. Esos liderazgos que enfrentan la crisis como una oportunidad y no se conforman con el ruido sordo del estancamiento y el caos. Esos valientes liderazgos que, en plena tempestad, en medio de las turbulentas aguas del océano VUCA, se aferran a la tabla de salvación que está construida de la madera noble de su propia habilidad para responder, es decir, su respon – habilidad, su autogobierno, su accountability, su habilidad comunicacional, su capacidad para motivar e inspirar.
Llegó la hora de enfrentar la verdad de la cultura organizacional. Debemos atrevernos a mirar descarnadamente la realidad que devela la verdadera forma en la que se hacían las cosas en la organización, o sea, la manera real en que se lograban los resultados. Veamos un ejemplo de lo que estamos diciendo. Hasta antes de esta pandemia, el promedio de mails que se enviaban en las organizaciones era de 10 x día, por un promedio de 100 trabajadores en cada una, nos daba un total de 1000 mensajes que habían estado evitando enfrentar cara a cara una conversación sana, directa y constructiva que hubiera permitido decir verdades de manera respetuosa en nuestras organizaciones y entornos laborales. A esto agreguemos el uso de emoticones que nos abrevian o enmascaran burdamente la expresión de nuestras emociones, quedándonos con un resumen del estado relacional que da pánico.
Hemos estado evitando sistemáticamente, a cualquier precio, restaurar relaciones deterioradas con conversaciones de futuro. Nos hemos estado negando a abordar las conversaciones pendientes, con el consiguiente multiplicador de los malos entendidos y rumores de pasillo, la frustración de la incomprensión y la derrota de los objetivos comunes e individuales no logrados.
Nos hemos estado negando la oportunidad de abrir un espacio a esa conversación que es una multiplicación más que una suma, una fertilización de planteamientos más que una yuxtaposición de puntos de vista. Hemos estamos resistiendo a toda costa, la maravillosa posibilidad de tener conversaciones verdaderas en las que no hay ganadores o perdedores, ni jefes ni empleados, ni prejuicios ni saboteos. Sólo hay personas que inspiran con sus ideas y otras que se dejan inspirar por que las relaciones están construidas sobre la confiabilidad de liderazgos que han invertido tiempo en esas relaciones.
Usted estará pensando cuan irreal parece esta idea de darse tiempo para conversar, en plena catástrofe sanitaria y productiva, que dejará nuestra economía en total recesión.
Sí, así es. Y a riesgo de parecer ingenuos, estamos hablando de que es precisamente ahora, en plena tempestad, cuando debemos instalar un tiempo y un espacio para que surja la verdad de una vez por todas. Recuerden queridos lectores que no hay cosecha sin siembra, y en este crudo instante de crisis, la productividad necesita más que nunca de un equipo humano alineado a los objetivos de la organización. Hoy más que nunca se hace muy difícil torcer la mano a este principio universal. No podemos seguir presionando a la gallina de los huevos de oro. Cuando millones de personas en todo el mundo estarán conectados con sus trabajos desde sus hogares, esta experiencia abrirá paso a una nueva realidad, que ya no permitirá un retorno al “como se hacían las cosas anteriormente”. Deberemos prepararnos para abrir conversaciones sobre el nuevo entorno laboral que surgirá en red y potentemente digital, con preguntas que requerirán co construcciones integrales y colaborativas. El coronavirus se está constituyendo en el epitafio de la muerte irreversible de la verticalidad institucionalizada del mundo laboral analógico.
Llegó la hora de aprender a abrir espacios de conversación inspiradora, que inunden el aire psicológico de las organizaciones con esas conversaciones que saben a verdades secretas en altavoces, pero que una vez que se enfrentan son capaces de inventar un futuro compartido, con sentido de realidad e inspiración, aunque sean en medio de la incertidumbre.
Nuestra oferta, nuestro llamado concreto a la acción: DISCOVERY
DISCOVERY es la oportunidad para incorporar la tecnología como una herramienta que puede multiplicar nuestro potencial, pero considerando que la materia prima, es la disposición al cambio del paradigma humano y la humildad de aceptar la posibilidad de que “mi verdad” no sea “la única verdad”.
DISCOVERY es una invitación para que los líderes efectivos, protagonistas de esta Era Digital, provoquen la aparición de los “insight” que abrirán las conversaciones de futuro.
DISCOVERY pondrá sobre la mesa, los temas que resignificarán el desafío de superar el estado actual de insatisfacción colectiva, frustración personal, y pánico por el actual contexto de crisis, y nos llevará, de la mano de la agilidad, al rompimiento de los paradigmas sí y sólo sí, la cabeza de la organización se atreva a abrirse a la escucha empática, proactiva y humilde, que le permitirá observar la potencialidad de su capital social.
¿De qué sirve esta información que nos devela el DISCOVERY?
A ustedes señoras y señores que tienen en sus manos la superación de esta contingencia, y al mismo tiempo, quieren consolidar definitivamente la transformación digital de su organización, les pedimos que se atrevan a “descubrir lo que no saben que andan buscando”.
Atrévase a enfrentar la verdad develada por DISCOVERY, en este preciso instante de caos total. Es en esta total incertidumbre, el momento propicio para poder reorientar sus esfuerzos colectivos sobre la roca firme de la verdad develada desde el colectivo, y a partir de ahí, corregir el rumbo, enmendar el camino con el esfuerzo y compromiso de todos los colaboradores, quienes más que nunca darán su mayor agregación de valor, con pasión y esperanza de sobrevivir juntos, como equipo esta dura crisis.
Es hora de abrazar desprejuiciadamente la tecnología, y desde ahora, desde esta experiencia forzada de digitalización, vencer los atávicos monstruos de la neofobia y arriesgarse a hacer cosas nuevas con la posibilidad de lograr resultados extraordinarios.
¿Cuál es el costo de oportunidad de no arriesgarse a aplicar el DISCOVERY en este momento en que es más viable la posibilidad de fracasar?
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4 añosTremenda verdad Susana Alejandra Huerta Orrego, entre más rápido aceptemos que la “normalidad” murió, más rápido hacemos el duelo y nos levantamos de este golpe, mejorando nuestra nave para viajar en estas aguas tempestuosas