El ascenso no garantiza el éxito
“En este mundo sólo hay dos tragedias: una es no conseguir lo que deseas y la otra conseguirlo.” Oscar Wilde.
Después de mucho trabajo, paciencia y lograr los aprendizajes necesarios, finalmente te promueven y pasas a ocupar el cargo directivo que, según tu conocimiento y experiencia, estás en capacidad de ejecutar con total fluidez y confianza.
Pasaste de mantener una mentalidad de par frente a los miembros te tu equipo, a ser la cabeza: a ser quien decide, quien tiene la visión; a ser la persona en quienes los demás confían cuando se presentan los retos.
Saber mucho sobre un tema y ser experto en datos, etc, te da la confianza para saber qué camino tomar en estas situaciones difíciles, pero no contabas con algo particular e igualmente importante y es que ahora, también debes tener la diplomacia y el tacto para mediar las relaciones humano-humano que se dan no solo entre los miembros de tu equipo, entre ellos y tú como líder, sino también con tus nuevos pares (antes directores) con quienes la relación “evoluciona” o se transforma. Curiosamente en este último caso, empiezas a notar comportamientos más cercanos o más “abiertos” en cuanto a la emoción, opiniones, etc. e incluso la opinión que tenías sobre estas personas, empieza a cambiar. Tu mindset necesita ajustarse.
Un ascenso no es solamente una promoción que se basa y mantiene gracias al conocimiento popularmente llamado “duro”, sino que también supone un gran manejo de las relaciones arquetípicas en el nuevo nivel donde ahora vas a desempeñar tu cargo.
Muchas veces he escuchado historias sobre cómo un ascenso prometedor se vino abajo porque los demás percibieron falta de autoridad en la persona, o falta de empatía o simplemente porque la comunicación “como que no fluye…”.
Prepararse para un ascenso implica también prepararse en cuanto a la mentalidad que un líder debe tener. Una cosa es ser un miembro empático del equipo y demostrar habilidades sociales; y otra es lograr dar directrices sin sacrificar el afecto de tus colaboradores.
¿Cómo entonces asegurar que tus habilidades sociales apoyen el éxito de tu más reciente promoción?
COMUNICACIÓN
Para empezar, tienes una gran ventaja: conoces de primera mano y tienes aún “fresco” en tu cabeza todo lo que supone ser parte del equipo que ahora vas a dirigir (bien sea literal el mismo equipo o uno similar en cuanto a la dinámica social interna) y es muy importante que tu equipo perciba que además de su nuevo líder eres el mensajero de lo que que piensan, sienten, dicen y hacen frente a los niveles superiores.
Así que no estarás realmente ubicado en tu nuevo rol hasta que emocionalmente tu equipo haya aceptado lo valioso que es para ellos que tú, estés arriba. Por eso tu comunicación debe ser clara y estratégica, en especial cuando tu equipo necesita entender que siendo su portavoz en los niveles superiores no servirá de nada si no hay una estrategia y compromiso por parte de todos en el equipo, para aprovechar la oportunidad y dejar una huella memorable.
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Esto además, permite hacer del equipo una especie de “semillero” en el cual más adelante quienes toman las decisiones, van a poner su mirada para encontrar a quienes tendrán los nuevos ascensos. Si el líder queda bien, el equipo queda bien.
Como nuevo líder, tienes ahora la responsabilidad de cuidar el bienestar emocional de tu equipo y ser muy estratégico para mantener o mejorar la productividad.
Ahora debes responder a dos “partes”: a tu equipo y a tus superiores.
MENTALIDAD
Podríamos llamar lo anterior, tu conversación “externa”. Ahora, es importante revisar tu conversación interna: eso que te dices a ti mismo como nuevo líder para motivarte, validarte y auto gestionarte en situaciones difíciles.
Liderar implica ponerte en contacto con comportamientos propios de un líder, comportamientos orientados al logro de resultados sin sacrificar el bienestar y en total resiliencia.
Una manera de conectar con la activación cerebral propia del liderazgo, es buscar actividades que te obliguen a enfrentarte a competir (principalmente contigo mismo) y a manejar la experiencia en un marco de tiempo y con condiciones que activen tu cortisol. Un líder debe ser capaz de navegar el río del estrés sin perder de vista su propia luz, luz que no solo le dará guía y confianza sino también a ayudará brillar a quienes le rodean.
La mentalidad de liderazgo debe encontrar un estado de equilibrio en medio de la incertidumbre y tener claro que lo único seguro es que al final siempre hay una manera empática, resistente y productiva de lograr un objetivo. Por esto, es muy importante que incluyas en tus nuevas tareas, un espacio para tomar el control de tu crecimiento personal y el desarrollo de tu inteligencia emocional.
Retomando la frase de Oscar Wilde, conseguir el ascenso que deseas no será una tragedia siempre que entiendas el “para qué” y tengas una estrategia para el “cómo”, construida con empatía y coherencia.
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1 añoHola, Aris Quiero felicitarte no solo por tu vasto conocimiento y dominio del tema, sino también por tu habilidad para inspirar y motivar a buscar siempre la excelencia. 👍