El burnout del desempleado
Antes de ponernos a hablar de lo que dice el título de este artículo, necesitamos dejar en claro un concepto que mucho se habla hoy en día pero que a veces es difícil de aplicar: buscar trabajo es un trabajo. Así es, la búsqueda de la inserción dentro del mercado laboral conlleva una serie de acciones, emociones y resultados que pueden ser asimilados como un trabajo en sí mismo. Es por ello que debemos posicionarnos en este lugar, con este concepto claro, para poder desarrollar lo que viene a continuación.
Ya sabemos de sobra que el trabajo constituye una parte importante de nuestro vivir diario. Por experiencias propias o por simple conocimiento popular, sabemos que tener un trabajo se volvió una meta que socialmente aceptamos como natural y vital. Es por ello que la condición de desempleo se vuelve algo impactante y, a veces, difícil de atravesar. No solo por el componente económico que, dado el contexto global que vivimos, se vio profundizado. Afrontar un periodo de desempleo tiene también consecuencias emocionales, psicosociales y personales. El significado personal que se le da al trabajo incide en el impacto psicopatológico de la experiencia del desempleo (Blanch, 1996).
Con lo que representa el trabajo, la presión externa e interna que se vive para alcanzar esa meta que nos proponemos, nuestra psiquis se va viendo afectada y es posible hablar en términos de burnout como colapso de dicho sistema. Edelwich y Brodsky (1980) conceptualizaron un proceso que claramente podemos aplicar en este caso particular de burnout:
1. El proceso inicia con una etapa de idealismo y entusiasmo. Quizá podemos situarnos en este lugar cuando comenzamos la búsqueda laboral, armando curriculum, intentando buscar avisos de empleos, contactando con personas, entre otras acciones. Uno se siente activo en el proceso, con motivación y entusiasmo; existe una involucración consciente de la búsqueda. Este concepto es importante porque, en las siguientes etapas, va disminuyendo gradualmente. Otro concepto interesante que podemos ver en esta etapa es la valoración propia que damos a nuestro servicio, producto y/o capacidad que podemos brindar.
2. Para pasar a la siguiente etapa, nos vamos a encontrar con un sentimiento que es muy frecuente en el burnout y es el iniciador de este circuito. Comienza a aflorar la frustración y da comienzo a la etapa de estancamiento. Paulatinamente vamos a observar que muchas de las emociones van a ir descendiendo. Entre mails que no dan respuesta, avisos de empleos que tienen una cantidad enorme de postulantes, entrevistas que no triunfan (si es que se llega a esa instancia), seguido de presiones internas y externas que hacen que el proceso comience a decaer. Si no atendemos y no somos conscientes de esta condición, va a empezar a ascender llegando a una etapa siguiente donde, no solo es la etapa central del burnout, sino que, además, puede liquidar el proceso de búsqueda laboral.
3. Esta etapa es la de la apatía. Como el nombre lo indica, la falta de interés se vuelve el núcleo de este momento. La frustración llego a niveles altísimos, comienzan a aflorar desafíos emocionales como la ansiedad, el estrés, la tristeza, desolación, sentimientos de insuficiencia y depresión. Cambios físicos también son posibles ver en este momento, desde problemas para conciliar el sueño o para despertar hasta en la ingesta de alimentos y adicciones a sustancias. Si no logramos conectar con nuestro estado, buscar la ayuda que necesitamos para mejorar este circuito desalentador, nos veremos en la siguiente etapa.
4. La última etapa de este síndrome es la del distanciamiento. Ya hay una frustración crónica, puede existir un sentimiento de vacío total y desalentador. Poco a poco nos vamos sintiendo ajenos a nuestros sentimientos, distanciándonos de nuestra condición, de lo que sentimos y vivimos. Nos vemos afectados y podemos afectar también a quienes nos rodean. Podemos experimentar rechazo a nuestra profesión, al ambiente laboral y encerrarnos en una creencia que nos dice que jamás conseguiremos encajar en el mercado laboral ni saldar nuestras expectativas de realización profesional. Esta es la condición ultima del burnout del desempleado.
Ante todo lo que se expuso hasta ahora, me gustaría puntualizar en que cada proceso de búsqueda, cada inserción laboral, cada deseo de satisfacer las expectativas personales de profesionalidad, son únicas. Tu proceso es único. Quizá se pueda asimilar al de otro, pudiendo así aplicar herramientas y capacitaciones para poder mejorar, pero no deja de ser un contexto personal y propio. Desde la adquisición de contactos, las oportunidades que puedan surgir hasta el ambiente donde nos manejamos, son condiciones que muchas veces ocupan un lugar privilegiado en la búsqueda laboral.
Carlotto y Gobbi (2001) hablan sobre posibles abordajes en el proceso de burnout que van desde lo individual (desarrollando mecanismos de enfrentamiento más adecuados para lidiar con el proceso estresante), cambios en la organización de trabajo (permitirnos descansos, saber alternar entre trabajo duro y trabajo liviano, desconectar y valorar relaciones sociales) y revisar los valores y estrategias que aplicamos. La clave para que tu proceso de búsqueda laboral no conlleve consecuencias negativas para tu salud mental, física, espiritual y social, radica en ser consciente de todas esas emociones que van surgiendo en el “mediante”. Sabemos que buscar un trabajo es un trabajo, conlleva horas y horas de esfuerzo y es por ello que debemos cuidarnos entre todos.
Estar en situación de desempleo no es fácil, pero puede significar un momento de aprendizaje y un desafío más de la vida que debemos afrontar. Todos contamos con recursos para hacerlo, quizá nos falten herramientas o saber ordenar esos recursos, pero no por ello debemos rendirnos. Si estás en esta situación de burnout, te sugiero que no te encierres, que busques la ayuda que sea necesaria pero que sepas que es una etapa, es un proceso y no la definición de tu realización profesional.
BIBLIOGRAFÍA
· Blanch, J. (1996). Psicología social del trabajo. En: Álvaro, J., Garrido, A. y Torregrosa, J. (Ed.), Psicología social aplicada, 85-119. Madrid: McGraw-Hill.
· Edelwich, J., & Brodsky, A. (1980). Burnout: Stages of disillusionment in the helping professions (Vol. 1). New York: Human Sciences Press.
· Carlotto, M. S., & Gobbi, M. D. (2001). Desempleo y síndrome de Burnout. Revista de Psicología, 10(1), ág-131.