El lado positivo de la derrota
Es muy cierto que a nadie le gusta perder sin embargo, siendo atleta y entrenador es una situación a la que continuamente se está expuesto. Como atleta fallé en varias ocasiones, tuve muchas derrotas tantas, que si la espada tuviera filo mi muerte hubiera sido por el año de 1994 pero, afortunadamente no fue así y cada una de mis derrotas, de mis errores y de mis fallas a lo largo de 19 años se convirtió en aprendizaje, experiencia y madurez.
Por otro lado, es bien sabido que nadie entrena para perder por el contrario, todos los atletas practican con el objetivo principal de ganar. El entrenador por su parte, busca preparar a su atleta para que este supere su fatiga e ignore el dolor físico que se presenta en cada entrenamiento. Pero, en ocasiones, nadie prepara al atleta o al entrenador para enfrentar la derrota y menos, cuando todo se ha hecho conforme a lo planeado es por esto que, es importante retomar este tema y plantear el porqué la derrota tiene su lado positivo.
La derrota te da información
Cuando se pierde, casi automáticamente se realiza una reflexión de lo que pasó, el cómo, porqué y qué hay que modificar para evitar que se vuelva a repetir. Se suele encontrar respuestas a preguntas que de otra forma no te harías. ¿Qué pasaría si pongo más atención en mi descanso? ¿Qué pasaría si cuido mi alimentación? ¿Qué pasaría si me olvido del miedo a perder?. Entre más fuerte sea la derrota, la experiencia es más intensa y la información adquirida es más profunda tanto física como mentalmente. Quizás en el momento la información sea tanta que no sea posible descifrarla pero con el paso del tiempo, lo harás y debes hacerlo si quieres mejorar.
La derrota llena tu tanque de la confianza
El fracaso fortalece tu confianza porque ahora sabes lo que eres capaz de soportar. Muchos atletas que acaban una carrera aún sin estar en el pódium, consideran que el haber llegado a la meta fue una victoria. Para muchos el hecho de perseverar es la cosa más difícil que ha hecho y ahora ellos saben que pueden sobrevivir. La derrota te recuerda que la mayor verdad y grandeza de una persona es su capacidad de soportar el camino a la meta sin centrarse únicamente en el resultado.
Hay personas que corren en calcetines o descalzas por no haber podido encontrar su mochila en la transición cuando hacen un triatlón o un iron man y que prefieren seguir la competencia antes que detenerse o aceptar ayuda, lo cual significaría su descalificación. El sentimiento profundo de confianza se logra después de trabajar y de experimentar los cientos de momentos que se viven en un entrenamiento. Por eso como se entrena, se compite.
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La derrota te hace ser mejor
La derrota te impulsa a intentar las cosas una y otra vez, poniéndote a prueba para saber si eres capaz de levantarte e intentarlo de nuevo las veces que sean necesarias. Te fuerza a confrontar tus metas y a que te preguntes cuánto en verdad quieres lograrlas. Puedes decidir si te comprometes más, si cambias de metas o si las dejas ir y cambias de rumbo. Las malas condiciones te pueden poner de rodillas pero también pueden sacar lo mejor de ti porque en ese momento es cuando te darás cuenta de lo que tus sueños significan para ti.
El repentino sentimiento de alegría que trae consigo la victoria es mucho más dulce, una vez que has pasado por momentos difíciles y mucho mayor cuando te has levantado de la derrota.
La derrota te obliga a pensar
El fracaso te hace pensar y te ayuda a cuestionarte y a responderte qué hubieras podido haber hecho diferente en tu competencia. Una vez que la cabeza se enfría, eres capaz de cuestionarte y de plantearte diferentes escenarios que en un futuro pueden repetirse o presentarse de nuevo. La derrota siempre te ayudará a demostrarte de qué estás hecho en un momento dado y te da toda la información que necesitas para, en un futuro, hacerlo mejor.
La derrota, el fracaso, los miedos, son parte de la vida y es tu obligación, tu reto y tu motivación aprender de cada uno de estos momentos que, sin dejar de ser difíciles y dolorosos, te ayudarán a crecer como atleta y como persona.