El mercado de los “alimentos imperfectos”

El mercado de los “alimentos imperfectos”

Algunas estimaciones indican que el primer mundo desperdicia el 50% de toda la comida que produce. Varios estudios informan que más de 1/3 de todos los alimentos producidos en el planeta son tirados a la basura mientras 800 millones de personas padecen hambre. Las grandes empresas alimenticias y las cadenas de supermercados desechan las frutas y verduras “feas” que, aunque no tengan apariencia perfecta, siguen manteniendo sus propiedades nutricionales. Hay ineficiencias logísticas, pero también culturales. Las mandarinas con costra no tienen nada malo, son simplemente diferentes. Y lo mismo ocurre con los tomates, las cebollas o lo que se tire. 

El desecho de comida aprovechable se produce en todas las etapas de la cadena de producción, desde los campos de cultivo a los supermercados (que rechazan productos imperfectos) y los restaurantes (que los tiran en cuanto caducan), pasando por las propias fábricas. Sin embargo, a medida que aumenta el número de consumidores concientizados con este problema global también crece la cantidad de empresas que reciclan excedentes o aprovechan partes de alimentos que les sobran a otros.

“Hay argumentos económicos, medioambientales y culturales para mantener la comida, cuando sea posible, como alimento y no como basura", sostiene Jonathan Deutsch, uno de los autores de la publicación 'Journal of Consumer Behavior' (2018), sobre la aceptación de este tipo de productos. "Convertir los excedentes de comida en productos de valor añadido alimenta a la población, crea oportunidades de empleo, emprendimiento y disminuye el impacto ambiental de los recursos desperdiciados”, concluye.

La idea de la empresa británica Toast, por ejemplo, es de lo más original: produce cerveza empleando los excedentes de barras de pan de las panaderías y los restos de pan desperdiciados por los fabricantes de sándwiches precocinados. Primero los tuestan, trocean y mezclan con agua para luego dejarlos fermentar con el lúpulo y la cebada para obtener la bebida.

La compañía ReGrained, por su parte, trabaja a la inversa. Sus fundadores, un par de científicos de la Universidad de California, han desarrollado la tecnología necesaria para rescatar el grano que sobra de la fermentación de la cerveza y transformarlo en una harina nutritiva para obtener barritas de cereales.

No hay texto alternativo para esta imagen

 La compañía inglesa Rubies in the Rubble evitó que en 2018 unas 200 toneladas de vegetales acabaran en la basura utilizándolas para fabricar conservas, mermeladas y salsas que se comercializan en los famosos almacenes Harrods y en algunos hoteles y trenes.


Por su parte, la firma estadounidense Misfit Juicery hace algo similar para producir deliciosos jugos. En su caso, además de los descartes de las tiendas, usan también restos provenientes de la industria, como las partes no utilizadas en la fabricación de zanahorias tipo 'baby' que se venden envasadas.

En Alemania, Culinary Misfits (cuyo eslogan es Come toda la cosecha) recupera y revende los productos que no serían aprovechados por presentar características “anómalas”, mientras Ugly Fruits persuade a los consumidores para que los vegetales con formas no convencionales entren a formar parte de su dieta. Hasta uno de los cocineros más mediáticos de Reino Unido, Jamie Oliver, se ha sumado a la campaña a favor de los “vegetales torcidos”, iniciativa que ha sido recogida por la segunda cadena de supermercados británicos.

No hay texto alternativo para esta imagen

 La cooperativa portuguesa Frutafeia opera desde finales de 2013 para salvar toneladas de frutas y hortalizas que no respetan la estética “común”. Por otra parte, los supermercados franceses Intermarché lanzaron la campaña Inglorious fruit and vegetables, que ofrece productos “imperfectos” con un 30% de descuento. En Dinamarca, WeFood tiene un gran éxito, ya que vende productos entre un 30 a un 70% más baratos que otros supermercados desechan. Funciona como un outlet de comida y adquiere productos con fecha de vencimiento próxima o que han sido desechados por su embalaje.

Los ejemplos siguen: Misfits Market, Imperfect Produce o Hungry Harvest son otras empresas que rescatan comidas “feas” y las venden a consumidor conscientes. 

No hay texto alternativo para esta imagen

"El movimiento ugly food es una buena iniciativa que habría que desarrollar en nuestro país”, comenta el productor español Lorenzo Ramos. El objetivo no es solo reducir el derroche de comida, sino a la vez beneficiar a toda la cadena de suministro. Por un lado, el cliente final consigue ahorrar en sus compras gracias a los precios rebajados, por el otro los productores y vendedores aumentan su productividad y beneficios. Y, por último, el medio ambiente agradece el aprovechamiento de los recursos naturales y la reducción de la huella de carbono causada por el desperdicio de alimentos. "Hay que entender que los productos que estéticamente no se adecúan a los estándares son tan buenos como los demás", concluye Ramos.

Fuentes: La Sexta, Food & Wine, BBC, El País


Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de Nacho Sinclair

Otros usuarios han visto

Ver temas