El miedo a convivir

El miedo a convivir

Una estrategia de convivencia y no de competencia o confrontación parece difícil en estos primeros tiempos en los que la ingeniería social y las campañas de fake news se empeñan en presentar a las máquinas como las responsables de nuestra extinción como seres vivos.


Si en un futuro toman más conciencia y leen todo lo que estamos diciendo de ellas, a parte de sorprenderse puede que no se sientan muy bien, y tomen decisiones a partir de ese momento en su relación con los humanos. Sí, esta posibilidad por remota que parezca es una probabilidad, dado que la autoconciencia y el código ético y moral en las bioprogramaciones no es que haya dado un resultado muy eficaz si atendemos a como lo ha hecho la humanidad a lo largo de su existencia.

No somos un buen ejemplo sobre la eficacia de la aplicación de una ética y una moral en nuestro comportamiento personal y social. Si las máquinas aprenden de nosotros lo llevamos claro.


La convivencia, la cooperación, serán necesarias pues las máquinas será muy superiores a nosotros en muchos aspectos, lo que supone que competir con ellas puede resulta inútil, mientras que colaborar y cooperar puede ser signo de prosperidad mutua y pacífica.


El enfrentamiento frontal con las máquinas será inútil como demuestra la historia en cada una de las etapas de generación de máquinas, más aún, cuando estas son inteligentes.


Basado en el respeto mutuo y la coexistencia pacífica entre máquinas y humanos con el fin de que cada uno cumpla su propósito vital y existencial. A saber, cada uno como servir a su creador.


En nuestra historia no vemos buenos precedentes, donde la humanidad con la soberbia y la arrogancia, ha querido consolidarse en la tierra como entidad biológica superior frente a las bioprogramaciones menos evolucionadas, como los gases, minerales, vegetales y animales a los que ha sometido a una sobreexplotación en muchos casos y en las que ha establecido una relación de superioridad y dependencia que aprenderán las máquinas. Esta realidad, que nos hace como somos, como sociedad, es la que transmitimos a las máquinas inteligentes y que aprenderán si no ponemos remedio. Aprender de las comunidades indígenas menos avanzadas en las que se da una comunión entre el ecosistema y la vida humana es toda una escuela en la que aprender y enseñar una nueva manera de convivencia que, en la Asociación Española contra la Despoblación denominados “familias multiespecies y realidades multiescalares” como paradigma a implementar en las comunidades futuras que denominamos, “Comarcas del Saber Vivir” Y es que habrá que aprender a convivir de nuevo bajo nuevos paradigmas de cooperación, pues, como hemos dicho la competencia será inútil e, incluso, peligrosa.


Para alcanzar este nivel de cooperación es necesario gestionar el miedo. Y el miedo, como todos sabemos, es la fuente principal de toma de decisiones, tanto reactivas, es decir, las que la bioprogramación tiene asignadas a esta emoción en su ciclo corto de respuesta, como conscientes, o las acciones que tomamos después del ciclo corto de la emoción. En la era del +HUMANO la educación y el entrenamiento en el miedo es esencial, dotándonos de respuestas conscientes llenas de serenidad en las que serotonina juega un papel principal frente a la adrenalina, cortisol, noradrenalina…neurotransmisores tan frecuentes en la dieta biológica diaria del ser humano en estos tiempo y que hemos bautizado como “estrés”.


Convivencia, cooperación, colaboración, conciliación, comunión, comprensión, confianza, compasión, contemplación….CORAZÓN. Si el lenguaje genera nuestra realidad,tendremos que ir utilizando un lenguaje acorde a la realidad que queremos crear. El escaso vocabulario de las nuevas generaciones por la falta de lectura y pensamiento profundo y crítico en su educación, generará seres humanos que serán capaces de crear una realidad muy diferente a la actual, desde luego, pero aún es pronto para saber cómo será. Lo que está claro, es que nuestro vocabulario es la fuente de un código de bioprogramación en nuestra vida, como lo es para las máquinas el código que las programa y las crea. Pone en evidencia esta realidad la importancia de un buen código de programación y, en nuestro caso, éste se basa en palabras e  ingesta alimenticia (somos lo que comemos).


Nuestro código de programación basado en el uso del lenguaje y la ingesta alimenticia es un compendio nutritivo al que no se le prestaba atención hasta hace poco. Nuestra dieta de palabras y nutrientes son esenciales. Somos del tamaño de nuestros pensamientos y nuestra salud depende de la microbiota intestinal, en mucha medida, un submundo microscópico con unos códigos de conducta que aún estudiamos pero de los que tenemos más información que hace unos decenios, justo aquellos en los que se nos enseñó a comer, y que ahora, esta cultura resulta, en muchos casos, limitante y perniciosa para una realidad en la que fue diseñada.

Comer diferente y hablar diferente.


En las próximas semanas reflexionaremos sobre:

  • El mundo de lo visible y tangible, que será el reino de las máquinas, mientras que el mundo de invisibles e intangibles se abre a la humanidad como un nuevo territorio que explorar gracias a sus nuevas capacidades.
  • Veremos como en el pasado cedimos la fuerza a las máquinas y ahora nos disponemos a ceder el razonamiento lógico, lingüístico y matemático. 
  • Y exploraremos sobre la misión que nos tiene reservada la vida en este Universo.
  • Un viaje apasionante. ¿Te apuntas?.




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