PARA GANAR TIEMPO

PARA GANAR TIEMPO

¿Para qué? 


La respuesta en el caso de las máquinas es sencilla, tiene un uso, un destino, una función. Su obsolescencia programada y sus códigos de programación hacen de ellas entidades sin autonomía para con su destino y función, todo está claro, su misión es parte del código, es su propósito, su Ikigai, como gusta decir ahora.


Por nuestra parte, la humanidad, lleva, desde siempre, intentado descubrir su para qué, su Ikigai. Esta búsqueda, esta sed de conocimiento y de respuestas nos hace diferentes a las máquinas.


En cada generación se avanza en conocimiento sobre el Universo y la naturaleza micro y macro que nos rodea. Tenemos cada vez más información, lo que no nos hace más sabios,  atendiendo a los problemas, de todo tipo, que presentan millones de seres humanos en el mundo, desde lo material a lo espiritual.


Los datos y la información son el alimento de las máquinas y, ahora, les hemos transferido todos los posibles, generando con ello máquinas que admiramos y que nos sorprenden tanto, que las hemos denominado inteligentes, pero que no pueden solucionarnos el para qué de la misma vida.


Ellas, las máquinas inteligentes, sólo trabajan con los datos que conocemos, con la información que tenemos, por lo tanto, están en el mundo de lo cognoscible y lo tangible, siendo lo invisible, no tangible y no cognoscible  un campo al que no pueden acceder y con el que no pueden relacionarse. Esto marca una gran diferencia con el ser humano. 


El ser humano tiene una innata necesidad de afirmarse sobre una sóla pregunta: ¿Existe Dios? (entiéndase, como Sabiduría generadora de la vida universal, el Creador), tomando por una de las tres opciones, si, no, no sabe no contesta. 


Pero en esta búsqueda de respuesta el ser humano, la bioprogramación, a lo largo de las culturas que han intentado contactar con el Creador, nos encontramos con grandes luces y grandes sombras. Lo que está claro es que está pendiente la tarea de verificar ese encuentro o descubrimiento.


Este anhelo, esta sed de VERDAD, es decir, de conocer realmente el código de programación de todo esto que llamamos VIDA y el mismo UNIVERSO, es un para qué existencial del humano al que la máquina inteligente puede aportar mucho, dado que, si la parte racional es su dominio, la parte espiritual es la del humano.


Denominamos espiritual a todo cuanto acontece en nuestra vida relacionado con lo que no vemos, no saboreamos, no tocamos, no oímos y no olemos, es decir, lo que se nos escapa a los cinco sentidos, pero que, como afirma la Metafísica y la Física Cuántica, conforma la mayor parte de la realidad, dado que los sentidos no captan más que un porcentaje. Un mundo invisible, intocable, inoloro, inapreciable en el que las máquinas no pueden entrar al carecer de los cinco sentidos combinados y la magia de su interacción.


Por tanto, la inteligencia espiritual, como la manera más eficaz de relacionarnos con ese mundo al que no acceden las máquinas, viene ahora a consolidarse como la forma de diferenciarse con más eficacia de las máquinas.


Pero es indudable que el tándem máquina-humano en la conquista de la dimensión espiritual es fundamental, al descargar al humano de múltiples tareas mentales y dejar espacio para que se pueda enfocar en un desarrollo espiritual de tipo más experiencial.


Sabemos que el silencio contemplativo, para lo que se necesita tiempo  de calidad, es un espacio de trabajo necesario, como ha demostrado la neuroplasticidad del cerebro, para alcanzar altas cotas de inteligencia espiritual.

Y, gracias a las máquinas, dispondremos de más tiempo.


La República tuvo una gran alianza con las máquinas en su guerra contra el malvado Imperio, tal y como nos cuentan en la saga de la Guerra de las Galaxias, pero era la inteligencia espiritual de sus Jedi los que ofrecían un poder determinante en su lucha contra el lado oscuro de la fuerza.


En nuestra convivencia y alianza entre humanos y máquinas nos espera un mundo apasionante lleno de luces, pero también, el lado oscuro y sus ambiciones se alzarán en la eterna lucha entre los dos lobos interiores de la famosa leyenda Cherokee que habla de la batalla interna que libran en nosotros el bien y el mal, 


¿Y quién ganará la batalla? AL QUE MÁS Y MEJOR ALIMENTEMOS.


En las próximas entregas expondremos el entrenamiento más básico para comenzar con este camino de cooperación entre máquina y humanos para alcanzar un nivel superior de desarrollo humano, un mundo +HUMANO.


Veremos como el Ikigai cambiará para todos y serán los que antes lo encuentren y diseñen los que avanzarán hacía cotas de desarrollo +HUMANO gracias a la colaboración con las máquinas inteligentes. 


Profundizaremos en la revolución del tiempo que se avecina, pues tendrás mucho y, como decían nuestr@s abuel@s:

El tiempo es ORO.





Lidia Mª Díaz

presidenta en Asociación Española Contra la Despoblación

1 año

Destaco, por destacar algo este parrafo: "el tándem máquina-humano en la conquista de la dimensión espiritual es fundamental, al descargar al humano de múltiples tareas mentales y dejar espacio para que se pueda enfocar en un desarrollo espiritual de tipo más experiencial" Una vez teniendo cubierta la base de la Pirámide de Maslow empezamos a intentar entendernos y entender bajo dos preguntas bien distintas ¿por qué estoy/estamos aquí? ó ¿para qué estamos aquí? Y ese tiempo que las máquinas nos llevan dando desde hace mucho y que cada vez es mayor, es muy ilusionante. Respecto a esd tiempo y esas preguntas, me quedo con ¿Para qué estamos aquí? Meditemos y Contemplemos

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