El miedo a emprender, el miedo a ser.

"Qué bueno que son emprendedores y les va bien! Felicitaciones, realmente han tenido mucho coraje de dar el salto y arriesgarse! Yo hace año que tengo ganas de hacer algo así, no sabés como sufro la relación de dependencia, los horarios, el lobby con mi jefe!" 

Hace unos 8 años, desde que creamos Centras, que escuchamos con Diego De Bella mi socio, comentarios similares, con más o menos matices.

Ser emprendedor genera admiración; pero es en general una admiración pasiva. 

"¡Qué bueno lo que hicieron! ¡Yo quiero hacer lo mismo!"

Pero no hacen lo mismo, ¿por qué? 

¿Por qué si espontánea y libremente manifestamos que deseamos algo, no lo hacemos? ¿Por qué si tenemos claro que no queremos más una relación laboral, no la cambiamos? 

¿Por qué si sufrimos 45 horas semanales (o mucho más, ya se) no nos tomamos al menos una hora semanal a pensar concreta y seriamente en cómo podríamos cambiar nuestra realidad?

Retrasar el cambio, maquillar la verdad, hacernos los tontos, es una victoria pírrica del intelecto. No importa cuánto anestesies tus ansias de tener libertad de acción en tu propio proyecto... ese anhelo siempre estará allí y siempre se las ingeniará para asomarse y recordarte que a algunos de tus sueños no les estás dando el lugar que se merecen.

Podríamos reflexionar un montón respecto a lo que a mi socio le gusta llamar "el salto al vacío". Si los Domingos después del mediodía empezás a tener una sensación de cierta angustia, si sos un fanático del snooze en el despertador los lunes, si sos esclavo del reloj, si empezás a llamar previernes al jueves, si tu jefe te desespera, si a tu pareja le hablás todo el tiempo del trabajo y a tu psicólogo también... estás pagando un precio alto en tu vida. Buena parte de tu vida escapa a tu control y tiene una alta dosis de displacer. 

Sí tenés proyectos, si tenés ganas de desarrollar un negocio, si querés involucrarte en el paso a paso del mismo, si te das cuenta que al pensar en eso sonreís, si sentís adrenalina corriendo por tu cuerpo, cómo endorfinas al correr... estás pagando un precio alto en tu vida, por no darle una chance a esa emoción que estás reprimiendo. 

¿Qué es aquello que te brindan en contraprestación a tu libertad y felicidad que es tan valioso como para desestimar tus sueños y deseos?

¿Dinero? ¿Status? ¿Comodidad? ¿No tener que dar explicaciones a familia y amigos sobre tu decisión? ¿Hacer algo distinto a lo que hace casi todo el mundo?

Sí, es un mix de todo eso. Y tiene un nombre: Miedo. 

No podemos escapar del miedo. El miedo siempre estará allí y está bien, cuando uno deja de tener miedo, puede tomar decisiones equivocadas, sentir que no existe el riesgo, sentir que no tiene nada que perder, sentirse inmortal. El miedo tiene utilidad, te hace pensar, reflexionar. Pero el miedo puede también paralizarte, hacer desestimar ideas, resignarte a lo que realmente deseas.

Utilicemos el miedo positivamente. Que el miedo sea nuestra reflexión previa a la acción y no nuestra razón por la cual no intentamos hacer algo que nos emociona. Trabajemos en esto, aunque sea una hora por semana. Nos va la vida, al menos la vida que queremos intentar transitar, en ello.

 Cristian Kuklis

ck@centrasrh.com.ar

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Centras RH es una consultora de recursos humanos orientada a las estrategias de negocio de nuestros clientes.Con sede en Buenos Aires, Argentina, desde el año 2008 hemos desarrollado proyectos en varias provincias de nuestro país, también en América Latina, Estados Unidos, España y China. Somos especialistas en selección, research & hunting. Diseñamos, dictamos capacitaciones y asesoramos sobre management, recursos humanos & emprendedorismo. 

PD: La foto que ilustra el post es trabajando en Koh Phangan, Tailandia, Abril 2015.