El nuevo entorno de trabajo: humano, resiliente, sostenible, diverso

Un nuevo escenario exige un nuevo entorno de trabajo. El panorama social y laboral dista muchísimo del que teníamos hace apenas dos años. Para las empresas, pasado el shock inicial, se abrió la oportunidad de repensarse a sí mismas, de generar un modelo laboral acorde a los nuevos tiempos y adaptable para soportar futuras disrupciones.

El primer rasgo saliente de este nuevo esquema es la humanización de los liderazgos. Ya no necesitamos jefes sabelotodos que presionen a sus colaboradores para obtener la mayor cantidad de objetivos en la menor cantidad de tiempo.

Hoy emergen otros valores: la empatía y la capacidad de escucha, el poner en el centro a las personas, la transparencia, la humildad, la colaboración, la coherencia… Y, fundamentalmente, la vulnerabilidad. La crisis golpeó a todos por igual: los líderes todopoderosos ya no inspiran confianza.

El segundo elemento clave de los nuevos entornos laborales es la resiliencia. Los líderes no sólo ya no son portadores de la verdad y del conocimiento absolutos: deben ser flexibles para desaprender todo lo aprendido de ser necesario, al tiempo que, con una mezcla de coraje, visión estratégica y perseverancia, buscan gestionar con eficacia en lo inmediato sin perder de vista el impacto positivo para el largo plazo, siempre con la conciencia de que si llega una nueva ola de cambios, habrá que salir a navegarla de nuevo.

El eterno y (cada vez más) delicado equilibrio entre reflexión y acción, con la templanza necesaria para no precipitar decisiones y el pulso firme que hace falta para no demorarlas más de la cuenta.

La tercera característica distintiva de estos entornos laborales es la sostenibilidad. En este sentido, los liderazgos necesitan incluir una mirada muy amplia a las amenazas que puedan presentarse en relación al bienestar de las personas, de la sociedad y del entorno para mantener la legitimidad social y, sobre todo, la confianza.

Sin transformación sostenible una organización no puede prosperar en esta era. El líder, en ese sentido, debe demostrar un enfoque sistémico, colaborativo y circular que involucre no solo las acciones de su organización, sino la de toda su cadena de valor, para crear verdaderos ecosistemas de innovación sostenibles. De nuevo un delicado equilibrio: los resultados no serán inmediatos, pero cada impacto positivo que se genere habrá valido la pena.

Por último, el nuevo entorno de trabajo es necesariamente diverso.

Una fuerza laboral diversa es más creativa, se siente más a gusto en el trabajo y está más comprometida: un dato clave en una época en que la retención de talentos representa un verdadero desafío para las organizaciones. Además, los clientes también son diversos, por lo que la existencia de equipos diversos permite alcanzar una mejor sintonía. El principal desafío en este sentido es acoger realmente la diversidad, generar verdadera inclusión y apoyar a los colaboradores no solo puertas adentro de la organización, sino en aquellas causas que sean significativas para ellos.

Humano, resiliente, sostenible, diverso. Cuatro palabras que ya están delineando el entorno laboral del futuro inmediato.