El problema con los titulares
Una consecuencia de que las personas reciban la información sobre los diferentes acontecimientos nacionales e internacionales en las redes sociales, es que ya no leen la noticia completa y por ende, sacan conclusiones a partir de tan solo una frase de menos de 70 caracteres. Esta situación no solo perjudica nuestra compresión y en consecuencia nuestra opinión sobre cualquier tema, también es una muestra de la despreocupación ciudadana sobre lo que sucede en nuestra ciudad, en nuestro país y en el mundo.
Tomemos por ejemplo el titular de la página web de El Comercio del día de 13 de diciembre. Este tiene 58 caracteres y si bien puede ser un titular objetivo, no es toda la noticia. Un buen titular, al igual que el título de un libro, o la página inicial de un sitio web, tiene dos funciones: ser lo más llamativo posible para motivar a que la gente se de el tiempo para revisarlo, y también sirve como un abreboca, para que quien lo vea pueda formarse una idea concisa de lo que trata el contenido.
Varios textos anglosajones utilizan el término“clickbait” para identificar a un título específicamente diseñado para que los usuarios prosigan a ver el contenido, sea cual sea el medio utilizado
Si bien el término no está bien arraigado en nuestra lenguaje cotidiano, su significado no es ajeno a nuestra realidad.
Como ciudadanos debemos ser más consecuentes con nuestra obligación como ciudadanos. Si bien, puede que ciertos temas de coyuntura no llamen nuestra atención y nos sea suficiente con tan solo pasar de titular en titular, o dependiendo del caso, de imagen en imagen. Cada uno de nosotros, considero que tiene una responsabilidad como ciudadano de mantenerse informado.
No solo es importante el acceso a la información sino la utilización de esta, lo que nos mejora nuestra capacidad de reflexión y crítica. Es por eso que, al igual que no podemos juzgar un libro por su portada, tampoco podemos juzgar a un acontecimiento noticioso por su titular.
Recordemos que la información por sí sola es inútil, su valor se genera al darle uso a esta. Lo cual me recuerda a las clases de física en el colegio. El valor de la información se asemeja a la energía potencial de un objeto sobre una colina, el resto lo pueden deducir ustedes.
Nota: Esta idea me la dio un amigo del trabajo, a quien agradezco su apoyo y curiosidad sobre el tema del anterior artículo.