El quid de la cuestión es Estar bien para dar lo mejor de nosotros dentro de un sistema laboral equilibrado que impulse mi evolución.
¿Para qué trabajamos y cuáles son las consecuencias de un trabajo no equilibrado en las diferentes dimensiones del BienEstar?
Las personas trabajamos por 4 motivos: por dinero, por aprendizaje, por carrera profesional y por propósito, porque creo en lo que hago.
De muchos es sabido que pasamos una media de 33-38 horas semanales trabajando, lo que supone unos 7-8 años de nuestra vida. Sin embargo, no hacemos el ejercicio de pararnos a medir la calidad de ese tiempo en el trabajo o de si el retorno, está en equilibrio con nuestro para qué laboral. De hecho, no hemos pensando en las consecuencias físicas, mentales, emocionales y relacionales que puede suponer una mala gestión de nuestro estado de salud y bienestar laboral. Muchos de nuestros problemas de salud y personales son consecuencia de la falta de plenitud y el mal estar profesional, sin ni siquiera haberlo asociado hasta que se vuelve muy evidente.
Pero, ¿cuál es el origen de ese mal estar?
Tener clara cuál es la causa concreta es una tarea ardua que nos compete a todos. De hecho no hay una única causa, sino múltiples factores que coinciden en tiempo y espacio.
Lo que sí se hace notar con más claridad son los efectos negativos del mal estar laboral como son: desmotivación, apatía, falta de compromiso, improductividad, estrés crónico, problemas musculo esqueléticos, bajas, absentismo laboral, ambiente tóxico que puede generar mala reputación, fuga de talento, mucha movilidad de clientes, depresiones, vidas vacías, sentimiento de exclusión, falta de desarrollo y crecimiento empresarial, falta de concentración, mayores tasas de error, cardiopatías, problemas digestivos, insomnio…y si seguimos, esto puede derivar en problemas de pareja, relaciones complicadas con los hijos, soledad, falta de tiempo de ocio de calidad, abandonarse a uno mismo, tener un sentimiento de vivir una vida sin sentido, etc.
Trabajar y ganar dinero genera libertad y bienestar, pero si el precio a pagar es una falta de realización personal, estancamiento, altos niveles de exigencia y sacrificio de otras dimensiones del bienestar por un trabajo que no nos hace sentir pleno y conectado con un propósito, las posibilidades de enfermar o entrar en apatía con los años, son altas.
Si tratamos de entender, aunque sea en una pequeña parte, las “causas” de las crispaciones actuales en el ambiente laboral, cabe destacar que la evolución humana requiere de la adaptación a las nuevas necesidades, buscando ese suave equilibrio que caracteriza a cualquier proceso natural. Sin embargo, muchas veces tratamos de seguir manteniendo estructuras mentales, económicas, sociales y culturales que ya no nos sirven en el entorno actual. Está claro que la forma de trabajar, de organizarnos como sociedad, como sistema económico y como empresas, que lo que buscamos como empleados y lo que esperamos de nuestros líderes ha ido cambiando a una gran velocidad los últimos años.
Entre estos cambios, se hace cada vez más evidente el paso de modelos jerárquicos e impositivos de liderazgo, donde la empresa se ve como una máquina y las personas son piezas de producción que buscan cubrir las necesidades básicas de reconocimiento, seguridad y afecto, a modelos democráticos y participativos, donde la empresa es considerada un organismo vivo, un sistema humano que creamos y cuidamos entre todos , conectando en valores y poniendo el foco en necesidades superiores de contribución, conexión y servicio.
Un fenómeno importante a destacar en este proceso de cambio y adaptación, es la convivencia actual de hasta 5 generaciones en los equipos de trabajo y en el mercado. Lo que está claro es que pasamos de generaciones que buscaban el progreso y oportunidades de trabajo con altas dosis de fidelidad a las empresas, a generaciones menos comprometidas que valoran más tener calidad de vida, tiempo, libertad de elección y que conectan con empresas que tienen un impacto positivo en la sociedad, así como en querer trabajar en lugares que compartan sus valores personales. Generaciones que buscan su propia evolución y no la del propio sistema y que dan valor a otras áreas de la vida por encima del progreso y desarrollo laboral.
Los millennials y la generación Z TIENEN VALORES, que son diferentes a los de los Baby Boomers o los de la generación X. Sus valores y necesidades son consecuencia de lo que les ha tocado vivir. Todos somos consecuencia de lo anterior, por eso es importante conocer nuestra historia y conocernos a nosotros mismos. Hacernos preguntas como: ¿Qué nos mueve? ¿Cuáles son nuestras prioridades?
Estas generaciones dan más importancia a su bienestar y a la posibilidad de hacer aquello que sienten que han venido a hacer. Buscan un sistema que les sirva a ellos para desarrollar su potencial y no que ellos sean esclavos del sistema.
El problema es que muchas personas no saben qué han venido a hacer, qué les mueve ni porqué. No han realizado la importante tarea de CONOCERSE.
El conocimiento nos da herramientas en la vida, nos permite adelantar y prever situaciones, modificar cosas, actuar en coherencia, tomar mejores decisiones…Sin embargo, cuando hablamos de Auto-conocimiento laboral salimos corriendo en las empresas, cuando éste es la primera llave del bienestar. Paso a citar una frase de uno de los libros de estrategia más influyentes de Asia.
“Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo, y saldrás triunfador en mil batallas”
- Sun Tzu, El arte de la guerra -
Entonces, ¿qué es el bienestar laboral?
Podría decirse que es un estado en el que la persona se siente conectada, segura y conforme con las condiciones en las que lleva a cabo su trabajo.
Pero desde el punto de vista holístico, yo me atrevo a decir que el bienestar laboral o Wellbeing Corporativo consiste en alcanzar el equilibrio entre la cultura empresarial y la estrategia en una interrelación armónica entre las diferentes dimensiones que lo componen y donde exista una libre adhesión de sus públicos al movimiento natural de la empresa gracias la conexión en valores y propósito.
Sin embargo, esas condiciones y el grado de importancia que otorgamos a cada dimensión, son diferentes para cada persona. De ahí, que como ya he comentado, invertir en uno y en su autodescubrimiento y autocuidado sea clave para saber qué cosas me hacen estar bien y qué cosas no.
¿Cómo se consigue ese Wellbeing Corporativo?
1. Encontrando ese potencial que está oculto en nosotros, del que no somos conscientes. Cuando logramos captar ese potencial, somos imparables.
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2. El autocuidado y autoconocimiento como herramienta de expresión, desarrollo del talento y expansión.
3. Alinearme y adherirme a una empresa con un proyecto donde tenga valores compartidos y coincida en propósito.
4. Permitirse equivocarse y experimentar. Dejemos de exigirnos un resultado exitoso.
5. Trabajar en la obtención de ese armónico equilibrio entre las diferentes dimensiones del bienestar. Para eso debo conocer en qué estado se encuentran cada una en mi vida, qué peso tienen para mí y en qué nivel debo realizar el cambio.
¿Cuáles son los beneficios del bienestar laboral?
La implementación de programas de bienestar laboral puede ayudar mucho a la empresa, no solo en la captación y retención de talento, así como en la mejora de productividad, sino también en algunos aspectos como los siguientes:
§ Reducción de los niveles de estrés del equipo mejorando su productividad
§ Mayor facilidad para el trabajo en equipo mejorando la generación de nuevas ideas.
§ Desarrollo de habilidades blandas como foco formativo.
§ Mayor motivación de los equipos.
§ Disminución de la rotación en la empresa.
§ Reducción del absentismo.
§ Mejor conciliación de la vida personal y laboral.
§ Desarrollo real del talento desde lo que somos, desde la identidad.
§ Crear empresas integradas en su ecosistema global, en armonía y concordancia con la sociedad a la que sirven.