ELECCIONES EN ECUADOR: LA SEGUNDA VUELTA Y LOS RETOS DE LOS CANDIDATOS FINALISTAS

ELECCIONES EN ECUADOR: LA SEGUNDA VUELTA Y LOS RETOS DE LOS CANDIDATOS FINALISTAS

El próximo gobierno se encuentra con un panorama incierto y con varias aristas que va a tener que dar prioridad según los planes que presentaron los dos candidatos finalistas como opción en sus campañas. Por un lado el próximo gobernante recibe un estado en proceso de transición pues lo poco que ha hecho el gobierno saliente no fue suficiente para desterrar las prácticas politiqueras, engañosas y envolventes que el socialismo disfrazado de izquierda ha utilizado de forma sostenida y que ha vendido lamentablemente con triste acogida en los pueblos de América Latina y el Caribe.

 

Se le hará muy difícil al nuevo presidente lograr un crecimiento del estado por varios factores, entre estos la reacción de la gente basada en la pésima gestión del gobierno de  Lenin Moreno; si algo quedó claro es que una estructura burocrática obesa e ineficiente no se puede mantener sin dinero  y por tanto muy dificilmente podrá cumplir con las ofertas de mantener los puestos de trabajo en el sector público a menos que nuevamente el país goce de precios de petróleo sobre los 100 dólares que según especialistas en la materia es improbable pues podrían llegar máximo a 70 dólares por barril( en los últimos meses cotiza en un promedio de 65 dólares el barril por lo que se ve lejano un incremento en los próximos 36 meses).

 

Por otro lado, el acuerdo comercial firmado con la Unión Europea ya no se puede renegociar o modificar, de igual manera el ingreso del Ecuador a la Alianza del Pacífico como miembro pleno. El gobierno de Correa era claramente opuesto a ellos, sin embargo el comercio exterior con el bloque europeo ha generado un aumento de ingresos por exportaciones no petroleras de 2832 millones en el 2016 a 3.314 millones en el 2020 según cifras emitidas por el Consejo de Cámaras de la Producción. En el 2021 se espera el incremento aproximado de un 3% en relación al año pasado, es decir que después de 25 años de ser un país exportador de  materias primas, está actualmente exportando productos industrializados por lo que el apoyo a este sector es esencial. No olvidemos que el gobierno correísta promulgaba el “cambio de la matriz productiva”, cuando este proceso no se consolidó. El candidato Guillermo Lasso, por su parte, ha manifestado su apoyo a estos acuerdos y desea seguir en la misma línea de resultar electo.

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En esta coyuntura política, la ciudadanía tiene 2 opciones claras: Andrés Aráuz, un personaje de izquierda representante de Correa (foro de Sao Paulo, Grupo de Puebla, etc.) a quien se lo asocia con diez años de bonanza, grandes obras y bienestar pero a la vez con corrupción, sobreprecios y autoritarismo, lo cual puede dificultar la decisión en el elector común; por el otro lado Guillermo Lasso,  un empresario a quien los rivales políticos han encasillado como “banquero” (que para la colectividad es un enemigo), narrativa basada en los graves acontecimientos del feriado bancario y sus consecuencias. Sin embargo actualmente la población que sufrió ese episodio no pasa de un 20% pues la mayoría de los votantes está entre los 16 y 35 años por lo que ese argumento ya no convence a ese grupo poblacional. Lo que ha calado desgraciadamente en el inconsciente colectivo es un discurso de odio y confrontación, la lucha de clases (pobres contra ricos) que ha sido utilizado permanentemente por Correa y sus aliados en todo su mandato.

 

El movimiento que auspició al candidato Aráuz no pudo ganar en primera vuelta por la presencia de demasiadas opciones electorales (en total 16 binomios), por tanto el mapeo de los actores cambió de manera radical y obligó a los representantes de esta opción (Andrés Aráuz y Carlos Rabascall) a cambiar su estrategia y buscar un acercamiento con actores políticos que les sumaran votos. La respuesta no fue la que esperaban por lo que optaron por separar la figura del caudillo Correa de su discurso pues al ser un personaje aún influyente en la política nacional les perjudicó con declaraciones sobre diferentes temas como el aborto, los derechos de las minorías y un mensaje enardecido reciente en el que amenaza con vengarse de todos aquellos que han "traicionado" su postura y al país.

 

Como mencionamos anteriormente, la mayoría de votantes entre 16 y 35 años están conectados con temas que el mismo Correa nunca fue capaz de articular de forma correcta en su gobierno, además  del constante abuso, descalificación y lenguaje de odio a mujeres , periodistas  y opositores políticos, lo que ha provocado que este nuevo grupo de electores busque una opción más cercana al respeto de los derechos y  tolerancia con las diferencias, de ahí los resultados sorprendentes de la votación de los candidatos Yaku Pérez (que prácticamente queda en un tercer lugar con una mínima diferencia en relación a Guillermo Lasso) y de Xavier Hervas, la carta renovada de la Izquierda Democrática que hizo una campaña fresca y más original.

 

Este grupo de electores mencionados podría encontrar una mejor respuesta en la campaña de Lasso que hace declaraciones sobre el respeto de diferentes creencias y derechos colectivos en su eventual gobierno, dando un giro frente a la primera vuelta en donde esos temas quedaron ausentes, logrando aparentemente una respuesta positiva y llegando al elector que no se informa a través de medios tradicionales y que prefiere utilizar de manera más efectiva los medios digitales y redes sociales, por lo que parecería que esta campaña está articulando los cambios que requería para llegar a los votantes de otras opciones.

 

Según varias encuestas de diferentes empresas a las que hemos tenido acceso, el aumento de intención de voto favorece en mayor medida a la opción de Lasso; por su lado Aráuz ha logrado convencer hasta la segunda semana de marzo apenas a un 8% (porcentaje 1era vuelta y proyección a 2da 40.72%) y con posibilidades de un virtual estancamiento versus Lasso que ha logrado llamar la atención de un 17% (porcentaje 1era vuelta y proyección a 2da 36,74%) con posibilidades de alza (el inicio de la campaña no había iniciado oficialmente en esta fecha). Según los porcentajes presentados aún existe aproximadamente un 23% de electores indecisos, por lo que estas proyecciones nos llevan a pensar que los resultados porcentuales entre el candidato ganador y el perdedor serán de apenas décimas tal como en 2017 sucedió entre Moreno y Lasso.

 

Hace pocos días inició la campaña para segunda vuelta y no se puede vaticinar lo que pueda suceder pero adicionando la pasividad, errores y falta de ejecutividad del gobierno de Moreno que validaría la hipótesis de haber sido una figura utilitaria, los resultados podrían pasar factura a sus ex coidearios. A pesar de todas las acciones de este grupo para marcar distancias de Moreno, la semana pasada los asambleístas del bloque de la Revolución Ciudadana (pro Correa)  junto con los miembros de Alianza País (partido original de Correa y supuestamente alineado a Moreno) votaron juntos contra un proyecto de ley que promovía la independencia de la Fiscalía y los entes de control del ejecutivo. Esta inusual “coincidencia” ha calado en la opinión pública, pues ver nuevamente a los miembros de Alianza País votando en unanimidad luego de cuatro años de descalificar a quienes se quedaron en ese movimiento y de expulsar a Correa de sus filas es ciertamente desconcertante.

 

En cuanto a mantener el dólar como moneda,  la pretendida desdolarización anunciada por Andrés Aráuz al inicio de la primera vuelta sería inviable ya que el ciudadano común la aprueba y asocia con calidad de vida, bienestar y estabilidad. Tener una moneda dura asegura el poder de compra y evita los efectos de la devaluación que ha sido la política de los gobiernos de turno en el pasado. La dolarización le ha permitido al ecuatoriano promedio comprar casa, auto, adquirir préstamos, por lo que los anuncios de una supuesta salida de este esquema monetario fue rechazada por la opinión pública en general y este candidato tuvo que retirar de sus redes y blog el texto que mantenía sobre esta temática y cambiando su discurso radicalmente al de “fortalecimiento de la dolarización”. 

 

En conclusión la campaña por la segunda vuelta está corriendo y el mensaje en la primera etapa fue claro: hay un porcentaje que vota por el correísmo sin importar el partido que le auspicie o el candidato que les represente, pero ese porcentaje ha ido en descenso vertiginoso desde el 2017 con el que Moreno logró en primera vuelta (39.36% en relación al 32.72% de Arauz en esta ocasión). No obstante hay algunos consultores políticos  que creen que estas cifras no representan a un voto duro correísta que no superaría el 26% sino a un voto flotante de diferentes tendencias que varía acorde al rival y a sus ofrecimientos.

 

El desafío entonces para ambos candidatos es convencer a un electorado que no votó por ellos y que está disperso de que sus propuestas son las más viables para superar el escenario difícil en el que se encuentra actualmente el país, convocando al esfuerzo y al trabajo y dejando atrás el fantasma de un gobierno autoritario y cuestionado por corrupción. ¿Podrán lograrlo?

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