Emigración Venezolana!

Ni primer mundo, ni tercer mundo, debemos entendernos como un solo mundo. Esta frase que he comentado en varios foros, resume creo la causa raíz del fenómeno migratorio que hoy pone a Venezuela en la agenda global.

Mis padres emigraron a este hermoso país cuando yo era aún muy niño. Fuimos recibidos con los brazos y el corazón abierto. Nos regalaron en abundancia comprensión, afecto y oportunidades para trabajar, estudiar y prosperar. Lo mismo dicen varios cientos de miles e incluso millones si ampliamos el lente temporal a varias décadas, que tuvieron la dicha de llegar a un país estable y en crecimiento, lleno de gente noble, trabajadora y dada al afecto cercano y fácil. 

Venezuela fue la madre que acogió a quienes decidieron hacer vida en ella. Hoy esos hijos adoptivos, que se asimilaron a su cultura y que aman la idiosincracia del trato afable, en unión de sus hermanos se ven en la necesidad de buscar sobrevivir arriesgando la vida precisamente, al abandonar entre lágrimas y rencor, una madre que habiendo dado lo mejor cayó en manos de unos desalmados, de sus cómplices internos que han hecho y siguen haciendo posible esta agonía de un país y su gente y de un sistema global que presencia como el éxodo Venezolano pone en evidencia las carencias globales de la economía, los gobiernos y los organismos multilaterales, tal vez con la honrosisima excepción de una OEA cuyo líder actual, con su defensa de principios hace más visible y patético el deterioro del sistema en el cual operamos.

Formamos parte sin tal ver estar muy conscientes, de un modelo de desarrollo que habla de globalización y que trabaja para que mercancías y dinero fluyan a través de las fronteras de los países, que protege y busca reciprocidad en el comercio internacional, pero que limita la movilidad, la permanencia y las oportunidades de seres humanos haciendo casi una excepción el desarrollarte en otra latitud. Una suerte de modelo que privilegia bienes y dinero y usa a las personas.

Países vecinos como Colombia y Brasil, al igual que otros como Perú, Ecuador, Chile, Argentina y un largo etcétera que cruza el Caribe y el Atlántico buscan una solución a la creciente crisis ya no de emigrantes sino de refugiados para los cuales, por su cuantía, no están preparados para recibir y asimilar en su sociedad. A ellos, a su gente, rogamos la misma comprensión que este hermoso país tuvo con quienes lo necesitamos y a él acudimos. Tengamos presente sin embargo que la única solución posible es trabajar sin descanso para retomar la senda de la libertad en Venezuela, todo lo demás actúa sobre las consecuencias pero no sobre las causas de ésta ya desde hace tiempo, crisis humanitaria.

Lo que esta en tela de juicio no es ya la calificación del régimen de Venezuela, lo que realmente toca la fibra va mas allá de las mujeres, niños en brazo y bolsillos llenos solo de esa mezcla de esperanza y dolor, que salen, caminando día y noche por cualquier via buscando tener algo que comer hoy y un techo y medicinas mañana. Lo que esta en juego es la valoración que tenemos como sociedades de lo más hermoso: la vida.

Llegará el día que prive la sensibilidad y la visión global por encima del interés propio de individuos o países. Llegará el despertar y el alejarnos del amor al poder para abrazar el poder del amor. No tengo duda alguna: esta generación en el poder ha perdido, si es que en algún momento la tuvo, su conexión con lo “humano” toca un cambio de época que estará emergiendo de la mano y el corazón de quienes hoy no ostentan privilegio alguno. Un modelo de desarrollo que use los bienes y el dinero en beneficio de la gente, que contabilice en la fuente el costo para el planeta de toda producción y actividad humana. Que deje de ver objetos de interés y comience a conectarse con sujetos de nuestra atención. Un modelo en el cual ciencia y consciencia se hermanen para hacer bienes pero hacer primero el bien. 

Ni primer mundo ni tercer mundo, al final, seremos seres humanos, cuando podamos todos vivir en un solo mundo.