Emprendimiento e Innovación: diferencia entre una empresa innovadora y una empresa que “ha innovado”
Es bien conocida, y generalmente aceptada, la noción de que una idea novedosa sólo puede ser considerada como una innovación, sí y sólo sí, ella ha sido materializada y ha sido capaz de generar valor. Adicionalmente, esa innovación deberá haber producido suficientes conocimientos nuevos para permitirle al equipo desarrollador, modificar y transformar su comprensión de la realidad en la cual se desempeña.
Por el contrario, cuando no ha habido producción de valor y nuevo conocimiento, no existe innovación; podemos hablar de una nueva idea, buena, regular o mala, pero no de innovación.
¿Por qué consideramos importante esta distinción? Es esencial para entender la estrecha relación dinámica entre emprendimiento e innovación; para comprender la afirmación que hice en mi publicación anterior:
Emprender es atreverse… Innovar, mantenerse y crecer
Emprender es atreverse a poner en marcha un proceso que pueda conducir, como afirma Steve Blank, a construir un modelo de negocios escalable y replicable a partir de una idea, sea ella novedosa o no. Si la idea no es nueva para el equipo, por definición, no existe innovación. No obstante, si se trata de una iniciativa novedosa para el equipo ejecutor, sea éste un pequeño grupo o una gran empresa, ella adquirirá la condición de innovación en el momento que se llega a producir el valor deseado.
Cuando no ha habido producción de valor y nuevo conocimiento, no existe innovación. Podemos hablar de una nueva idea, buena, regular o mala, pero no de innovación.
Es evidente, entonces, que la condición de innovadora de una iniciativa cualquiera, se adquiere con posterioridad a su implementación. No con anterioridad si pensamos solamente en la novedad de la idea, como se hace usualmente. Como resultará evidente, a partir de este orden de ideas, la innovación es mucho más que simplemente un proceso creativo o de diseño de una nueva solución; la innovación es, también, más que la secuencia de acciones asociada con la materialización de una iniciativa, novedosa o no, propia o no, independientemente del proceso utilizado para implementarla.
No pretendemos disminuir la enorme importancia de los procesos de diseño de la solución a un problema, necesidad u oportunidad concreta. Menos aún quisiéramos transmitir la idea de sub-valorización de la importancia de procesos efectivos para la validación del modelo de negocios concebido para una iniciativa cualquiera.
Emprender es atreverse a poner en marcha un proceso que pueda conducir, como afirma Steve Blank, a construir un modelo de negocios escalable y replicable a partir de una idea, sea ella novedosa o no.
Queremos, sin embargo focalizar la atención en los dos extremos del proceso genérico de diseño-emprendimiento; nos interesan funciones como las siguientes en esos dos extremos:
Antes del proceso de diseño:
- Construcción de Tensión Creativa en el equipo de trabajo a partir de una cabal comprensión de la realidad presente y una visión nítida de la dirección estratégica hacia la cual deseamos focalizar los esfuerzos del equipo.
- Identificación de las Áreas de Oportunidad de Innovación de la organización en las cuales existe potencial efectivo para la formulación de nuevas iniciativas.
- Conocimiento en profundidad y comprensión de la población objetivo hacia la cual nos interesa dirigir la capacidad creadora, sus necesidades, problemas y aspiraciones.
Después del proceso de materialización o ejecución:
- Manejo efectivo de métricas que nos permitan valorar el impacto y valor efectivo generado por la nueva iniciativa; así como la identificación de posibilidades de multiplicación o réplica de la idea.
- Apropiación del nuevo conocimiento adquirido como sub-producto del proceso de diseño-ejecución. Tanto en cuanto al proceso innovador en si mismo como en relación al tema asociado a la nueva iniciativa. Esta apropiación es el insumo indispensable para la modificación de los niveles de comprensión de la realidad presente entre los integrantes del equipo.
- Reconocimiento y valoración de los esfuerzos realizados por los participantes en el proyecto, como práctica esencial para la construcción de climas de confianza grupal creciente y la consolidación de niveles crecientes de compromiso interpersonal. Importante es destacar que esta celebración deberá tener lugar tanto en el éxito como en el fracaso de la nueva iniciativa.
Estos dos grupos de funciones constituyen el “enganche” entre dos secuencias sucesivas de diseño-emprendimiento y movilizan el proceso de innovación constante.
El dominio de la realidad presente, incrementado en base a la apropiación del nuevo conocimiento, constituye el insumo clave para futuros ejercicios de construcción continuada de Tensión Creativa en la organización.
Este proceso de innovación constante representa la única manera de diferenciación entre una empresa innovadora y … una empresa que “ha innovado”.
Electrical Enginee with MBA and Specialization in Airports
8 añosMuy bueno el articulo Simon. Un abrazo
Director Exponential Innovation
8 añosExcelente artículo. gracias por compartir