Empresas familiares: aprender es fácil, implementar, no tanto
Lo más difícil a lo que me enfrenté, mientras estaba al frente de una empresa, fue implementar. Como le sucedió a Beatriz, quien tras haberse capacitado y creado un gran proyecto, terminó renunciando.
Para mí, lo más fácil es la teoría, y con esto me refiero a investigar cómo generar un diseño organizacional, tomar un curso de recursos humanos, tomar un diplomado de habilidades gerenciales o encontrar tips para generar la estrategia del negocio, por ejemplo, y después de tener la información, plasmarlo en papel.
Ahí la cosa se empieza a complicar un poco, porque en la teoría todo tiene condiciones perfectas, es decir, las personas hacen lo que tienen que hacer y las empresas tienen los departamentos o circunstancias ideales. Pero en la vida real, no es así: toma un poco de tiempo aplicar la idea.
Te lo explicaré con el caso de Beatriz, una gerente de Recursos humanos de una empresa familiar.
Ella sabía que tenía que mejorar el clima organizacional de la compañía , así que se capacitó para realizar estudios de clima laboral y generar políticas para mejorar la cultura de la organización. Después, generó un plan que implicaba cambios en horarios, salarios, retención de personal y captación de talento, capacitación de personal y cómo enseñarles a los líderes sobre trabajo en equipo, comunicación, productividad, respeto, etc.
Asimismo, realizó un presupuesto de la inversión que tenía que hacer para lograr todo eso. En este escenario, Beatriz tenía un jefe muy comprensivo, que decidió aprobar el plan.
Al momento de implementar, se encontró con la falta de cooperación del personal y de tiempo. Nadie creía en los cambios. Nadie entraba a las capacitaciones porque no les veían “chiste”. Luego, esos líderes con mayor antigüedad no permitían que las personas de nuevo ingreso o que estaban dispuestas a cooperar, participaran en los cambios.
Beatriz se encontró con un gran freno: las personas, las personalidades y la cultura tan instaurada que la empresa ya tenía. Cuando su jefe aprobó el proyecto, ella estaba brincando de alegría, pero en ese momento, donde no veía hacia donde avanzar para el cumplimiento de sus objetivos, decidió que era mejor renunciar, ¡porque no podía con todo el paquete! Y bueno, ella fue una de muchas personas que pasaron por el puesto con la promesa de generar resultados… sin lograrlos.
¿Qué fue lo que sucedió?
Beatriz es una persona experimentada que venía de trabajar en empresas multinacionales, había estudiado, tenía un plan que seguir, ¿y entonces?
Lo que sucede, es que generalmente, las pequeñas y medianas son familiares y son peculiares. Implementar proyectos en ellas requiere de resiliencia, de ímpetu emprendedor y de creatividad para adaptar lo que dicen los libros y las escuelas, a la realidad.
Es necesario que los líderes de las pequeñas y medianas empresas (mipymes) entiendan:
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Por ello, uno de los primeros pasos es reconocer las oportunidades que tiene la empresa y trabajar en ellas.
Las empresas multinacionales, ya sean familiares o no, tienen una estructura definida, mecanismos/procesos establecidos para entregar productos o servicios, objetivos y metas claras , perfiles y funciones definidas por puesto y reglas delimitadas; lo anterior le da a los empleados seguridad, oportunidades de desarrollo bien definidas, así como precisión en las responsabilidades a realizar.
A diferencia de las empresas familiares medianas o pequeñas que necesitan construir una estructura organizacional transparente, definir reglas, salir de la ambigüedad, elaborar procesos, determinar perfiles de puesto, así como establecer funciones y responsabilidades. Lo anterior genera incertidumbre al personal e impide el correcto desarrollo del puesto y merma el crecimiento de la empresa.
Mientras el personal de recursos humanos, los jefes y directivos de empresas familiares (no institucionalizadas) entiendan las debilidades y oportunidades que tienen este tipo de organizaciones podrán contratar personal que dé resultados. En mi experiencia las personas que tienen mejor respuesta son: adaptables, tienen claridad en la toma de decisiones, creatividad, empuje para generar proyectos, seguimiento, resiliencia, estas personas logran ver, reconocer y corregir sus errores, trabajan en equipo, están dispuestas a aprender y a desaprender.
Las empresas multinacionales y las mipymes tienen necesidades diferentes y condiciones distintas. A pesar de que ambos requieran el mismo perfil de puesto, las habilidades blandas y técnicas que cada compañía necesita es completamente diferente.
Tener en puestos clave a colaboradores emocionalmente inteligentes es fundamental para el crecimiento de la empresa. Personas con la capacidad de aprender y de implementar conjuntamente, también de guiar y enseñar a los demás.
La inteligencia emocional sería el pilar de todo esto, concepto que curiosamente se ha evadido o menospreciado por el mundo de los negocios durante años, y que sin embargo, es la clave para el crecimiento de una empresa. Aunque de esto, profundizaremos en otra ocasión.
Como te decía al inicio: aprender es fácil, implementar, no tanto.
Así que la invitación que hoy te hago es:
Si en tu empresa has tenido problemas para implementar algún cambio o proyecto, puedo ayudarte. Agenda una cita conmigo por WhatsApp (+52 56-3459-6504) o mándame un mensaje por Instagram (@yessicamatuss) o por email (contacto@yessicamatus.com).
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