#Errores

Errar es de humanos y reconocerlo, de sabios. No somos perfectos y cometemos errores. A veces, sin darnos cuenta y sin tener la intención de hacerlo, lastimamos. Y en este punto, es clave hacernos responsables de nuestras acciones a la vez que todo lo posible y más por remediarlo. Muchas veces, sabremos que hemos aprendido la lección al revisar nuestro comportamiento procurando hacerlo mejor la próxima vez que la vida nos ponga de frente a un desafío similar.

Desde niña rezaba la oración de San Francisco de Asís, aprendida en mi colegio: “Señor haz de mi un instrumento de tu paz. Donde haya odio, ponga yo amor. Donde hay ofensa, perdón. Dónde hay discordia, unión. Dónde hay error, verdad. Donde hay duda, fe…..”

Durante años he creído que el amor, el perdón, la unión, la verdad, la paz y la fe llegarían a mi vida como por arte de magia. Y la realidad es que a través de la relación, de la existencia del otro, es como aprendo a encarnar y a ser ese instrumento del que habla San Francisco.

Son los retos, los desafíos, la incomodidad, el dolor, la injusticia y el odio entre tantas emociones las que nos permiten convertirnos en aquello que deseamos y a la vez tantas veces esperamos recibir.

Tu vida es un reflejo de aquello que eres, de la energía que emanas. No de lo que dices o prometes. Son tus actos, tus decisiones y tus palabras las que crean el cambio. El cambio eres tú. El primer paso es reconocerlo para luego, si así lo decides, alinearte y ser coherente contigo mismo para crear la vida que anhelas y sueñas. Si hay paz, verdad, amor y unión en ti, eso mismo verás a tu alrededor.

Con amor,

YAM

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