Estado fallido o gobierno pusilánime
Dice el diccionario que pusilánime es aquel que carece de ánimo y valor para tomar decisiones o afrontar situaciones comprometidas. Ayer, en Culiacán, vimos a un gobierno sin oficio ni beneficio, errático, torpe, inepto, sin guía ni dirección. Lo más patético fue ver a un comandante en jefe de las fuerzas armadas en un avión comercial con rumbo a Oaxaca, incomunicado y endosando la toma de decisiones a un gabinete de seguridad totalmente rebasado por los lamentables hechos, ya de todos conocidos. Culiacán es una ciudad grande, emblemática, pues ha sido la cuna que vio a nacer a famosos narcotraficantes, es una ciudad que se nombra en cuanta película de Hollywood sobre narcos se ha exhibido, es cuna también de grandes empresarios y agricultores que han hecho de esta entidad uno de los principales estados exportadores de la república mexicana. Todo esto es Culiacán y Sinaloa. Lo bueno y lo malo del país. No hay periódico en México y en el mundo que haya dejado de informar sobre las acciones y omisiones de las fuerzas del orden (?) como un hecho lamentable para México. México, moralmente derrotado, y la percepción nacional e internacional de que el Gobierno Federal se la pasa dando palos de ciego sin estrategia ni dirección. Esta barrabasada seguramente será usada por nuestro mejor enemigo, allende en la frontera norte, para presionarnos y sacarnos más y más concesiones en perjuicio de los mexicanos. Mientras tanto, los mexicanos esperando los regalos de Navidad que nos traerá el congreso mexicano en materia fiscal en los próximos días. Un cocktail que ni a Kafka se le hubiera ocurrido. ¡Sálvese el que pueda!