¿Estoy haciendo lo correcto?

Con un gran esfuerzo personal alcancé esta posición que tengo. Durante muchos años, trabajé arduamente en formarme, adquirir experiencia y desarrollar mi capacidad y mis competencias, con un norte: vivir la vida de tal forma que al final de ella, haya logrado bienestar para mi familia y para mí mismo.

En ese camino recorrido, muchos fueron los sacrificios, y muchos fueron los éxitos y los fracasos. De los primeros aprendí que sí se puede superar los obstáculos con inteligencia, dedicación y un poco de suerte. De los otros, también aprendí y mucho; aprendí que tomé malas decisiones, que no supe influenciar en los demás, que mi esfuerzo no fue suficiente, que me dejé vencer por las dificultades o problemas, o que no pude anticiparme o prever que algo podría salir mal.

Ahora soy lo que soy, producto de todos esos éxitos y fracasos, y es el momento de utilizar todas las herramientas que me dejó aquel aprendizaje continuo a través de los años.

La crisis me puede encontrar en diversas situaciones o posiciones. Si soy dependiente de una persona que me ha dado la oportunidad de trabajar con ella, este es el momento en que lo soy más aún, y de las decisiones que esta persona tome, depende en buena medida mi futuro, al menos el futuro inmediato.

Pero si he tenido éxito en aquella carrera de progreso personal y profesional, y en este momento, hay gente que depende de mí, soy responsable de tomar las decisiones correctas, ya no solamente por sostener mi negocio, sino también por sostener el bienestar de mi gente.

Este difícil equilibrio entre alcanzar los objetivos de superar la crisis y al mismo tiempo, mantener una alta consideración por el factor humano en mi organización, es el gran desafío.

No me refiero exclusivamente a los “dueños” de los negocios y a los inversores, sino que apelo a sensibilizar a toda aquella persona que ejerza, por su posición dentro de una organización (incluyendo a la propia familia), un necesario liderazgo para que dicha organización alcance sus objetivos.

Porque el equilibrio de alcanzar el éxito en conseguir los resultados y de hacerlo con una alta consideración por la gente que colabora con el/la líder, no es responsabilidad exclusiva de quien invierte el capital, sino de todos quienes, desde su posición, hacen posible que “el negocio” tenga éxito.

Alguien me dijo una vez: “todos tenemos un jefe”, y tan cierto es, que le pido al lector que analice cuál es su posición personal, y verá que todos somos “dependientes” de las decisiones de alguien.

En consecuencia, todos debemos revisar nuestro comportamiento como “jefes”, jefes de empresas, jefes de negocios grandes y pequeños, jefes de grupos, equipos y sectores, y hasta jefes de familia.

Debemos ser conscientes de que, como jefes y líderes, cada uno de nosotros es totalmente responsable por todo lo que haga, no haga, haga bien o haga mal, cada uno de nuestros “dependientes”.

Pero esa responsabilidad debe ir acompañada del equilibrio que antes mencioné. Lo que nos obliga a desplegar ahora, en medio de la crisis, todas las competencias técnicas y blandas que tenemos (y hasta la inteligencia emocional), para lograr salir de la misma con la gente, y no a pesar de la gente o sin ella.

De cómo ahora nos comportemos como líderes, depende no solamente la posibilidad de superar la crisis, sino del escenario con el que nos encontremos al finalizar la misma.

Fernando Ariceta Bombet


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