Filtrando la presión social

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Este jueves en Australia se aprobó una legislación que bloquea el acceso a redes sociales a menores de 16 años, entre las que se incluyen Instagram, Facebook y TikTok. En caso de que no se respete esta medida, se le puede aplicar una multa a las empresas que puede ascender hasta los 32 millones de dólares estadounidenses. Las primeras medidas se tomarán en enero y se tendrá un año para que el bloqueo sea completamente efectivo.

La preocupación por distintos gobiernos por la restricción de redes sociales es algo que se ha estado cocinando en los últimos años. En el caso de Francia, o algunas entidades en Estados Unidos, las restricciones implican que un menor de edad no puede usar ciertas redes sin la aprobación de sus padres. En lugares como Florida, el bloqueo a menores de 14 años está siendo cuestionado alegando que atenta contra la libertad de expresión.

El conflicto entre Australia y gigantes tecnológicos, los cuales en su mayoría están ubicados en Estados Unidos, no es algo nuevo. Australia fue el primer país en aplicar medidades lagales para que plataformas como Google o Facebook pagaran regalías a medios noticiosos si compartían su contenido. Por su parte, Snap dijo que obedecerán las nuevas legislaciones pero cuestionan el proceso para su implementación, el cual debería lograr un balance entre privacidad, seguridad y practicidad, de acuerdo al representante de la compañía.

En el terreno práctico, esta es una nueva instancia de viejas generaciones queriendo controlar el acceso a contenidos para los más jóvenes. Las razones, aunque tienen un tufo del clásico “que alguien piense en los niños”, tiene cierta justificación, ya que durante la adolescencia y juventud somos más impresionables por la información que vemos, y la presión social tiene un mayor impacto mientras estamos apenas forjando nuestra personalidad. El acoso y bullying que se da de manera presencial en lugares como las escuelas puede tener más alcance gracias a las redes sociales.

Un efecto secundario que podría tener esta limitante, aunque es algo muy idealizado, es que ayudara a mejorar aspectos como la concentración y capacidad de atención por parte de los jóvenes, pero estos problemas están presentes no de manera generacional, sino general, y se ve reflejado en los índices de lectura y las bajas en los niveles de evaluación de distintos sistemas. Cabe destacar que los mismos necesitan actualizarse, y las evaluaciones académicas, así como los temas impartido en clases tiende a estar retrasado en comparación a lo que ocurre en el entorno real.

Algo que ha quedado en evidencia es que existe miedo sobre las influencias que podrían tener potencias extranjeras en las mentes susceptibles de la población. En este caso vemos protección a menores de edad en Australia, pero lo mismo se puede ver en la confrontación de Estados Unidos contra TikTok. Curiosamente, los que hemos usados redes de otros países, como China, o tenemos actividad en juegos y plataformas originadas en ese país, podemos constatar que el supuesto lavado de cerebro y manipulación que se hace en esas plataformas es mucho más mesurado, e incluso es educativo, comparado con lo que se promueve por la malentendida libertad de expresión en el país con la bandera de las barras y las estrellas. Y no hablemos de Elon Musk, el autoproclamado paladín de la libre expresión, pero que censura a todos los que lo critican y adquirió una plataforma para convertirla en vitrina de teorías de conspiración de derecha, y adquirir poder e influencia a nivel político de una manera que ni él esperaba.

Cuando alguien busca algo, encontrará la manera de obtenerlo. Las revistas de secciones especiales que se vendían hace treinta años encontraban la manera de llegar a las manos que las buscaban, y de la misma manera, podría haber un surgimiento de generaciones con mejor conocimiento de herramientas tecnológicas, las cuales usarían para brincar los filtros que se impondrían para impedirles el acceso a sus redes sociales. O la respuesta es mucho más sencilla, ya que plataformas como Fortnite más que servir para jugar, son centros de reunión y convivencia virtuales, y el monitorear esto, o canales de Kick, Twitch o streams de YouTube, es más complicado de lo que parece.

En la misma línea, antes el contenido estaba disponible para quien buscaba acceder a él, y se encontraba generalmente encapsulado en áreas específicas. Actualmente estamos en un entorno opuesto, en donde el contenido es el que busca a las audiencias, y dependiendo de la reacción de estas, más del mismo tipo es alimentado, fortaleciendo perspectivas que no se buscaban, ayudando a moldear perspectivas no contempladas y estableciendo ideas, juicios y prejuicios ante el consumidor que puede o no tener suficiente criterio para identificar las intenciones de los mensajes que recibe.

Queda un año para ver cómo evoluciona esto, y el efecto que tendrá tanto en los habitantes jóvenes como en otros países que podrían imponer medidas similares, las cuales fueron un instrumento para buscar otros beneficios más tangibles.

Si quieres revisar ando Meta tuvo que bloquear el acceso de Facebook News en Australia, revisa nuestro episodio 356, en donde encontrarás más información.