Franzisca Siegrist
Me acaba de llegar el exquisito libro que ha publicado Franzisca Siegrist sobre sus performances y proyecto artístico, donde he participado.
Tuvimos los zaragozanos el inmenso placer de verla en acción ya que la programé (junto a otras 3 noruegas) en el evento que organicé "Acontecimiento" en el 2018 en Ecozine Film Festival.
Os adjunto el texto que realicé de sus acciones artísticas:
Franzisca Siegrist. “Des-Encajada”
"El estado del objeto se modifica, por lo que es el sujeto". Después de Deleuze
Siempre me ha fascinado su delicadeza, tanto en sus performances como en su aparente fragilidad de su cuerpo. Esto no es baladí para descubrir su obra, ya que su personalidad está muy presente en cada paso y acción. Siempre movimientos lentos, casi de bailarina de danza butoh, pero con esa dignificación de su cuerpo esbelto y etéreo. Los objetos que elige siempre van en consonancia a lo que me estoy refiriendo. Platos, plantas, cajas, tierra… todo muy efímero si haces el movimiento equivocado. Genera un éxtasis de contemplación. La performance tiene que ser la obra abierta; una obra en constante transformación y movimiento. En Franzisca parece estar todo bien hilado, como ensayado, pero es una ilusión óptica y mental. Los objetos le regalan movimientos, le descubren formas.
Puede que haya algo interiorizado espiritual, esa consciencia casi budista, donde además el silencio es otro elemento destacado. También el esfuerzo físico está muy presente. Al contrario que Esther Ferrer, en su performance “Cosas”, que elige objetos cotidianos y no les suplanta otro concepto; los objetos que utiliza la artista suiza, son fotogramas que ensalzan su cuerpo en el espacio y los propios objetos con su cuerpo. Los objetos sólo adquieren vida al interactuar con la artista, como el movimiento Fluxus, y alteran su significado.
Sus cajas son arquitecturas mentales. Difuminan su rostro, lo esconde en sus recovecos y huecos. Quiere hacer desaparecer su cuerpo, pero consigue el efecto contrario, tiene mayor presencia. Emerge una forma abstracta, de cabeza cuadrada, con pies como si se hubiesen metido en un cubo de cemento. El tiempo, el espacio, el cuerpo y los objetos se convierten al unísono en poesía.
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Pocas veces se pueden ver performances donde nada es evidente; creo que es ahí donde estriba la sorpresa y el encanto de la acción artística. Estamos cansados de ver obras manidas, demasiado explícitas. Los relatos abstractos de Franzisca nos transportan a miles de interpretaciones, y eso es excepcional, porque eso es el arte puro. Es un diálogo con múltiples respuestas. Encajar y desencajar es parte del camino de cada persona.
Esa búsqueda de pertenencia (al leer su biografía –nace en Suiza, se cría en La Palma, se especializa en Valencia con el maestro Bartolomé Ferrando, para acabar viviendo actualmente en Oslo-) puede estar muy presente en su obra.
En esta serie de performances 'Route of Roots' que inició en el 2016, deja siempre una instalación o un residuo artístico al acabar su acción, para así prolongar la energía de los objetos. Generando como un santa santorum laico pero a la vez muy litúrgico. Cerrando el circulo de su proceso creativo.
Marc Chagal dijo que “el arte es un estado del alma”, Franzisca y su alma nos hablan del ser humano y la naturaleza, del cuerpo y el espacio, de la simbiosis de los objetos y las extremidades, del puzle que se genera en el territorio de la creación y de la psique humana. El arte contemporáneo siempre nos tiene que llevar de lo tangible a lo intangible, de lo material a lo metafísico. Por eso, su trabajo habla de que el arte y la vida son lo mismo, algo que ya Artaud antecedió a los primeros eventos dadaístas. Y es que en definitiva, la performance es una actitud vital, es el lenguaje con el que Franzisca se expresa.
Sergio Muro
Gestor cultural y creador.