¿Fusionarnos con máquinas?
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Para que contextualices adecuadamente esta novena parte es necesario que primero hayas mirado el video y los capítulos anteriores. Puedes ir directamente haciendo clic en los números. 1, 2, 3 4, 5, 6, 7, 8.
Ante la evidente e inminente superioridad de las máquinas en el presente y los tiempos que llegan, nos podemos plantear algunos escenarios que van desde el ensueño hasta el apocalipsis.
No pienses en los extremos como una línea recta, piénsalo más bien como una estrella de varias puntas. Los extremos de esos escenarios son:
- Las máquinas súper inteligentes (MSI) están al servicio de la humanidad y le ayudan a resolver problemas cada vez más complejos.
- Las MSI desarrollan una especie de gratitud cibernética según la cual, pase lo que pase siempre nos reconocerán como sus creadores y por tanto establecen un protocolo que impide que de manera deliberada nos puedan hacer daño.
- Las MSI nos dominan y somos nosotros quienes estamos al servicio de ellas (no sabremos muy bien para qué si el camino de su aprendizaje es que precisamente sean tan autónomas que no necesiten de nadie externo).
- Las MSI llegan a la conclusión de que los humanos somos la variable que hace que la ecuación de la supervivencia del planeta se acerque a la autodestrucción y por tanto decidas que debemos desaparecer. Son tan inteligentes que lo hacen de forma tan sutil que cuando nos hayamos dado cuenta de sus planes ya será tarde y el exterminio estará en marcha. Conclusión final: La humanidad es eliminada de la ecuación.
Por supuesto, algunos defensores de las MSI estarán pegando el grito en el cielo por estas visiones apocalípticas, pero quiero pensar que una muestra de madurez racional es considerar todos los posibles escenarios. Aquí faltan muchos más, pero os permite introducir el que compete con esta entrega 9 del ciclo.
Uno de los sueños que ha ido unido al de crear máquinas inteligentes es el de cómo hacer “super-hombres” (así los hemos llamado siempre). La filosofía y algunos movimientos espirituales de oriente y occidente siempre han soñado y promocionado la posibilidad de que podamos potenciar al máximo las capacidades del ser humano para “sacarle más provecho”, “para que alcance su verdadero potencial”, “para que sea más feliz”, en definitiva para que avance en el proceso de evolución, tanto desde el punto de vista físico, como social.
Lo políticamente correcto sería decir la idea de alcanzar un(a) “Súper-humano(a)”, no un “súper-hombre”. Para no liarnos mucho con el lenguaje inclusivo, con el que estoy de acuerdo, vamos a llamar a los humanos “especímenes autoconscientes”. “Espécimen” es una palabra referida tradicionalmente a entidades biológicas, pero la RAE dice que es significa simplemente “ejemplar” o “muestra”, así que también se puede aplicar a los robots o a las MSI. No confundir, pues, “Súper espécimen autoconsciente” (SEA-los humanos) con MSI. Por un lado están los SEA y por otro los MSI.
Los EA (los mismos seres humanos del montón) y las IA (Inteligencias artificiales simples) son los precursores de los SEA y de los MSI.
Sueños de futuro
El sueño de muchas ciencias y disciplinas del conocimiento, incluyendo los movimientos espirituales, es llevar a los EA a su máximo rendimiento, expansión, racionalidad, iluminación y se conviertan en SEA. En niveles más “simples” es lo que pretende la educación, la ciencia en general, las políticas públicas, el reencauchado movimiento del coaching, las actividades deportivas. Si lo pensamos bien, es el objetivo de la evolución: Pasar de un estado A a un estado B, a un estado C y así sucesivamente. Asumiendo, por supuesto, que cada estado al que se llega es sustancialmente “mejor” de acuerdo a unos parámetros concertados socialmente, que el anterior.
Como biológicamente la evolución va muy lentamente, un sueño paralelo a ese mejoramiento de los EA, es cómo crear “sucedáneos” que aceleren el proceso de alcanzar objetivos que simples EA no podrían alcanzar.
Y así, bajo este sueño nacieron cientos de cuentos de ciencia ficción y cientos de ideologías también. Estas ideologías le han dado paso a nuevas fronteras de la ciencia y a su vez estas nuevas fronteras cuestionan los límites éticos de lo que como seres humanos nos podemos permitir. Y aquí estamos, en el mismo punto, ante la irrupción de la inteligencia artificial y la bioingeniería.
Recordemos las prácticas alquimistas, el cuento de Frankenstein y hace unos 50 años la serie que menciona el video de IBM, “El hombre nuclear”. Bien visto por los productores de la época el hecho de que era necesario no perpetuar los estereotipos de género y los “especismos”. De tal forma que también aparecieron “La mujer biónica” y el “Perro biónico”.
Artilugios
Unas de las vía para conciliar estos sueños de superioridad y potencializarían nuestrtas capacidades, es la fusión con las máquinas. Crear ciertos artilugios que nos permitan multiplicar las funciones y capacidades de nuestros sentidos, a la par que puedan resolver ciertas “desviaciones” que la naturaleza se haya permitido o que hayan aparecido por algún accidente.
Las gafas son ya un elemento en este sentido. Las muletas en un primer momento y las prótesis en épocas más recientes, también son muestra de lo mismo. Los audífonos para personas sordas o para espías. Todos son precursores del sueño de fusionar tecnología y biología.
Por supuesto, esto es quedarse muy corto. Las gafas evolucionaron a las caretas de realidad virtual o a las de Google para poder navegar de manera simultánea. Se está ensatyando con chips retinales que permitan acceder a la navegación web, sin el “periférico”. La posibilidad de llevar el móvil en la piel. Los chips incrustados en la piel para temas de accesos a las empresas, para mascotas o para personas mayores con problemas de memoria.
Hay cientos de ejemplos.
Fusionarnos con las máquinas
Tenemos una vía alternativa al dominar o ser dominados por las máquinas: Fusionarnos con ellas.
Y, nos guste o no, seamos viejos rockeros o no, esto está sucediendo y sucederá más asiduamente. La única posibilidad de seguir el ritmo del avance de las MSI, es que nos fusionemos con ella y nos volvamos SEATI (Súper especímenes autoconscientes tecnológicamente integrados).
Por supuesto, en ese río imparable de cambios, estará en las orillas la Ética, con unos pequeños megáfonos tratando de advertir de los riesgos para la convivencia y el estilo de vida humano, sin que el gran flujo de los acontecimientos apenas se inquiete.
La Integración Tecnológica permite avances concretos para personas ciegas, con diversidad funcional, tanto mecánica como de pensamiento, así que lo que la IA ofrece es prometedor. El salto en el mejoramiento en la calidad de vida de las personas es más que evidente.
Así que si no has tenido suficiente con este delirante juego de siglas que me he inventado, añade otros “palabros” propios del mundo de la robótica y la IA: la “Háptica”. En la RAE solo aparece como sinónimo de táctil, pero en el mundo de la tecnología es el campo de desarrollo que tiene que ver con la interacción e integración del ser humano con la tecnología a través del tacto. Los brazaletes y los móviles que vibran y nos avisan de algo son parte de este campo de desarrollo.
Alimentado con IA, los dispositivos pueden permitir la retroalimentación háptica, lo crea, por ejemplo como en el vídeo, corredores seguros para que las personas ciegas puedan ser autónomas dentro de ciertos recorridos sin ayuda de bastones u otros artilugios que no permitan una marcha “natural” (como si la persona ciega pudiera ver).
Son muchos retos...
...los que vamos a enfrentar en esta integración.
Uno de ellos, como se plantea en el video es la accesibilidad para todas las personas que lo necesiten.
¿Estamos ante un nuevo escenario que seguirá incrementando la brecha entre personas ricas y pobres?
Esta tecnología no es cara. Es carísima.
¿Quiénes pueden permirtirse estos avances?
¿Qué papel deben jugar los gobiernos para “democratizar” el acceso a estas integraciones?
Escalabilidad, desigualdad e ilusión de igualdad
Como todos los avances tecnológicos estos llegan a la población en general de manera desigual. Lo que hoy tenemos en las manos, con nuestros dispositivos no son los más avanzados. Los más avanzados existen ahora, pero no serán lanzados hasta dentro de un par de años. Cada avance tecnológico implica grandes sumas de dinero que, obviamente, solo unas cuantas personas se pueden permitir.
Cuando llegaron las PC, uno de los retos era que cada hogar tuviera un aparato para que el procesamiento de la información se igualara en todo el planeta. Esto no se ha podido lograr aún pero se ha avanzado mucho. Luego llegó el Internet. De nuevo el reto es que la integración PC e Internet llegue a todos los rincones del mundo. También estamos lejos de lograrlo, pero también hemos avanzado mucho.
El acceso a estas tecnologías se ha vuelto un índice de desarrollo y de calidad de vida de las personas y de las comunidades. Sin ningún tipo de vergüenza, nos referimos a las comunidades sin acceso a internet como comunidades atrasadas. Tan felices o infelices como cualquier otra comunidad pero “atrasadas”. Puedes “patalear” todo lo que quieras con estilos de vida sencillos, minimistas o anti-tecnológicos: la tecnología terminará ganando.
El acceso a los móviles de diferente gama (alta, media, baja) ha acentuado la desigualdad. ¿Quién puede permitirse un Iphone de 2000 dólares? Pero todos podemos acceder a versiones más baratas que nos dan la ilusión de que todos y todas estamos en esta carrera en condiciones de igualdad. No es así. Es solo una “ilusión de igualdad”.
Seremos engullidos
Ahora ha llegado con fuerza la IA. No hay vuelta atrás. Ya no es solo que interactuemos con la tecnología, es que nos integraremos, nos fusionaremos con ella. Los (as) Ciborgs (o Cyborgs) ya están aquí. ¿Serás tú uno de ellos(as)?
Esa pulsera que parece un reloj, pero que mide hasta tu rítmo cardíaco cuando duermes, ya no es solo un reloj. Es una central de datos. La pregunta es equivocada. No es si serás un(a) ciborg (o cíborg), que ya has empezado a serlo desde el momento en que le has confiado tus datos personales a una máquina o a una empresa tecnológica, sino ¿Cuánta integración estás dispuesta a pedir o a aceptar?
La pregunta es ¿Qué tan ciborg quieres ser?
Otro detalle. Si integras pequeñas máquinas inteligentes a tu cuerpo, estos dispositivos ya no serán periféricos, serán “epidérmicos”.
El problema de la identidad
Conjuntamente con la integración vendrán las redefiniciones de qué será un humano.
Yo propongo esta sigla: SEATI. Ya no seremos humanos, seremos SEATIS.
Pero esto trae otras cuestiones filosóficas y psicológicas importantes.
Si una máquina integrada en tu organismo te enseña o ayuda a pensar diferente. Si potencia tus capacidades físicas y mentales, ¿Sigues siendo tú? ¿Qué papel tendrán las experiencias del pasado en la manera de comportarnos en el presente, si una máquina, potencialmente puede reprogramarnos la memoria para que su influencia sea mínima o nula?
Puede sonar atractivo para resolver traumas, pero implicará que no te relacionarás más con seres humanos. Te relacionarás con SEATIS que requerirán una nueva psicología, sociología y el nacimiento de otro tipo de “antropo”logía. Nacerá la “SEATILOGÍA”.
¿Parece que ya estoy delirando? Jajajaja. Es posible. ¿Estoy delirando?
¿Cuándo te preguntes quién soy yo? ¿Quién contestará? ¿Tu artilugio positrónico integrado a algunos restos de lo que era tu cerebro?
O piensa en el futuro de las mascotas. ¿Podremos tener mascotas ciborgs?
¿O bebés?
Imagina que la supremacía de las máquinas no nos ha desterrado a las cloacas y aún tenemos control de ellas. Por la nostalgia de lo que éramos podemos querer ver el proceso de crecimiento de una niña o un niño. Pero no queremos las “desviaciones” propias de la naturaleza o de nuestros métodos educativos. Así que desde que nace le integramos una MSI a su cerebro. Éste se va ajustando al crecimiento biológico, pero ¿qué o quién será ese hijo o hija? ¿Qué podremos enseñarle que no se pueda enseñar a sí mismo? ¿Podrá caminar antes de tiempo gracias a un aparato que facilite el desarrollo de sus piernas, o que lo traslade de un sitio a otro mientras la biología hace su parte? ¿Podrá hablar antes de tiempo? ¿Para decirnos qué? ¿Tendremos incidencia sobre lo que puede o no aprender ese cerebro positrónico?
El futuro es fascinante
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