Gestionando la inercia o liderando
Estar una posición de máxima responsabilidad en una compañía, no es para los débiles de corazón. Eres el último responsable de los éxitos... y el primero en la línea de fuego cuando las cosas van mal. Pero hay una pregunta que me persigue últimamente: ¿Cuántos de nosotros estamos realmente liderando, y cuántos simplemente estamos gestionando la inercia de nuestras empresas o nuestros proyectos?
Gestionar la inercia no requiere visión, sólo implica mantener el status quo: apagar incendios, cumplir KPI´s, mirar para otro lado si algo no funciona y asegurarse de que el barco no se hunda. Liderar, por el contrario, es desafiar lo establecido, tomar riesgos calculados y ser el motor de cambio en la organización. No confundamos actividad con impacto.
Uno de los problemas más peligrosos en las empresas es que la inercia es difícil de detectar. A menudo se disfraza de éxito:
Pensemos en empresas icónicas como Kodak o Blockbuster. No fracasaron por falta de recursos o talento, sino porque su liderazgo confundió estabilidad con seguridad. Gestionaron la inercia mientras el mercado cambiaba a su alrededor. La inercia puede ser cómoda, pero también puede ser mortal.
Hoy en día, liderar no consiste en mantener el barco a flote, sino en rediseñar continuamente la embarcación para adaptarla a mares impredecibles. Esto implica:
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En este contexto, liderar no es un lujo, es una necesidad. No se trata sólo de tomar decisiones estratégicas, sino de construir una cultura empresarial que valore el riesgo, la innovación y la adaptabilidad.
No nos engañemos, liderar es incómodo. Significa tomar decisiones difíciles, ser criticado por cambiar lo que “parece funcionar” y asumir que no siempre vas a agradar a todos. Pero el precio de no liderar, de mantener la inercia, es mucho más alto:
Un buen líder no se mide sólo por los resultados trimestrales, sino por su capacidad para diseñar una empresa que sobreviva – y prospere – en el futuro.
Hay algunas señales de alerta, para saber si estamos gestionando la inercia.
El liderazgo no es un título ni una recompensa; es una responsabilidad. Requiere valentía para tomar decisiones impopulares, humildad para escuchar críticas y visión para ver más allá de los fuegos del día a día. Así que aquí está la pregunta clave: ¿estás liderando tu empresa o simplemente gestionando su inercia? Porque en un mundo que cambia tan rápido, la inercia no es un plan. Es una sentencia.
Director del Área de Escuelas Municipales de Música y Danza - Música Creativa
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