Guerras
El deslizamiento del significante (global) se detuvo cuando se desvalorizó a Trump: palabra prejuicios lábiles respecto de los que portaba Chávez.
Detención propiciada desde el feminismo, el matriarcado y (curiosamente) desde lo que llaman "campo nacional y popular" (resaltando Campo, con mayúsculas).
Figuras femeninas como las de Joe Biden, Alberto Fernández, Gabriel Boric y masculinas como las de Michelle Bachelet y Cristina Fernández, portan... la significación que, con solo nombrarles hace que una porción enorme de ese mundo sea la significación que desea la naturaleza.
La naturaleza destructiva de la renta financiera que necesita consenso para eliminar a, por lo menos, 2 mil millones de habitantes del planeta, para que cierren sus números con grandes rentas (sin beneficios ni salarios para nadie -empresarios ni asalariados).
AMLO juega fuera de esas palabras: alcanza con escucharlo, en apenas algunos párrafos, que el Nombre-del-Padre no cede ante el deseo de ella (La barrado).
Putin es comprensivo: desconoce la salud que propone la metáfora paterna, pero conoce con precisión los efectos de las armas, y particularmente la de las armas nucleares e hipersónicas. Trata de contra argumentar.
Contra argumentar ante la locura del discurso actual... sí, del discurso (que fue un discurso "alta gama" -repleto de prejuicios jerarquizados; alcanza con notarlo el look del feminismo, del Campo o del trotskismo) guiado por ella (uno podría decir La barrado, pero más asequible es decir... Biden, Joe Biden.
Biden está dispuesto hacer lo que sea para ser (y volver a tener) el falo.
phi, aparentemente como Phi, sin noticias de -phi.
En principio, podría desaparecer Europa bajo un invierno nuclear; pero como Putin no es de mostrar las cartas, cuando la nombró habría advertido al pueblo norteamericano que podría borrarlo de la faz de la tierra.
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Algo que es difícil calcular, es si luego del barrido nuclear de Europa o de Estados Unidos podría continuar la vida en sociedad que hay en el resto del mundo.
Si Lacan viviera podría apenarse porque con apenas dos maniobras con sus matemas, de recuperaría el deslizamiento necesario para hacer hablar al mundo sin utilizar ninguna ojiva.
El discurso de Biden, de los Fernández boric Bachelet, es un discurso nuclear: fulminante.
No por cualquier cosa es fulminante: apenas hacen su danza en el registro imaginario apoyándose generalmente en el registro simbólico.
Pero sin articulación al registro Real, porque dejaron como ideal los ideales de la revolución francesa tergiversada por los brazos izquierdos de las rentas financieras, donde la metáfora paterna no tiene juego porque el deseo de la Madre dicta cómo hay que ser... para tener más y más.
Además, es curioso cómo el discurso comanda la locura: militan por la vida, dicen, verdes o azules... cuando apenas conocen la mortificación que la detención del deslizamiento del significante propina por izquierda o derecha o sus partes verdes o azules en cada mano. Porque no luchan por o contra el aborto: luchar por ser y tener la lucha por o contra el aborto (porque puede importarles poco las parturientas, aunque les toque la sortija de uno de los lados en cualquier caso).
Y, lamentablemente, no será el psicoanálisis de Lacan (matemas) el que podrá recuperar la funcionalidad de la metáfora paterna dándole existencia a ese lugar necesario para que opere el Nombre-del-Padre.
Surgirá desde la física teórica, pero muchos años después, cuando la física experimental (burra necesaria aún) lo demuestre experimentalmente (en un simple experimento de dos latas de arvejas enlazadas por hilo).
Sin embargo (aun), Biden está decidido a terminar con el planeta.
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