Habilidades de lectura descendidas

Habilidades de lectura descendidas

Dra. Mayluc Martínez*

Cuáles son las habilidades de lectura

Dependiendo de la etapa de construcción en que se encuentre, son diversas las habilidades que se puede evidenciar con respecto a la lengua escrita o al texto. Por ejemplo, en un nivel silábico, el niño debe saber reconocer letras o, aun, diferenciar entre grafías propias de la lengua y otras convenciones gráficas.

Una vez alcanzada la plena alfabetización, se considera que las siguientes son habilidades de lectura importantes, que deben consolidarse:

  • Reconocimiento de grafemas;
  • Comprensión de significado particular de palabras, frases y oraciones;
  • Memoria a corto plazo para establecer relaciones dentro de enunciados;
  • Memoria a mediano plazo para establecer relaciones entre secciones de un texto;
  • Localización puntual de información;
  • Discriminación de ideas principales y secundarias;
  • Inferencia de significados de términos;
  • Paráfrasis de la información presentada;
  • Establecer relaciones de causalidad entre hechos;
  • Reorganizar las informaciones cronológicamente o por orden de importancia;
  • Comprensión del sentido literal y el sentido figurado;
  • Comprensión del significado global del texto;
  • Elaborar síntesis o resúmenes de ideas;
  • Realizar análisis y comparación con otros textos;
  • Evaluación y crítica de los contenidos, entre otras.

Qué significa habilidades de lectura descendidas

Cuando se habla de habilidades de lectura descendidas se hace referencia a que el lector experimenta dificultades para poder llevar a cabo algunos de estos procedimientos antes enumerados, no siendo capaz de oralizar los textos, comprenderlos, sintetizarlos o resumirlos para explicar su contenido a otros.

Sin embargo, en muchos casos, todo esto depende de diversos factores, comenzando por lo lingüístico, ya que el manejo del lenguaje oral es clave en la comprensión textual, y pasando por lo cognitivo (atención y memoria).

Puede darse el caso de personas que presentan algún trastorno específico del lenguaje, que les dificulta la interacción con el texto escrito, tal como ocurre cuando hay dislexia o alguna afasia; u otros trastornos que en ciertos casos condicionan o comprometen el acto lector, tales como: TDAH, TEA, Síndrome de Down.

Sin embargo, se debe hacer la salvedad de que no pocas veces lectores experimentados pueden tener dificultades, al enfrentarse con textos que son complejos en su sintaxis o estructura, con un lenguaje que resulta enrevesado, temas poco conocidos, entre otras situaciones. Por tanto, no todo se puede atribuir a algún trastorno o condición.

Entonces, para diagnosticar habilidades de lectura descendidas debe haber una evaluación donde se presente al aprendiz un texto adecuado a su nivel de construcción de la lengua escrita, con un lenguaje que sea acorde a su edad y contexto sociolingüístico y, además, con un tema que no le resulte desconocido.

Cómo se pueden mejorar las habilidades de lectura

Una vez que se determina si efectivamente hay una dificultad de lectura y se identifica cuál es la habilidad que está descendida o en proceso de consolidación, es menester abordarla, aunque no siempre debe hacerse el trabajo desde la lectura, necesariamente.

Por ejemplo, si es un desafío que está más relacionado con la falta de atención o concentración, se debe procurar primero incrementar el tiempo que el aprendiz permanece atento a una tarea. Luego, se le presentarán textos breves, aumentando progresivamente la extensión de los mismos.

Por otra parte, como se mencionó, el lenguaje oral es de suma importancia para la lectura. De modo que, si se trata de una situación relacionada con la comunicación o la comprensión de la lengua, es menester intervenir en el desarrollo de esta área.

Asimismo, dado que el vocabulario puede facilitar o limitar la comprensión de los textos, cuanto más se ejercite para adquirir un mayor vocabulario, mejor será dicha comprensión y mayor la fluidez al leer.

Los padres también pueden colaborar anticipadamente con este proceso, por ejemplo, al leerles cuentos a los niños en casa, incluso antes de que estos estén alfabetizados. Así, de manera paulatina, los van familiarizando con el texto escrito.

Finalmente, se puede trabajar en estrategias puntuales, como realizar predicciones, identificar idea principal, hacer inferencias o paráfrasis, entre otras, procurando siempre recordar que lo más importante es el que el desarrollo de las habilidades desemboquen en la comprensión del texto.

Y sin olvidar que, ante cada lectura, el lector construye su propia interpretación. De este modo, tendremos claro que lo que podría pensarse es un error, puede ser simplemente una visión distinta, producto de una forma diferente de ver el mundo.

*CEO de la Organización Psicoeducativa TAEO


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