No hay rebaño. Opiniones personales 28.
Reconozco que nunca diré que el rebaño del que venimos era malo, lo mismo que reconozco que me cuesta decir que la dispersión en la que vivimos es mucho mejor
Desde que parece que hemos tirado un petardo en el centro mismo de ese rebaño y cada uno se ha echado a su particular monte, nos hemos vuelto tan egocéntricos que hasta nos cuesta cuidar y dedicarnos a nuestros micro rebaños, que a la larga, son los que hacen uno grande, el que desgasta el suelo marcando camino, el que hace comunidad.
Estamos en ocasiones tan embebidos de nosotros mismos, de nuestras pedradas y sobre todo de las que nos venden a diario, que nos vamos a llenar de “Libertad” sin saber qué hacer con ella, mientras nos perdemos lo mucho que sucede a nuestro lado y nos trasciende.
Y es que si no hay rebaño, grey, tropa o bandada que te lleve con mayor o menor acierto, pero con rumbo certero o al menos conocido. Dedicarse de verdad, no a costa de dádivas y caprichos, a la infancia y fijarse en la vejez, puede ser lo que nos ubique, dignifique y de paso asiente los cimientos del nuevo rebaño que herede ese planeta maravilloso que anhelamos y del que hablamos verdes perlas, muchas veces de boquilla
Respecto de la infancia, en un absurdo intento de evitar su aburrimiento debemos impedir que a puras horas de exposición, quede en manos de desalmados y/o interesados cibernautas y en cuanto a la veteranía, como mínimo, hay que evitar que quede en el olvido y en manos de nadie a pesar de que en palabras de García Márquez el secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad.
Estas etapas de la vida son los extremos de una barra de pan y si las obviamos, por desear la parte central, la más ancha, la más crujiente, la que tiene más miga, en resumen, la que mejor nos viene, olvidaremos que fuimos niños y seremos viejos.
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Si estamos entre esos tramos de vida estamos para cuidarnos y vivir en plenitud, pero también estamos para mirar alrededor, orientar a quienes nos siguen y están inmersos en un contexto plagado de estímulos, pero sin referentes claros y estamos también para ocuparnos de quienes nos trajeron, con los sinsabores e incomprensiones que a veces entraña, pero con las enormes compensaciones y aprendizajes que trae consigo.
Todo esto para decir que habrá que andarse con luz porque, si no hay rebaño y cada uno, con perdón, va a su pedo, lo mismo acabamos barranco abajo
Escuché que no tenemos cien para repartir entre nosotros mismos y quienes queremos, sino tantos “cienes” como personas a las que querer, así que parece que no es cuestión de repartir cantidades finitas
Antes de penar, que nos duela o lamentarnos por las esquinas, abramos las ventanas y miremos, lontananza, con entusiasmo, porque leí también algo así como que no es tanto el planeta (y añado ambiente) que vamos a dejar a nuestros hijos como los hijos e hijas que vamos a dejar a este planeta de millones de años que ha visto ya de todo y nos dejaron en préstamo por un rato.
Emprendedor
7 mesesVerdad verdadera!!!