HUELLAS: VOLCÁN ILALÓ

Junio, 2005

Camino, un solo paso a la vez, bajo mis pies descansa volcán inactivo rodeado de una ciudad que crece en sus faldas. El pasado destructivo e inhabitable de este lugar, ha dejado una tierra fértil que ahora es fresca y prolifera y, a pesar de que solo quedan los indicios de un cuerpo tan majestuoso bajo la Tierra, el riesgo sigue siendo inminente. Deforestación, incendios, la imparable expansión de nuestra especie, pero más peligroso aún, la indiferencia; debo cuidar lo que ven mis ojos.

Agosto, 2022

Hace más de 15 años, en el 2005, visité el Volcán Ilaló de una manera diferente; con la intención de buscar manos que estuvieran dispuestas a participar en los esfuerzos por mantener esta zona preservada, viva y segura. En mi búsqueda encontré a jóvenes que se han acercado y adentrado a la naturaleza con la intención de promover su respeto, los Scouts de Ecuador. Con ellos, se formaron brigadas para la prevención de incendios en las temporadas de verano, las más críticas para este tipo de desastres naturales, ellos son ahora la primera línea de defensa de este santuario.

El Ilaló necesitaba más de nosotros, estábamos en deuda con el lugar, necesitábamos continuar avanzando; prevenir fue el primer paso, ahora debíamos sanarlo. La comunidad se acercó, capacitamos a 500 personas y a propietarios de tierras. En la comunidad Leopoldo Chávez, nació un proyecto de eco-turismo financiado por el Ministerio de Turismo y con ayuda de todas estas manos y dando pasos pequeños que nunca se detuvieron, logramos plantar más de 550.000 árboles en las laderas de este lugar tan importante e icónico para la ciudad de Quito.

Hoy, seguimos caminando, un solo paso a la vez, 15 años más tarde. Bajo nuestros pies la tierra da frutos y vemos el crecimiento de árboles frondosos. La gente viene de visita y se maravilla con las vistas, espera a que el sol iluminé el Valle de Los Chillos y Tumbaco, pasean por los senderos Guangopolo y El Tingo con el objetivo de llegar a la cumbre a pesar de las horas que pueda tomar y dificultades que puedan encontrar.

Con tiempo, paciencia y determinación, el Ilaló ve mejores días y se nutre de la gente que atraviesa sus senderos plagados de flora e historia.

Después de tantos años quiero averiguar dónde se encuentran las personas que ayudaron a devolverle vida al Ilaló, quiero y espero que tengan la oportunidad de volver y encontrarse con lo que sembraron nuestras manos, caminar por los senderos y tumbarse bajo la sombra del árbol que tú mismo plantaste. Comparte este relato para que pueda llegar a los que rehabilitaron este sitio para convertirlo en lo que es hoy. Aún estamos en deuda con la naturaleza, te invito a formar parte de los pasos que damos por el mundo y para el mundo. Así vayamos lento, no planeamos detenernos.