IMÁGENES, TEXTOS y SIGNIFICADOS
Primeras impresiones
No hace mucho me encontré con esta imagen. Las primeras impresiones son positivas. Una forma ingeniosa de presentar el tema, en donde se quiere visualizar el problema del BURNOUT o Síndrome del Quemado.
Acertadamente pone de manifiesto que dicho síndrome resulta más bien de un proceso paulatino y no de una ocurrencia repentina y fortuita. También viene acompañada de unos textos explicativos de cada fase, que aquí llama nivel.
Parece todo muy lógico. Pero . . . ¿es realmente así?¿Qué pasa con las descripciones añadidas a cada “nivel”?
Analizando con más detenimiento
Veamos esto con algo más de detenimiento, analizando cada descripción siguiendo el orden numérico ascendente.
1) “Amor ciego”
La connotación “ciego” indicaría que hay algo en la persona que ésta no ve. La gran pregunta es, si es algo que no vé en sí misma o en el entorno . . . o en ambos. En cualquier caso, si lo percibe como el mejor trabajo del mundo, más bien indica bienestar. Posiblemente esté en un estado de FLOW. En este caso, claramente no hay Burnout.
2) “Poco hecho”
Ni el entorno ni la persona son perfectos. Darse cuenta que hay cosas que se pueden mejorar, en esta etapa resulta estimulante. Aquí no hay Burnout.
3) “Al punto”
Si la persona sostiene que sigue dándolo todo, pero que hay que cambiar cosas urgentemente, denota que hay preocupación, pero no hay Burnout.
4) “Muy hecho”
Si la persona decide ir a mínimos, es porque se da cuenta (tiene consciencia) de que si sigue dando más, corre el riesgo de enfermar, o al menos, ponerse mal de una forma que no desea. No hay Burnout. Una persona así, capaz de cuidar de sí misma de esta manera, ¡no puede llegar a tener un Burnout!
¿Quién corre riesgo de quemarse? La persona que no se da cuenta de lo que (le) pasa, que sigue dándolo todo y termina sintiendo sobreexigencia. Esta persona, ya con un riesgo de Burnout mayor, diría algo así como “no doy abasto con todo lo que hago” o “me dan más de lo que puedo hacer”, pero sigue tratando de satisfacer todas las demandas de trabajo.
5) “Achicharrado”
Una persona que dice que si encuentra otra cosa, se va, a lo sumo está diciendo que su nivel de compromiso con la organización es mínimo. Una persona así no está quemada ni corre ese riesgo, pues está dispuesta a cambiar de entorno laboral. Hay predisposición al cambio. Busca una solución para sí misma. No hay Burnout.
¿Quién corre riesgo de quemarse? La persona que no se da cuenta de lo que (le) pasa, que sigue dando más aún, pero que comienza a sentir un miedo al fracaso agobiante. Una persona así ya está al borde de un Burnout, y diría algo así como “tengo miedo a no poder con todo” o “no me alcanzan las horas del día. Ya no sé cómo hacer”.
6) “Infierno”
¡La persona que se va por decisión propia y deja todo atrás, definitivamente NO ESTÁ QUEMADA! ¿Por qué? Porque tiene la suficiente consciencia y fuerza como para cuidar de su propia salud (mental). ¡Evita enfermarse! Es como si en situación de riesgo en un automóvil hubiese sido capaz de tirar del freno de mano a último momento y evitar una colisión. Por lo tanto, para una persona así, incluso aquí no hay Burnout.
¿Quién corre riesgo de quemarse? La persona que no se da cuenta de lo que (le) pasa, que lejos de irse, permanece en la organización hasta que se enferma. Una persona así cae en Burnout. Alcanza el punto de “no dar más” y es el “no va más”, pero no por iniciativa propia, sino porque se quedó sin energía. La incapacidad de seguir trabajando en la organización en la que se encuentra viene dada por el agotamiento físico y mental extremo que sufre la persona afectada. Normalmente, este diagnóstico implica una incapacidad laboral temporal prolongada y un tratamiento psiquiátrico y/o psicológico de apoyo más o menos extenso. En general, estas personas tardan en recuperar sus energías. En muchos casos, la persona es despedida.
Los costos (directos e indirectos) para la organización son muchos. Basta con pensar en la re-asignación de tareas y consecuente recarga laboral para el personal restante (con un potencial "efecto dominó") o la búsqueda de nuevos candidatos para cubrir el puesto vacante. Si se trata de un puesto directivo, el desajuste que se produce es aún mayor.
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Conclusiones
Distinguiendo grupos diferentes de personas
Ahora bien, habiendo analizado las imágenes de las tostadas y sus respectivas descripciones, hubo que distinguir dos grupos de personas diferentes:
En ese sentido, las descripciones asociadas a las imágenes llevan a mezclar cosas diversas, de manera ya no pueden distinguirse correctamente. Se genera una confusión innecesaria.
En el caso analizado, p.ej., se induce a los lectores a interpretar que estar quemado es cuando uno deja todo atrás por decisión propia, lo cual es falso. Todo el proceso de las tostadas que se van oscureciendo hasta terminar quemadas, solo es coherente con el grupo de personas de riesgo real señalado, donde debieron haberse colocado textos acordes con este síndrome (como los dados en el análisis).
Si no, lamentablemente se distorsiona una realidad tan triste y llena de sufrimiento, como lo es el de una persona que termina realmente agotada física y mentalmente. Que enferma, porque no es capaz de irse por sí misma del lugar en el que se encuentra.
Consecuencias de dichas distinciones
Si hemos distinguido estos dos grupos de personas, es evidente que hay algo en las primeras (grupo de riesgo) que es distinto del de las segundas (sin riesgo, o riesgo mínimo), pues no reaccionan igual frente al mismo entorno.
Por lo tanto, esto también nos lleva a pensar que debe haber un estilo de pensamiento (o estrategia mental) muy particular en el grupo de riesgo, que no está presente de esa forma en los demás.
Hasta aquí seguramente estamos de acuerdo.
La gran pregunta aquí es, cómo podemos descubrir qué estilo de pensamiento tiene cualquier persona de una organización (sea el CEO, un Gerente o cualquier otra). Así podría prevenirse este problema tan difundido y evitar costos.
La inmensa mayoría de las herramientas que hay en el mercado no nos ayudan realmente, pues no son capaces de mostrarnos los estilos de pensamiento de los individuos. Ni mucho menos de predecir un riesgo de Burnout. Es decir, por qué hacen lo que hacen, llegando al extremo de enfermarse como en este caso, o generando grandes conflictos en otros.
¿Soluciones?
Por suerte existen. Hay una herramienta que se centró precisamente en eso. En descubrir lo que compone el estilo de pensamiento único e irrepetible de cada persona. Con ella, el consultor, el coach ejecutivo o el terapeuta solo necesita leer 4 de los más de 50 factores (técnicamente denominadas como Intenciones Cognitivas) que forman parte del estilo de pensamiento, más el nivel de estrés externo percibido por la persona. O sea, son 5 factores en total, con los que ya sabe si la persona corre riesgo de Burnout o no. Así, de un plumazo.
Y aquí sólo hablamos del Burnout en particular. Sin embargo, ya nos podemos imaginar que si esta herramienta es capaz de semejante hazaña, ofrece mucho, mucho más que eso.
No es ciencia ficción. Es una realidad que todos podemos aprovechar, pues está disponible incluso en español.
No pretendo que me creas. Busca “Indentity Compass” en Google y verás.
¡Te sorprenderás!
Y si tienes preguntas, te responderé personalmente con mucho gusto.
¡Feliz viernes y buen fin de semana!