Imagina que tuviéramos esto acá
Saanvi, una adolescente de la India, estaba haciendo un informe sobre El Gran Gatsby, la famosa novela de F. Scott Fitzgerald. Ella estudiaba la secundaria en una escuela en línea creada por la Universidad Estatal de Arizona y Khan Academy. Mientras Saanvi leía la novela, le surgió una curiosidad: ¿por qué el protagonista se queda mirando, a lo lejos, una luz verde, al final del primer capítulo? ¿Qué tenía de especial aquella luz que observaba desde su mansión al otro lado de la bahía?
Saanvi intuía que se trataba de algo importante, así que buscó en Google la respuesta. Por supuesto, encontró varias publicaciones que explicaban el simbolismo de la luz verde. Sin embargo, no terminaba de comprender su sentido. Según contó Sal Khan el año pasado en una charla TED, “nada de eso resonaba con ella”. Entonces probó algo distinto.
Ella recordó que la plataforma de su escuela usaba Khanmigo, un chatbot de inteligencia artificial entrenado para funcionar como un tutor para los estudiantes. Saanvi le pidió que le contestara como si fuera el mismísimo Jay Gatsby, y se embarcó en una larga conversación con él.
—¿Por qué te quedas mirando la luz verde? —le preguntó.
—Ah, la luz verde, vieja amiga. Verás, es un símbolo de mis sueños y deseos. Está situada al final del muelle de Daisy Buchanan, al otro lado de la bahía de mi mansión. La miro con nostalgia, pues representa mi añoranza del pasado, y mi esperanza de reunirme con Deisy, el amor de mi vida.
Saanvi sintió que, ahora sí, se asomaba a aquella verdad que estaba expresando la novela. Para esta chica de la India, esta conversación con la IA se convirtió en una experiencia de aprendizaje significativo.
Imagínate que en otros espacios educativos —la universidad en la que trabajas, por ejemplo— se usaran los modelos de lenguaje de una manera similar. Imagina que tus estudiantes tuvieran acceso a un tutor virtual que fuera capaz de orientarlos de manera acertada, creativa y personalizada. Que fuera capaz de ayudarlos a pensar.
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Un salto hacia el futuro
La historia que acabo de contarte es lo que Stephen Denning, un autor de libros de liderazgo y gestión, llama una historia trampolín (springboard story). Se trata de un relato en el que recurrimos a un ejemplo real para mostrar cómo se vería el cambio que queremos implementar. Una historia de este tipo, explica Denning, sirve para comunicar una idea compleja e inspirar a otros a implementarla.
Seamos francos: con frecuencia, la innovación que desarrollamos en nuestras organizaciones no es completamente nueva. Es muy probable que otros —otras industrias, otras empresas, otros líderes— la hayan aplicado primero. Y está bien: no hace falta creernos Adán. El que existan antecedentes nos ofrece una ventaja: podemos apoyarnos en el pasado para ayudar a nuestros oyentes a imaginar el futuro.
Por eso, me gusta cómo llama a esta clase de historias David Hutchens , otro referente en business storytelling: Imagínate que tuviéramos esto acá. Ese es el mensaje que una historia de este tipo nos propone: Imagínate que tuviéramos esto acá. Esta tecnología, este procedimiento, esta buena práctica, esta actitud, este valor. Imagínate que ese cambio fuera una realidad también entre nosotros.
¿Quieres crear una historia trampolín? Sigue estos pasos:
En una historia de este tipo, no necesitamos preocuparnos mucho por el embellecimiento de la narración. Pueden funcionar bien historias minimalistas. Lo más importante aquí no es la estética, sino el poder persuasivo de un relato que nos demuestra que el futuro ya empezó a ocurrir.