¿Jefe versus Líder? - ¿Dicotomía Falsa?
Comenzando un nuevo programa de Liderazgo Integro-Consciente en Santiago hace unos días atrás, pregunté como siempre: ¿qué preguntas tienen? Esto lo hago no habiendo tocado materia alguna, como tampoco haber develado la agenda del programa.
Entre otras, surgieron estas preguntas:
¿El líder nace o se hace?
¿En qué se diferencia un jefe de un líder?
Devolví ambas preguntas:
¿Por qué creen ustedes que se pregunta habitualmente si el líder nace o se hace?
La respuesta de un par de personas estuvo relacionada a la esperanza, al deseo de convertirse en líderes desde las jefaturas que ya son. En este eterno debate, al menos yo, creo que hay una combinación de ambos. Hay personas que nacen con rasgos innatos, con características de temperamento naturales que facilitan roles de liderazgo. Por otro lado, el aprendizaje, el desarrollo personal y la experiencia en la práctica del liderazgo van determinando que las personas puedan adquirir conocimientos y habilidades que le aporten a su propia manera de liderar.
En la segunda pregunta, les invité que me dijeran ellos que diferencias percibían.
¿En qué se diferencia un jefe de un líder?
Irremediablemente, y cómo siempre ocurre, surgió la dicotomía falsa de características opuestas que se hace de la comparación de ambos “personajes” (así entre comillas).
En otro taller también de liderazgo que facilité hace bastante tiempo atrás, un Jefe, orgulloso de ser Jefe, nos comentó a todos los presentes que le parecía nefasta esta caricatura que le han puesto al nombre de “Jefe”. No pude estar más de acuerdo.
Hay ciertos “lugares comunes” que circulan en las redes sociales que son fáciles de “comprar” sin mayor reflexión. Uno de ellos es esta falsa dicotomía, a mi juicio, de la comparación excluyente del personaje “jefe” versus el personaje “líder”.
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Me imagino que habrás vistos esas imágenes en que sale la figura de un Jefe asociado a conductas más bien negativas, que dejan bastante que desear de un superior. Por ejemplo, el jefe manda y ordena, inspira miedo, habla desde el “yo”, se preocupa por las cosas, presume éxitos y tiene empleados. El líder es una persona que hace todo lo contrario: aconseja y guía, inspira entusiasmo, dice “nosotros”, se preocupa por las personas, comparte éxitos y tiene un equipo de trabajo.
Lo que acabo de replicar, si lo piensas, son características asociadas a cada uno de los personajes de Jefe y de Líder. Es como si las denominaciones de estos personajes, viniesen adheridas irremediablemente de tales características, con sus defectos o cualidades. El “o” es relevante, porque es dicotómico, falsamente dicotómico. Está el personaje “malo” o está el personaje “bueno”.
Bien lo decía el Dr. Humberto Maturana (que no era dado a hacer definiciones) que “nada es un sí mismo”, sino que todo está vinculado a la “dinámica relacional” que se genera. En la práctica, si trabajo en una empresa y tengo un Jefe (nombre formal que se les asigna a ciertas personas que detentan autoridad sobre un grupo o equipo de colaboradores), bajo esta propuesta dicotómica, ¿a este jefe o jefa debería presumirle todas estas características negativas que se le adjudican? Obvio que no.
Jefe es una denominación de un cargo de autoridad y punto. De allí, ese jefe puede ser un pésimo jefe o un excelente jefe y todos los niveles intermedios entre ambos extremos. Pensarán algunos que si es un buen jefe entonces se debería denominar como líder. Si podría ser, pero en la práctica en el mundo organizacional es muy raro que se denomine a un cargo como: Líder de Recursos Humanos, Líder de Administración de Ventas o Líder de Logística. Todos son jefes de cada una de esas áreas.
Ahora bien, supongamos que efectivamente se le denomine como líder, ¿quién determina si tal persona “merece” esta nueva denominación o continuar siendo llamado Jefe? Complicado porque son percepciones individuales, tanto así que dentro de un mismo equipo hay integrantes que lo consideran un buen jefe (que merecería ser denominado líder) y otros, válidamente, que no.
Te invito a pensar en un líder político que respetes y valides como tal. Piensa ahora en algún conocido tuyo que definitivamente no tenga la misma percepción que tú tienes y que no valide en absoluto que sea un buen líder, pero que, sin embargo reconoce que si es un líder. No es la definición de Líder lo relevante, es el vínculo emocional que a cada uno nos genera, dada nuestra propia percepción, nuestras creencias y nuestros valores.
Volvamos a lo organizacional, el estilo de liderazgo explicitado en las características descritas al comienzo de este texto son de un líder que podría ser denominado como Relacional, el líder colaborador, él que escucha, aconseja y guía. Existen líderes organizacionales que no necesariamente cumplen con estas características y son igual de validados como tales. Un Líder Director sería quién establece norte estratégico, que es resolutivo en la toma de decisiones, que busca el objetivo correcto aunque no tenga consenso de su gente, especialmente en momentos de alta incertidumbre e inestabilidad financiera, por ejemplo. Dada la coyuntura puede ser el líder necesario, que dista ciertamente de las características del “personaje líder” ya descrito. Desde esta mirada, es lo situacional lo que determina qué estilo de liderazgo es el adecuado o no.
Mi punto es que hay buenos jefes y malos jefes, como también existen buenos líderes y malos líderes. La calificación de cada adjetivo está en cada uno de nosotros, no en la denominación de esta falsa dicotomía que nos han querido “vender” y que muchos han decido “comprar”.
Para terminar, y a modo de prueba, piensa en algún Jefe o Jefa buena, que le tengas admiración, respeto y estima, con que te haya tocado trabajar. Ahora piensa en algún líder del ámbito nacional o extranjero, que definitivamente sea reconocido como líder, que no te guste para nada cómo desarrolla su liderazgo. Si lograste encontrar a estas dos personas, acabas de romper con la “dicotomía falsa” del Jefe VS Líder.