Juntos en el camino 💪
El pasado 10 de octubre se cumplió un año de mi renuncia a mi último trabajo en relación de dependencia. Si bien nunca tuve períodos largos en esta modalidad, dado que siempre buscaba nuevos desafíos, este último puesto había durado más de tres años. Todo un desafío. Me había agarrado joven, pero ya cada vez menos, con una necesidad de encontrar por un tiempo un lugar en el cual crecer, afianzar todo lo que había aprendido hasta ese momento y potenciarlo.
Lo decidí e informé en julio, pero la fecha de cierre de ciclo fue el 11 de octubre. Parece azaroso, pero yo le encontraba cierta lógica: no era demasiado pronto y me permitía no dejar muchos asuntos pendientes por resolver, ni demasiado cerca de fin de año como para que me instaran a aguantar hasta que finalizara el 2019. Así que, la profecía se cumplió. El 10 de octubre me llevé mis últimas cosas de la oficina y salí por última vez.
Siempre tuve mis proyectos paralelos, periodísticos y también de consultoría en comunicación. Cada mes que pasaba se hacía más difícil sostenerlos teniendo un trabajo full-life, pero no terminaban de ser lo suficientemente rentables como para vivir sólo de eso. Pero la pileta está ahí y a veces hay que tirarse. Tenés que soltar la mano de la seguridad para emprender el camino de la incertidumbre y la volatilidad (sobre todo en nuestro querido país).
Las cosas fueron bien, la apuesta rindió sus frutos, al menos lo suficiente como para no tener que ajustarnos demasiado. El verano no tuvo muchos lujos y había que ejercitar la austeridad para poder agrandar la espalda por si las cosas no venían bien en un 2020 que pintaba difícil… pero no tanto como para esperar una pandemia. Marzo llegó con muchos clientes, desafíos interesantes y con la idea de escalar. Estaba todo dado para construir una gran hazaña, hasta que 15 días después todo empezó a temblar para nuestros proyectos y también para los de nuestros clientes. Muchos se vieron obligados a interrumpir los servicios, otros tuvieron que ajustarse el cinturón y también nos pidieron que los acompañemos hasta tanto la cosa se recomponga.
Habíamos apostado a un esquema distinto, con roles más fijos, con un flujo de gastos que no habíamos tenido en 3 años. Lo sostuvimos con el esfuerzo de quienes participan de la consultora y gracias a la confianza de cada uno de los clientes que siguió apostando a sostener servicios de comunicación en medio de un escenario cada vez más complejo.
Así pasaron los meses; entre tires y aflojes, números rojos, dudas, miedos, apuestas y garra. Así pasó el primer año de confiar en que la autonomía laboral podía darme otros espacios para seguir creciendo como profesional, como emprendedor, como persona.
A todos los que se cruzan, acompañan y hacen de éste un camino más sencillo, les digo GRACIAS. 💪
Escritora y Asesora en Educacion en Multiespacio de Asesoramiento y Orientacion Pedagógica
4 añosLucas ! Que lindo lo que escribís! Hay que ser valiente y apostar! Todo un ejemplo . A mi me llevo muchos años dejar lo formal y seguir mi proyecto propio, aceptar , investigar , escribir y formar docentes. Y descubrí un mundo sin fronteras realmente. Sos un ejemplo . Me alegro mucho de conocerte espero y que te conozcan muchos jóvenes y sigan tu ejemplo. No hay que desistir nunca de nuestros sueños y proyectos. Te felicito!