Kilo y medio

Hoy es la primera vez que me atrevo a decirlo en voz alta (bueno, en voz pública): quiero bajar un kilo y medio de peso.

Cómo a la mayoría de la gente, no me gusta tocar el tema, ya que hablar de perder kilos es reconocer que se tienen de más, y aceptar que nos ganaron los antojos y que no tenemos la fuerza de voluntad y los buenos hábitos que creemos tener.

Mi particular caso se complica porque parece que no está bien que una persona como yo diga que quiere perder peso. He entendido que la menor mención de mi deseo provoca que me digan exagerado, pretencioso, y que le caiga mal a mi interlocutor, quien muchas veces, no tiene uno, sino varios kilos de más.

Sí, de acuerdo con la tabla de peso ideal, estoy en el punto medio del rango que me corresponde por talla y complexión. Peor aún, toda mi vida he estado muy cerca de ese punto medio; nunca he tenido ni bajo, ni sobrepeso.

Estando en esta bendecida condición, ¿Por qué quiero perder un kilo y medio?

La mera verdad es solo porque los traigo en la cintura y preferiría no tenerlos.

O quizá sea por condición humana: quién tiene 10 millones de dólares quiere once y medio –y luego trece-, quién corre 100 metros en 12 segundos, quiere hacerlo en 10:30. Siempre queremos un poco más, o un poco mejor, aunque al resto del mundo le parezca que ya es suficiente.

Observo que esto es particularmente cierto con aquello de lo que se tiene mucho -en el sentido positivo-. Si tienes 40 kg de sobrepeso no quieres subir más, pero cuando pierdes 35 kg, quieres bajar los otros 5, aunque tus amigos te digan que ya es suficiente.

A pesar de todo, intentaré perder el kilo y medio, consciente de que la experiencia  incluirá 2 retos. El primero será resistir la insistencia de la gente cuando me niegue a aceptar una tortilla más, o un poco más de guisado, o una quesadilla más. Lo difícil no será decir que no, sino sostenerlo a pesar del bullying por la “payasada” de querer bajar de peso, cuando no lo necesito.

El segundo -y más difícil- reto será dejar de comer dulces en la noche, que son los principales contribuidores al mentado kilo y medio.

Ahora que lo pienso mejor, mi objetivo va más allá de perder un poco de peso. Mi verdadero propósito es dar un paso más hacia un estilo de vida saludable, librándome del azúcar de los dulces, que no aporta nada positivo, y si puede dañar mi salud.

Hace tiempo que pienso en dejar “las gomitas”, y no puedo. La razón es porque no tengo claro que es lo que -emocionalmente hablando- me dan; y si no he puesto interés en descubrirlo -para saber cómo obtenerlo de otra manera- es porque “no urge”, y entonces procastino.

Para avanzar necesito hacerme una pregunta que me haga ver desde un ángulo distinto, una que reencuadre mi experiencia con “el dulce”; o una pregunta que desvele algo más valioso para mí que los dulces.

Necesito esa pregunta, …tú la tienes? Me la haces?