La clave del éxito
La primera charla del curso fue dictada por Diego S. , psicólogo especializado en entender el comportamiento y desarrollo humano, así como en su adaptabilidad al cambio. Su exposición giró entorno a los conceptos de red, intercambio y reciprocidad, así como en conocer un poco más sobre la psicología organizacional.
En el sitio web Tu Terapia describen a la psicología organizacional como “el área de la psicología que se encarga de estudiar el comportamiento humano en el mundo laboral (del trabajo) y de las organizaciones.” Fuente: https://bit.ly/3AOR6xP
Claramente, las empresas tienen un interés especial por conocer y entender el comportamiento de las personas en el ambiente laboral, pero cada individuo, como parte de ese grupo humano, debería estar igual o más interesado en conocer dichos comportamientos que hacen a la dinámica del equipo.
La realidad que pasamos la mayor parte de nuestra vida en una organización, y por ende mucho más tiempo con ellos que con otros de nuestros vínculos. Además, trabajamos en dependencia con esas personas, y son ellas las que nos van marcando día a día como individuos, en el transcurso de la obtención de metas comunes.
Entonces, adentrémonos al otro lado de la psicología, una psicología práctica, aplicable y tratemos de entender, ¿cómo alcanzamos realmente esas metas? o también ¿cómo logramos el éxito? -entendido como alcanzar aquello que queremos lograr-.
Comúnmente se dice que existen 3 variables para lograr el éxito:
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Pero hay una cuarta variable que se da por sentada, pero es la más importante, ya que une y potencia las otras tres: los otros.
Las personas de nuestro alrededor, las redes que tendimos y tenderemos a lo largo de nuestra vida son la clave del éxito. Cada uno de ellos son los hilos de esa red, que, a través de la unión, cada vez se hace más fuerte. Todos ellos, nos impulsan a llegar más lejos, nos “hacen calcito” para alcanzar nuestros objetivos personales y profesionales.
Con todas esas personas que nos relacionamos, estamos en un continuo intercambio de “cosas”: tiempo, recursos, atención; y dicho intercambio se da de distintas formas, con distintas intenciones y distintas expectativas. Todas estas variantes dependen, no solo de con quién nos estemos relacionando, sino también el contexto y la situación.
Según lo compartido por Diego, existen tres tipos de reciprocidad durante los intercambios: interesada, equitativa y generosa. El interesado desconfía del otro y siempre va a buscar obtener algo a su favor durante el intercambio. El equitativo, es la posición que adopta la mayoría de las personas, es un dar y un recibir en el cual medís a la otra persona y te relacionas con cuidado. Por último, el generoso da todo sin pedir nada a cambio, muchas veces adoptamos está posición cuando nos sentimos en confianza con la otra persona ya que acá no nos cuidamos si no que nos distendemos.
En su libro Economía de la Edad de Piedra, Marshall Sahlins identifica otros tres tipos de reciprocidad, en relación al intercambio informa de bienes que se daba en antiguos sistemas económicos. Igualmente, en algunos aspectos, estos podrían corresponderse con los anteriormente nombrados: reciprocidad negativa (interesada), reciprocidad equilibrada (equitativa) y reciprocidad positiva (generosa). Pueden leer el libro aquí.
Por último y a modo de reflexión, es importante recordar que vivimos en un mundo demasiado complejo para que todo lo resuelva uno solo, el comienzo de todo es colaborativo y se da así porque lo necesitamos para sobrevivir. Conociendo todo esto, es interesante entender y pensar desde qué lugar y con qué intención nos relacionamos, ya que, al final, todo lo que hagamos va a tener su reacción o efecto en los otros y viceversa.