LA “CONTRATACIÓN FANTASMA”, O “QUIET HIRING”: EL ARTE DE CONTRATAR, PERO COMO QUIEN NO CONTRATA
No es que sea una total novedad ni mucho menos, pero se ha extendido mucho últimamente, dadas las incertidumbres de la hora, los cambios volcánicos de la economía y la eclosión de nuevas tecnologías que parecen querer arrasar todo lo que conocíamos. Por eso, y como el buen talento se muestra esquivo y a veces intenta reservarse en espera de mejores condiciones y ofertas, muchos lo buscan en los entresijos de sus propias organizaciones.
Para eso tenemos al “Quiet Hiring”, o "contratación silenciosa" o “fantasmal”, que es una estrategia emergente en recursos humanos que permite a las empresas optimizar su talento interno sin necesidad de realizar nuevas contrataciones. Este concepto se originó como respuesta y contracara a fenómenos laborales como el "Quiet Quitting", donde los empleados limitan su compromiso a lo estrictamente necesario.
Origen y Contexto
Podemos decir que el Quiet Hiring ha ganado relevancia en un entorno laboral competitivo, donde las organizaciones buscan maximizar la productividad y reducir costos. Se presenta como un remedio, o al menos un paliativo, a la escasez de talento, a su volatilidad y a la necesidad de adaptarse rápidamente a cambios en el mercado.
Cuando se lo recomienda
Es particularmente aconsejable recurrir a él en situaciones como:
· Recortes de presupuesto: Las empresas pueden no tener recursos para nuevos reclutamientos.
· Desarrollo de habilidades: Se busca potenciar las capacidades de los empleados existentes, permitiendo que asuman roles más diversos.
· Confidencialidad: Cuando se desea evitar que la competencia se entere de nuestras vacantes críticas.
Ejemplos Prácticos
Como todo, hay ocasiones adecuadas para aplicarlo, y otras que no lo son. Veamos:
1. Reasignación de Tareas: Una empresa puede permitir que un empleado del departamento de marketing asuma funciones adicionales en ventas, por ejemplo, diversificando así su rol sin contratar nuevo personal.
2. Capacitación Interna: Ofrecer formación a empleados actuales para que puedan cubrir vacantes temporales, lo que ahorra tiempo y recursos en procesos de selección.
3. Proyectos Especiales: Implementar equipos de trabajo flexibles donde los empleados puedan rotar entre diferentes proyectos según sus habilidades, fomentará un ambiente más dinámico y colaborativo.
El Quiet Hiring no solo ayuda a las empresas a ser más eficientes, sino que también puede aumentar la motivación y satisfacción laboral al ofrecer a los empleados nuevas oportunidades para crecer dentro de la organización. Sin embargo, es crucial que esta estrategia se implemente con cuidado para evitar el agotamiento o la desmotivación de los trabajadores.
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Porque tiene sus peligros:
Uno de los principales inconvenientes del quiet hiring es la falta de diversidad que se da al no buscar activamente a personas con talento fuera del equipo, limitando los empleados potenciales que aportarían nuevos conocimientos, ofreciendo otras experiencias e ideas innovadoras.
Nos arriesgamos a que los empleados tengan una mayor carga laboral, pero si es con el mismo sueldo, sin nuevos beneficios. ¿Cómo vamos a sostener esta situación en el tiempo? Lo que podría ser atractivo a corto plazo, puede provocar una gran desmotivación a medio o largo plazo.
Aumentar las tareas en lugar de sustituirlas o priorizarlas, inevitablemente provocará un aumento del estrés. Al fin y al cabo, estamos hablando de una tendencia que hace que una persona haga el trabajo de dos.
Si los directivos de la organización no están siendo honestos con el quiet hiring y sobrecargan con tareas a los empleados, lo más probable es que el compromiso se vaya deteriorando. Llevar a cabo tareas que no tienen que ver con sus funciones o su preparación y que, quizá, ni siquiera les gustan o motivan, puede provocar una evitable fuga de talento.
Por eso, es indispensable la asertividad, esa habilidad para comunicar de manera adecuada, sin hostilidad y honestamente, nuestras opiniones. Esta forma de expresarse respeta siempre a los demás, pero, sobre todo, pondera las necesidades y sentimientos propios. Es decir, que debemos comunicarnos con asertividad para poder expresar nuestros límites y nuestras capacidades. Las tareas pueden ser infinitas, pero el tiempo de trabajo va a ser el mismo, por lo que tienes que saber priorizar y decidir.