LA EMPRESA: sus retos actuales y los que plantea la “nueva normalidad”.

Raros tiempos nos ha tocado vivir. A pesar de que muchas reconocidas voces habían advertido sobre la posibilidad de una pandemia, quisimos pensar que no nos iba a tocar y, por lo tanto, no estábamos preparados ni con la infraestructura de salud, ni con los recursos tecnológicos (que al final resultaron bastante insuficientes), ni con los recursos económicos y familiares, ni como empresas. Tristemente el incremento en las tasas de depresión, ansiedad, violencia intrafamiliar e intentos de suicidio, evidenciaron que los recursos psíquicos con que contábamos tampoco fueron suficientes. 

Ahora, se trata de capitalizar esta experiencia y aprender de ella, en el entendimiento de que son diferentes los desafíos, en dos diferentes momentos:

1.   La crisis:

1.1.               Mantener viva la empresa

Salvaguardar las compañías, los puestos de trabajo, garantizar el empleo, comprendiendo que, en medio de la crisis, el asunto de contar con un salario se vuelve definitivo, vital.

1.2.              Garantizar la salud de los colaboradores

Nunca como hoy fueron tan relevantes las áreas de salud y seguridad en el trabajo y la gestión humana. Levantar oportuna y correctamente los protocolos de bioseguridad, y lo que es aún más importante, generar una cultura de autocuidado que garantice que se lleven a cabo las disposiciones, por cada uno de los colaboradores, ojalá sin acudir a medidas coercitivas.

1.3.              Mantener la funcionalidad

La humanidad acaba de encarar el experimento de teletrabajo y trabajo en casa, más grande de la historia. Muchas empresas lograron seguir funcionando con la mayoría de los colaboradores en sus casas, sin perder la funcionalidad. Sin embargo, también pudimos corroborar que, no todos los trabajadores tiene en su residencia un computador y conexión a internet.

1.4.              Garantizar una comunicación fluida:

Este desafío implica dos componentes: el primero tiene que ver con la conectividad en sí misma, el segundo con la trazabilidad y el seguimiento a los procesos.

a.   la conectividad: la ONU declaró el acceso a la internet como un derecho humano. Lo que fue muy evidente es que este servicio colapsó. Muchos nos vimos en la necesidad de agrandar los planes de internet, entre otras cosas porque se demostró que pagamos un plan por N megas y normalmente nos proveen aproximadamente la mitad de las que estamos pagando. Otra brecha sensible fue la pobre capacitación de las personas para usar las plataformas como zoom, meet, teams, whatsapp, Skype, entre otras. Todo esto sin mencionar el asunto de la seguridad de la información, que resultó ser una inquietud adicional.

b. El asunto de la trazabilidad y el seguimiento a los procesos es todavía más complejo: al no coincidir en un espacio físico de trabajo, las instrucciones se han dado por whatsapp, correos, a veces personales, telefónicamente, lo cual dificulta hacerles seguimiento. Es importante estrechar los medios usados y levantar actas a los grupos primarios, comités de gerencia y reuniones de juntas directivas o asesoras. Empresas muy importantes del país han tomado la decisión de usar un solo canal, para que allí queden todas las conversaciones a disposición. Recordemos pedir autorización si vamos a grabar o a filmar.

1.5 Vencer la tentación de pescar en rio revuelto

Colombia es un país de “vivos”. No ha faltado en esta crisis la empresa que aproveche la coyuntura para tomar decisiones que en otro momento no tomaría por ser ética o moralmente cuestionables. No olvidemos que las decisiones relacionadas con las personas están profundamente mediadas por disposiciones legales. Pescar en río revuelto puede tener muchos riesgos, especialmente los reputacionales. 

2.   El “nuevo normal” o la nueva normalidad

Aunque no me gusta mucho esa manera de llamarlo, es la forma como algunos autores se refieren a lo realidad que nos queda plateada a partir de este evento. Lo cierto es que ya nunca volveremos a ser los mismos.

Los retos de la empresa en la nueva normalidad:

2.1.              Mantener la motivación y la certeza de futuro

Esto es, gestionar el miedo y la desesperanza. Es necesario recuperar el sentido de continuidad que los seres humanos necesitamos para estar tranquilos. Recordemos la ecuación simple aquella de que a mayor ansiedad menor desempeño. Hay que ayudar a las personas a recuperar la sensación de control, de certeza de futuro y de esperanza, a pesar de los cambios, entendiendo que algunos llegaron para quedarse.

     2.2. Mantener en doble vía el sentido de lealtad

En el proceso de sacar a las empresas de las condiciones en que quedarán post pandemia es vital el sentido de confianza entre la empresa y el colaborador. No debemos olvidar que de la confianza nacen no solo el cariño, sino la lealtad. Los esfuerzos que hagamos deben ser de lado y lado, y hay que mantener un sentido de equidad, los que perciben los salarios más altos deberán hacer los esfuerzos más grandes. Necesitamos proteger más a los más vulnerables, los que no tienen acceso a créditos o a otros mecanismos de financiación, por ejemplo.

2.3 Cerrar la brecha generacional: 

nunca como hoy son fundamentales la experiencia de los mayores y las iniciativas y la innovación de los jóvenes. Mantener conversando permanentemente las diferentes generaciones será de un valor enorme, representará un gran diferenciador y le agregará valor y adaptabilidad a la empresa.

2.4.       Reconstruir el tejido social en época de aislamiento:

Cobrará la mayor importancia el asunto de la cultura organizacional. Garantizar que las personas se sientan incluidas, tenidas en cuenta. Velar porque los más jóvenes, por ejemplo, los aprendices, los que recién llegan, sientan que tienen de verdad un lugar y una función. Mantener la guardia con el asunto del reconocimiento, que se hace mucho más complejo en el confinamiento, serán grandes desafíos para las gerencias y sus departamentos de Gestión Humana, que nunca, como hoy, demostraron su importancia y su capacidad de agregar valor.