La fuente de los problema
Todas clase de relaciones, en cualquier ámbito, en algún punto tiene conflictos.
Estoy seguro que te has preguntado muchas veces, cuál es el motivo de las constantes discusiones, de los malos entendidos, los problemas, de varias actitudes que a veces no tienen sentido para ti. Y seguramente varias veces esas acciones han sido tuyas, sin la intención de generar el conflicto y con mejor predisposición para hacer las cosas bien.
Entonces te preguntas, por qué las personas hacemos o decimos cosas que molestan, lastiman o resienten a otros sin la intención de hacerlo.
Es normal que el primer juicio que surja, es que la persona que comete estos actos no aprecia o no respeta a la otra, pero esa no es la fuente del problema.
Quiero compartir contigo una reflexión sobre lo que, según mi opinión, es una de las grandes fuentes de estas acciones con las que nos encontramos diariamente en todas las relaciones que tenemos.
Lo más seguro es que estés pensando que la fuente es el irrespeto, pero no lo es, la fuente está antes de que pueda comenzar el respeto.
Una manera de ver el respeto podría ser la aceptación de los límites que se han impuesto. Analiza algunos de estos ejemplos: cuando alguien no respeta las leyes de tránsito, la constitución, un contrato, un matrimonio, los principios, los valores, los horarios, las reglas de la casa, la reglas de convivencia, los acuerdos de trabajo, los planes, etc. Todos esos ejemplos tienen que ver con límites, que pueden tomar el nombre de parámetros, leyes, principios, normas o acuerdos, entre otros.
¿Dónde se origina la mayor cantidad de los actos irrespetuosos? Considero provienen de la ignorancia de los límites, por lo general por la falta de comunicación y co-creación de acuerdos.
No solemos ser claros con cuáles son nuestros límites, a veces ni los conocemos y la gran mayoría de veces te aseguro que asumimos los límites de la otra persona, con la que nos estamos relacionando.
Se resume a: yo por lo general respeto lo que quiero que respeten en mi.
De tal manera que asumimos que la persona sabe cuáles son nuestros límites y creamos una expectativa en base a eso. Esta expectativa, basada en la confianza en que la persona no traspasará nuestros límites, muchas veces es rota por acciones que provienen desde la ignorancia de dichos límites.
Cuántas veces te ha pasado que recibes un reclamo sobre reglas o normas que el otro individuo había impuesto en esa relación, que tu no sabías y viceversa?. Es porque tendemos a asumir que todos tenemos los mismo límites, valores y principios. Y exigimos el respeto de ellos.
Mi recomendación para evitar tantos problemas que pueden surgir desde esta fuente, es aprender a comunicarnos y hablar sobre límites, en cualquier ámbito donde nos relacionemos. Expresar abiertamente cuáles son tu valores, principios, expectativas, qué es lo que toleras y que es lo que no, saber justificarlo e indagar esta misma información de la otra persona. Así podrás decidir de manera consciente si traspasar e irrespetar esos límites y ser responsable de las consecuencias de ello. Y cuando la otra persona traspase los tuyos, tu realizar un reclamo legítimo.
Lo siguiente que quiero compartir contigo, tal vez sea aún más importante que lo anterior. Es una forma de hacer respetar tus límites , una vez que ya los hayas determinado. Y para eso deberías aprende a decir NO. El NO evita especialmente que irrespetes tus propios límites. Tal vez alguien sin conocer tus límites te ha pedido alguna vez que hagas algo fuera de tus límites y tu por compromiso has aceptado y seguro te ha pasado como a todos nosotros que el resultado es tener que lidiar con los sentimiento de indignación, rabia, vergüenza, tristeza, entre otras.
En resumen, para poder evitar muchos conflictos en las relaciones:
1. Aprende a generar acuerdos y límites
2. Comunica tus límites
3. Indaga sobre lo límites de la otra persona
4. Aprende a decir que No
Espero que esta reflexión te ayude a mejorar tus relaciones y evitar muchos conflictos, mal entendidos o problemas.
Recuerda que lo importante no es con cuantas personas nos relacionamos, sino la calidad de las relaciones que tenemos.