La fuerza de los vínculos, aún cuando hablamos de tecnología
El año pasado participé de un programa impulsado por el sector de tecnología de Mar del Plata que tenía como objetivo incentivar las vocaciones de tecnología en estudiantes de secundaria de la ciudad.
El objetivo del programa surgió por la falta de profesionales de tecnología para cubrir los puestos que ofrecen las empresas. En paralelo, el proyecto posee un impacto social, acercando a los chicos a las nuevas dinámicas de trabajo y a conocer un poco más sobre el mercado laboral de la ciudad.
El desafío es grande en muchos aspectos. Nos acercamos a un segmento de la población que, por más nativos digitales, heredan prejuicios y estructuras de pensamiento de generaciones pasadas (padres y abuelos). Cuántas veces escuchamos que la tecnología está ligada al ocio, enfría las relaciones, facilita demasiado las cosas, resta tiempo de lo que “en verdad es útil”, etc.
Nos enfrentamos ante un mundo en cambio. Todo lo nuevo, es disruptivo, dá incertidumbre y genera resistencia.
Nos encontramos, así, con un abanico de prejuicios por romper y un sinfín de habilidades que los chicos deberán de desarrollar para entender y transitar el nuevo mundo del trabajo.
Ya no se trata de mostrar lo “copado que es” trabajar en una empresa que tiene ping pong o que paga bien, se trata de invitar a los chicos a que exploren su faceta más creativa, que desarrollen su autonomía, que puedan conocerse y transmitir lo que les gusta, que puedan proyectar, sobre todas las cosas, que puedan y sepan VINCULARSE.
He aquí la cuestión: mientras todos creemos que el futuro de los vínculos sociales será entre aparatos, smartphones y dispositivos, el nuevo mundo laboral precisa cada vez más de nuestras capacidades para el trabajo en equipo y saber comunicar.
La base de la innovación –en cualquier tipo de industria – es trabajar con otros y en un marco de diversidad.
Lo que viene estará más que nunca ligado a nuestra capacidad de conectarnos, de exponer e intercambiar ideas que solucionen problemas, de analizar situaciones y contextos diversos para definir una estrategia de acción, de generar alianzas, tanto para aquellos que busquen empleo, para los equipos internos, para el desarrollo de un negocio.
Sí, el mundo cambia, todo es nuevo, todo es diferente. Colaboremos cada uno desde nuestro lugar a transitar estos cambios de la manera menos traumática posible, aceptemos, no cerremos puertas.
La tecnología es un recurso que nos facilita un nuevo marco de acción para lograr nuestros objetivos; que sea un “medio para” o un fín en sí mismo depende del uso que cada uno le dé.
De lo que sí estoy segura es de que los vínculos no se extinguen, cambian de forma y color, pero siempre son la camino más auténtico para crear.