La grandeza de la vida de Eduardo

La grandeza de la vida de Eduardo

Escribir cartas en estos tiempos tan convulsos, donde prima la inmediatez y lo efímero, es un acto de resistencia, prácticamente. Y abierta, más aún. Hoy escribo y recuerdo con honda emoción sobre mi amigo Eduardo Cuevas Rosselot.

La gente espera toda la semana para que sea viernes, todo el año para que llegue el verano y muchas veces toda la vida para ser feliz. Vivir, queridos amigos, es gastar la vida siendo absolutamente conscientes del enorme valor que tiene. Y con esa intensidad vivió Eduardo.

Eduardo valoraba las cosas buenas que le sucedían cada día. Esas circunstancias aparentemente intrascendentes, especialmente esas pequeñas cosas que llamamos afanes cotidianos. Y asumía con visión sobrenatural las otras.

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Eduardo sonreía siempre y su sonrisa y alegría eran contagiosas. Era una persona enormemente agradecida. Eduardo dedicaba tiempo a sus amigos, a su familia y a sus seres queridos. Me dedicó, en confidencia, muchas horas, especialmente su último tiempo. Lo recuerdo y lo agradezco. La última vez que hablamos, dos semanas antes de su partida, me pidió que rezara por él, escena que me removió y que recuerdo con especial afecto. Tuvo mucha presencia de Dios en su vida interior.

Eduardo era una persona libre de prejuicios, noble hasta la médula. Nunca se quejaba de nadie, ni de nada. Enfrentaba y aceptaba siempre los retos y obstáculos que la vida le ponía con valor, humildad, determinación y sobre todo con mucha fe.

Eduardo se movía en la vida con mirada trascendente. Veía y ofrecía a Dios cada una de sus acciones. Tenía siempre propósitos y muchas veces te invitaba, y me invitó a ser protagonista de esos ilusionantes proyectos. La verdad es que Eduardo crecía y hacía crecer. Con espíritu de servicio, apartando su ego de la ecuación para que las sinfonías de talentos personales de quienes le rodeábamos lográramos explotar al máximo nuestras mejores versiones. Lo experimenté muchas veces.

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Eduardo era un líder que despertaba en las personas las conciencias, y no me refiero a manipular las conciencias sino todo lo contrario, era un activador, un provocador de conciencias. Lograba que las personas se moviesen, se entusiasmasen y se comprometiesen. Eduardo nos inspiraba siempre. Nos estimulaba intelectualmente con generosidad y magnanimidad y nos movía a la acción. Era un hombre de gestos. Siempre me decía que los gestos lo son todo, porque creía que un gesto llama a otro gesto, y a otro, y a otro. ¡Cuánta razón!

Hace cinco años le despedí escribiendo que cuando un amigo se va el alma se arruga, y una herida profunda y sangrante se abre en el silencio demoledor de un recuerdo imborrable. De tantos y tan buenos momentos compartidos donde fuimos hermanos, donde fuimos cómplices protagonistas de aventuras, hazañas y proezas infantiles, de sueños comunes, de decepciones sobrevividas, de muchas conquistas y de infinitas emociones. Me reafirmo en estas ideas que redacté entre lágrimas y desconsuelo. El tiempo que abraza con fuerza esa tristeza terca, no borra sus huellas, los momentos felices, su presencia interminable y eterna y su figura permanece indemne en mi memoria y en mi corazón.

Estoy convencido de que Eduardo fue un hombre verdaderamente feliz porque amó a Dios, a sus padres, Verónica y Eduardo, a sus hermanos, Cristóbal e Isidora, a su mujer, Chantal, y a sus tres maravillosos niños. También a sus amigos. Fue un hombre ejemplar, brillante, libre, valiente, coherente, responsable, piadoso, delicado, sincero, desprendido y alegre. Fuiste un tipo muy especial y eso deja huella profunda y eterna.

Descansa en paz, amigo mío.

Mauricio Maturana C.

Abogado especialista en Derecho Laboral, Civil y Comercial. Universidad Finis Terrae - Magíster en Derecho Universidad de Chile. Columnista Diario Estrategia. Investigador particular Ley 21.463 (Ley Karin)

3 años

Muy profundas y llenas de emotividad tus palabras estimado Roberto. Tuve el privilegio de estar muy cercano a nuestro querido amigo Eduardo en su aventura política. Lo acompañe a sus puerta a puerta y fueron muchas las instancias donde pudimos conversar profundamente acerca de nuestro ideal de sociedad. Estoy seguro que descansa en paz y desde arriba nos motiva día a día a ser mejores personas, siempre con un simple gesto. Muchos saludos.

Gonzalo Silva C.

Founder at Preserve.Land

3 años

Ufff que lindas palabras Roberto Cabezas Ríos , yo desde solamente haber sido compañero de Eduardo en la generación tengo solo buenos recuerdos de él así que me cuadra todo después de leerte. Creo que un amigo como tú le dedique tan lindas palabras es lo que Eduardo hubiera descrito como un lindo logro de vida. Trascender para los suyos. Abrazo ! A ambos !

No lo puedo leer! parece que el link ahora reenvia a otra parte, podrías subirlo de nuevo Roberto?, quiero compartirlo en el centro de ex alumnos. Saludos!

Hugo Salvestrini Prieto

Sales Manager Chile ( UPM Raflatac )

3 años

Nuestro querido amigo Nergro Cuevas, un ser lleno de humanidad y alegría.. Un regalo de Dios entre nosotros!!

Andrés Ramírez Gossler

Gerente Operaciones Logísticas Tottus Chile

3 años

Roberto Cabezas Ríos muy bonitas palabras. Te felicito por tu claridad para exponer lo que fue Eduardo en vida Un abrazo

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