LA INCOMPETENCIA Y EL FENÓMENO DUNNING-KRUGER.
El Fenómeno Dunning-Kruger es una problemática que puede acechar en cualquier organización o equipo de trabajo. Los trabajadores que no sólo son incompetentes, sino que además no reconocen esa incompetencia, pueden ser especialmente perjudiciales en un entorno donde las vidas están en juego, como es el ámbito sanitario. Por lo tanto, las organizaciones sanitarias tienen la responsabilidad de estar informadas sobre este fenómeno, de estar vigilantes frente a él, y de tomar medidas proactivas para prevenir y corregir sus efectos. Porque en salud, como en muchos otros ámbitos de la vida, el conocimiento es poder, pero el autoconocimiento es vital.
Como en muchos otros, en el ámbito de la salud, cada acción tiene repercusiones, cada decisión importa y cada detalle puede significar la diferencia entre el bienestar y la adversidad. Es un escenario donde la competencia y la formación adecuada son esenciales. Sin embargo, uno de los obstáculos más insidiosos que encaran las organizaciones es el problema de la incompetencia, no sólo en sí misma, sino particularmente cuando es acompañada por una falta de conciencia de ella. Aquí entra en juego el Fenómeno Dunning-Kruger, un concepto que arroja luz sobre un patrón de comportamiento sorprendentemente común y preocupante.
El Fenómeno Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo donde las personas con un bajo nivel de habilidad o conocimiento sobreestiman significativamente su competencia. En términos más simples, quienes saben menos se sienten más confiados sobre lo que creen saber, mientras que aquellos con una mayor habilidad suelen subestimar su competencia, a menudo porque son más conscientes de lo que no saben. Fueron David Dunning y Justin Kruger, psicólogos de la Universidad de Cornell, quienes identificaron este fenómeno y le dieron nombre, evidenciando que la ignorancia no sólo es ciega, sino que, en ocasiones, es presumida.
En el sector sanitario, este fenómeno no es una mera curiosidad académica, sino que posee importantes implicaciones prácticas. Cuando los trabajadores sanitarios ignorantes se sienten excesivamente seguros de sus habilidades y toman decisiones basadas en este sesgo, los resultados pueden ser perjudiciales para los pacientes y para la organización en su conjunto. La errónea percepción de habilidades y competencias puede llevar a diagnósticos errados, tratamientos inadecuados o interacciones problemáticas con colegas y pacientes.
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Pero, ¿cómo es posible que alguien con una falta de competencia pueda sentirse tan confiado? La respuesta yace en la segunda parte del Fenómeno Dunning-Kruger: la incompetencia suele venir acompañada de una incapacidad para reconocerla. Es decir, estos individuos llegan a conclusiones erróneas y toman decisiones desafortunadas, pero, además, su incompetencia les priva de la capacidad de darse cuenta de ello. No tienen la "herramienta mental" necesaria para discernir que están equivocados. Esta ausencia de autocrítica y autoevaluación convierte a estos trabajadores en un riesgo notable, porque cometen errores y carecen de la capacidad de aprender de ellos.
Uno podría pensar que, en el ámbito sanitario, con sus estrictos procesos de certificación y formación, estaría libre de este fenómeno. De hecho, es un error asumir que los títulos y certificaciones sean garantías absolutas de competencia en todas las áreas y situaciones. Además, el constante avance de las ciencias de la salud, con nuevos procedimientos, técnicas y medicamentos emergiendo regularmente, requiere una formación continua y una humildad para aceptar que uno nunca lo sabe todo.
Así, las organizaciones sanitarias enfrentan el reto de identificar y corregir este fenómeno dentro de sus equipos. Resultaría razonable cultivar una cultura donde la autorreflexión, la revisión por pares y la educación continua sean la norma. También lo sería promover ambientes en los que los trabajadores se sientan cómodos admitiendo lo que no saben, buscando ayuda cuando la necesiten, y estando dispuestos a aprender y adaptarse.
Porque, el Fenómeno Dunning-Kruger no es una mera anomalía en el comportamiento humano; es una advertencia clara de los peligros de la autopercepción errónea, especialmente en campos tan críticos como la salud. Un compromiso firme con la educación, la autoevaluación y el reconocimiento humilde de nuestras limitaciones es una condición de base para evitar caer en sus garras. Las organizaciones sanitarias, como guardianes del bienestar humano, tienen la responsabilidad moral de ser vanguardias en este autoconocimiento. En un mundo donde la salud es un bien preciado y cada decisión cuenta, es necesario ser conscientes de lo que sabemos, pero también de lo que no sabemos. Las vidas de los pacientes, la integridad de las instituciones y la dignidad de las profesiones sanitarias dependen de ello.
Sleep Medicine by FESMES in osakidetza
7 mesesSuper interesante y preocupante a la vez. Eskerrik asko Sendoa👍
Enfermera Experta en Heridas Crónicas por la Universidad de Cantabria en SALUD
7 mesesSendoa… una vez más, enhorabuena!! 👏🏻👏🏻
Propietario en Cordis Group
7 mesesTu articulo me ha generado mucha inseguridad 😎