Perspectiva y crisis

Perspectiva y crisis

Desde pequeños nos enseñan a distinguir lo bueno y lo malo de las cosas. Empezamos a asociar palabras, colores y objetos con significados, los cuales muchas veces son impuestos por otras percepciones idiosincrásicas de terceros que naturalmente ejemplificamos.

En Australia existe una familia de árboles llamada Muérdagos, los cuales se distinguen por tener las raíces más profundas de la especie, mismas que llegan a medir hasta 100 metros de profundidad con tal de fortalecer su propio arraigo.

La naturaleza y nuestras asociaciones no son tan diferentes, pues mientras crecemos, también lo hacen esas “raíces cognitivas” que se afianzan de un significado para después apoderarse de él. 

Aquí es cuando entra la única característica humana que nos separa de los animales. La conciencia. Es casi natural ir por la vida sin cuestionarnos nuestros propios paradigmas, pues el hacerlo nos obliga a “retroceder” y a admitir que tal vez no todo lo que creemos y hacemos es o debería de ser así. Y es aquí cuando entendemos que los significados los aprendemos y las asociaciones las desarrollamos.

Si le preguntamos a un japonés que nos defina lo que es un automóvil, un libro o cien metros de longitud, difícilmente diferiremos con su definición, pues hay conceptos globalmente adaptados. ¿Pero qué hay de palabras como: “bueno”, “malo”, “peor” o “mejor”? 

La relatividad nos da la oportunidad de lograr autodefiniciones desde la individualidad que nos brindan certeza de nuestra propia racionalidad ¿Pero qué hay de adjetivos como “éxito” o “crisis”? Pareciera que dentro de la relatividad aún existe cierta sincronización conceptual que nos permite catalogar adjetivos irónicamente también relativos.

La Real Academia Española define la palabra crisis como: “Cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados.”

Es aquí donde la conciencia juega su papel más importante, pues el no utilizarla solo nos llevará a ir por la vida siendo reactivos ante nuevos paradigmas impuestos por terceros.

Albert Einstein nos decía "Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar 'superado'. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla."

Habiendo leído esto y utilizando la conciencia como herramienta principal para redefinir nuestros propios paradigmas, te invito a afrontar esta nueva crisis con una percepción diferente.

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