La poderosa declaración del «No»
Desde el coaching, decir NO es una competencia relacionada con la capacidad de hacer ofertas y peticiones de manera asertiva, de establecer límites.

La poderosa declaración del «No»

Por Ana Ocampo

¿Crees que, si dices no, puedes hacer sentir mal a alguien? ¿Tienes la capacidad de reconocer tus límites personales y profesionales y decir no ante un pedido que te sobrepasa? ¿Tienes miedo a estar solo y dices SÍ a personas que en realidad no te agradan? ¿Puedes expresar con libertad una respuesta negativa sin temor a ser juzgado? ¿Piensas que decir SÍ tiene menos consecuencias que decir NO? ¿Te quejas de que la gente insista en convencerte, persuadirte, venderte algo o hacerte cambiar de opinión y, sin embargo, no tienes la capacidad de declinar sus propuestas?

Desde el coaching, decir NO es una competencia que tiene que ver con la capacidad de hacer ofertas y peticiones de manera asertiva, de establecer límites. Así como al declarar SÍ, nos comprometemos; al declarar NO estamos estableciendo un límite, dando prioridad a algo que desde nuestros valores tiene mayor importancia, y expresando honestamente nuestra elección.

Patricia Ortiz, psicoterapeuta humanista y especialista en higiene mental, afirma que el tipo de personas a las que les cuesta trabajo decir no, generalmente “Son personas con baja auto estima, con una gran necesidad de ser aceptados, que tienen mucho miedo al rechazo y que anulan sus propias necesidades y deseos a favor de otros. Afirma que más allá de una cuestión de género, ser capaces de decir no, alude a nuestra parte masculina (en hombres o en mujeres) aquella que nos permite afirmar, programar, aterrizar proyectos, generar ideas y ser asertivos; en contra parte lo femenino sería lo que recibe, crea, armoniza”.

Al decir NO estamos estableciendo un límite, dando prioridad a algo que desde nuestros valores tiene mayor importancia, y expresando honestamente nuestra elección.

Sandra Ocampo en su experiencia en Coaching Ejecutivo y Psicoterapia Gestalt, ha observado, por una parte, que “este tipo de persona es alguien de quien los demás se expresan en términos como: buena persona, confiable, dispuesto, obediente”. Por otro lado, afirma: “Yo diría que es manipulable, que tiene un pobre concepto sobre sí mismo, muy atento a las críticas de los demás, que supone un montón de cosas catastróficas que le pueden suceder si desobedece y que cede fácilmente a la presión del grupo”.

Aunque existen algunos patrones comunes que explican esta incompetencia, de manera individual podemos tener distintas razones por las cuales somos incapaces de pronunciar la palabra NO, desde alguna experiencia de la infancia asociada a esa palabra, la incapacidad para tomar una decisión, miedo a la autoridad, vergüenza, e incluso soberbia. Esta actitud se puede atribuir a varios factores: No querer defraudar las expectativas del otro, miedo a no ser valorados, queridos, o como una forma de salir del paso. Por otra parte, nacimos en una cultura que promueve la obediencia a toda forma de autoridad como un valor deseable a desarrollar. Desde niños escuchamos cosas como: “Obedece, sé buena niña”, etc. Y quien reta y se rebela, es mal visto y sufre durante un buen tiempo el ser excluido de la “tribu”.

A veces se necesita una autoestima fuerte y un “valemadrismo social” para mantenerse en un NO cuando lo que se espera de ti es un sí. Nuestra necesidad de pertenecer, de complacer, de ser valorados, atendidos y tomados en cuenta, a veces nos convierte en seres dependientes, no sólo de la aprobación de los demás, sino de lo que parece aún peor, de la imagen desde la cual actuamos. Y esa incongruencia tarde que temprano nos cobra una cuota importante, sobre todo la traición a mí mismo, al no respetar mis propias elecciones y necesidades.

El coaching nos da herramientas para obtener una perspectiva de cómo el miedo y la pérdida pueden comprometer nuestra habilidad para poner límites y para establecer prioridades sin sentirnos culpables, egoístas, etc. Así como para observar cuáles son las creencias que no me permiten decir NO, como: ¿Me lo merezco? Soy egoísta. Y las actitudes y consecuencias al respecto de no poner límites: Procrastinar, sobrecarga de trabajo, estrés, no ser capaz de establecer prioridades, etc. Nanette Gartrell, dice: “Cada vez que dices NO, estás diciendo SÍ a algo que para ti es más importante y es más fácil decir no si tienes la comprensión de que mereces ser tratado con respeto, esto te da una ventaja para establecer límites, relaciones sanas y crear una vida que tú elijas”. Para resolver este aspecto desde el coaching, podemos considerar el llevar a los coachees o clientes, a tomar conciencia de cómo su incapacidad para decir NO (y también para decir SÍ cuando corresponde) ha influido en lo que ahora son. Desde ayudarles a reconocer que son libres e invitarlos como dice Nietzsche “A compartir con los Dioses el poder de la creación” y que quizá ciertamente, en ocasiones pierdan su “buena imagen” o el cariño de algunas personas, pero que por otro lado ganen respeto y libertad para sí mismos.

Espero que este artículo te proporcione algunas herramientas para forjar tus propios NO, con la mezcla de decisión y flexibilidad para asumir la responsabilidad de tomar tus propias decisiones y evaluar el impacto que tiene en tu vida, el decir NO.



Coach Claudia Sanchez Urencio (ICF -ACC),

Certified Career Coach 40+ |Executive Coach for Newly Appointed Sr. Executives |Certified Master of Career Services|Guiding Sr. leaders through career transitions to unlock their full potential with strategic life paths.

7 meses

Una de las principales habilidades de cualquier líder y es necesario dominarla y aprenderla. Ana Ocampo Coach PCC saludos

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