Los prejuicios: ¿un claro signo de ser ignorante?
Guerras, atentados, asesinatos masivos…la historia contiene grandes tragedias y pérdidas que hemos sufrido a través del tiempo; por choques de intereses, luchas por el poder y otras razones. De estos, los desastres a causa de discriminación a grupos sociales, étnicos y religiosos dejaron heridas profundas en nuestro valor humano. No es de extrañar que hoy rechacemos el prejuicio abiertamente.
Sin embargo, censuramos al prejuicioso, pero todos prejuzgamos en cierta medida ¿Significa esto que somos todos “detestables”, que estamos equivocados y nadie tiene la última palabra? ¿Son los prejuicios realmente un signo de ignorancia?
La psicología social define el prejuicio como una actitud generalmente negativa hacia los miembros de una comunidad social, solamente por pertenecer a esta y sin información suficiente para formular un juicio válido. Este concepto está más cerca de varias formas de discriminación, como el sexismo, el racismo y ciertos estereotipos.
Pero el diario vivir nos dice otra cosa. El chiste se cuenta solo. PRE-JUICIO. Un juicio (sea “bueno” o “malo”) formulado antes de conocer realmente a alguien…incluso inconscientemente. Al interactuar con alguien nuevo para nosotros, tan sólo aparece. Al primer contacto visual, luego de un mal chiste…en fin, que llega sin que nadie lo invite y complica a más de uno.
Prejuzgar es parte de asimilar nuevos elementos en nuestra realidad…pero nunca debe ser el final de ese proceso. Son como el borrador de un escrito. Surgen por pura naturaleza humana (todos vemos y nos hacemos una idea de las cosas), pero no tienen por qué detenerse allí. Como todo borrón, están abiertos a cambios con el tiempo.
Entonces, ¿son mis prejuicios sinónimos de ignorancia?
Sí y no.
Sí.
Porque todos somos ignorantes. Sí, en el sentido de que ignoras muchas cosas. Las ignoras, porque aprecias muchas otras, gracias a tu círculo social, tus valores, tu formación familiar…gracias a los factores que te hacen ser tú. No porque seas insensible, intolerante o de mentalidad cerrada, más bien porque al igual que otros, ves la realidad que tu mente moldea. No tiene sentido sentirte mal o menos por simplemente ser tú.
No.
Porque no puedes evitar prejuzgar a los demás. No son más que ideas que te haces de algo o alguien poco o nada conocido para ti. Así comienzas a interactuar con lo nuevo.
Pero una historia nunca debe comenzar y terminar en prejuicio.
No dejemos que los prejuicios sean más que eso: aproximaciones temporales. No las usemos para juzgar o condenar: tatuajes y delincuencia, vulgaridad y ropa corta, poca inteligencia y modelaje, etcétera, son muertos en vida, de ideas que no están hechas para perdurar. Dejemos que se extingan, y atrevámonos a descubrir las cosas como realmente son.
Publicación original de mi primer artículo en Disfruta Aprendiendo: