La revolución MeWell: el tercer sistema de salud

La revolución MeWell: el tercer sistema de salud

Hoy, 16 de abril, se celebra el #DíaInternacionalDelEmprendedor

Por ello quiero compartiros como se fue gestando @MeWell HealthCare el proyecto que comencé a imaginar durante los días de confinamiento y que se ha ido desarrollando gracias al acompañamiento de @OryonUniversal y otros amigos que creyeron en él.

En plena pandemia del #Covid19, publicaba en #Linkedin el post: “Glocalización: hacia una nueva revolución” En ese momento no sabíamos que la pandemia traería varias olas y ni siquiera intuíamos que se estaba gestando una cruel guerra en Europa, con devastadoras consecuencias. Luchábamos entonces desde nuestros hogares a los que convertimos en trincheras que nos protegían frente a la pandemia. Durante esos días de confinamiento, creo que la gran mayoría nos preguntábamos que iba a ser de nosotros después del virus y que consecuencias tendría en nuestras vidas, en nuestros trabajos y en la sociedad. 

Decía entonces, haciendo mías unas palabras de Bryan Dyson, expresidente de Coca-Cola: “Imagina la vida como un juego en el que estás haciendo malabares con cinco pelotas en el aire: tu trabajo, tu familia, tu salud, tus amigos y tu vida espiritual. Las mantienes todas en el aire. Pronto te darás cuenta qué el trabajo es como una pelota de goma. Si la dejas caer, rebotará y regresará. Pero las otras cuatro pelotas: familia, salud, amigos y vida espiritual son frágiles, como de cristal. Si dejas caer una de estas, seguro que quedará agrietada, marcada, mellada, dañada, incluso fragmentada, rota” Yo añadía una sexta pelota a los malabares de Dyson; la de la sostenibilidad del planeta. Esta, por desgracia -y también por la irresponsabilidad común- se ha caído y yace en el suelo fracturada y deteriorada. Soy de los que pienso que el planeta nos ha estado lanzando advertencias durante mucho tiempo, avisos de que algo grave tenía que ocurrir. Hemos alterado el ciclo del agua, los ecosistemas que mantienen el equilibrio, la temperatura y la salud del suelo. Los desastres naturales vienen generados por la actividad humana. Y añadía la pelota de la sostenibilidad porque creo que también la pandemia es un efecto secundario del descuido y maltrato al que hemos sometido a la Tierra. La vida humana invade cada día más los pocos territorios salvajes que quedan, destrozando hábitats animales y exponiéndose a virus desconocidos, ante los que nuestra inmunidad encuentra dificultades de adaptación. Por ello, creo que, si queremos recuperar el planeta, deberemos establecer de forma urgente, una relación distinta con él. Un esfuerzo común de reconstrucción, un kintsugi colectivo para no malgastar recursos y reencontrar el equilibrio. No cabe otro camino que una revolución que nos atañe a todos. Cada individuo, cada familia, cada empresa y cada comunidad debe responsabilizarse de establecer una relación sana con su ámbito más próximo, una relación que nos acerque al modelo de cero emisiones. No hemos de esperar que lo solucionen nuestros políticos. Probablemente ni lo intentarán porque los líderes de los principales países no tienen esa visión, defienden otros intereses. ¡Ya lo estamos viendo! Necesitamos una visión distinta del futuro, un modelo que no se base en desgastar al planeta y exprimirle todos los recursos fósiles, un patrón que se centre en defender la supervivencia de los ecosistemas ya que, a este ritmo, más de la mitad de los hábitats y de las especies de la tierra van a desaparecer en ocho décadas.

¿Sabremos hacer el ejercicio de resiliencia necesario y adaptarnos a ambientes totalmente distintos y ofrecer a nuestros compañeros en la tierra la oportunidad de convivir pacíficamente? ¿Podemos encontrar nuevas fórmulas?

Proponía hace 2 años que debíamos poner en marcha la tercera revolución industrial basada en la solidaridad y el bajo coste de las energías renovables. El momento de dar un buen uso a las tecnologías que nos permiten integrar a un gran número de personas en un nuevo marco de relaciones económicas. El internet del conocimiento combinado con el internet de la energía y con el internet de la movilidad para dar lugar a lo que Jeremy Rifkin denomina la era de la “glocalización”. Tecnología de cero emisiones tan barata que nos permitirá crear nuestras propias cooperativas y nuestros propios negocios, tanto física como virtualmente, donde las empresas tendrán que aprender a trabajar juntas, en ecosistemas colaborativos, en vez de competir entre ellas.

Parece que en cuestión energética vamos a peor. Sin embargo, mientras que a corto plazo el conflicto bélico ha aumentado el consumo de combustibles fósiles, la agresión de Rusia a Ucrania ha podido, según los expertos, «pulsar el acelerador de forma definitiva a la instalación de alternativas como las fuentes renovables». Es muy triste y no habla nada bien del ser humano como especie, que necesitemos catástrofes humanitarias y económicas tan dramáticas para reaccionar. Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía dijo recientemente que creía que la situación actual en Europa era la primera crisis energética verdaderamente global que enfrentaba el mundo, pero que podía ser un punto de inflexión y que  que al final de la crisis, esperaba tener nuevas políticas energéticas que aceleraran las transiciones hacia la energía limpia. Aún así, la tercera revolución industrial tendrá que basarse en más parámetros que la buena utilización de las energías.

Tuve claro durante el confinamiento y los meses posteriores que la tecnología nos permitía crear nuestras propias cooperativas y nuestros propios negocios tanto física como virtualmente, formando ecosistemas colaborativos y solidarios, que humanizaban mucho más de lo que podíamos imaginar. Estaba seguro de que la pelota del trabajo rebotaría y regresaría. En aquel momento todo era aún incierto, pero mientras regresaba, mi concepción del modelo de relaciones sociales y laborales había cambiado en un tránsito intuitivo de adaptación hacia la sostenibilidad. Un cambio basado en cinco reflexiones:

·       La primera fue que la sanidad pública, imprescindible pilar del sector de servicios en cualquier organización social, podía colapsarse. Y no porque los profesionales fueran incapaces. Todo lo contrario. La sanidad se bloqueó porque la administración, excesivamente burocratizada y en manos de funcionarios poco diligentes, fue incapaz de gestionar una situación que, aún entendiendo que era muy grave, inesperada y súbita; requirió mucha más consideración y agilidad. Estoy convencido de que, si la gestión hubiera recaído directamente en los profesionales de la salud, las decisiones y las soluciones hubieran sido otras, probablemente mejores y seguro, más enérgicas y humanas.

·       La segunda reflexión tenía que ver con la falta de acompañamiento, la desorientación y la desinformación a la que se enfrentaba la sociedad, los usuarios del sistema de Salud y, especialmente, los más vulnerables. Aquí, falló de nuevo la falta de previsión de la administración. Tampoco la sanidad privada, mayoritariamente en manos de las compañías aseguradoras, supo dar la respuesta que la sociedad necesitaba. No voy a desmerecer el papel jugado por las mutuas y el esfuerzo por poner a disposición de la administración todos sus recursos, personal y hospitales incluidos. Pero la realidad señala que el usuario, el paciente, se sintió y se siente aún, poco escuchado, confuso y desamparado.

·       Por otro lado, tras la segunda ola, tuve la experiencia próxima y estremecedora, de impartir unos cursos de gestión y adaptación al cambio personal y profesional en la Red Sanitaria y Social de Tarragona (Xarxa Sanitaria i Social Santa Tecla). El panorama que encontré entre mis colegas de profesión y de todo el entorno sanitario fue desolador. Enfermerxs, celadorxs, médicos, administrativos sanitarios, gerentes y directorxs de hospitales sobrepasados, desvalidos, quemados y sin motivación. Fue complicado analizar los estados de ánimo y reencontrar motivaciones para mantener viva nuestra vocación de servicio. La frustración por no poder atender a los pacientes correctamente, dedicando el mínimo tiempo exigible y escuchándoles con calidad, era acumulada y de tal calibre, que superaba con mucho el tiempo de la pandemia.

·       La cuarta reflexión partió también de la experiencia personal. El uso de las video llamadas y la atención telemática de pacientes durante el confinamiento, me dio la oportunidad de entender las dificultades de desplazarse a la clínica y las barreras que una bata blanca o una mesa en la consulta pueden suponer. Me sorprendió gratamente la facilidad con la que el paciente se desenvolvía a través de la video-consulta, su proximidad, su confort y desenvoltura. También yo me sentí muy cómodo en este formato, en el que era más fácil conectar. Me hizo entender que la tecnología aplicada a la consulta médica nos acercaba y humanizaba y a la vez, era un modelo más sostenible.

·       Finalmente, durante el confinamiento impartí una serie de webinars sobre resiliencia, la  capacidad de reconstrucción que nos ofrecía la pandemia y la oportunidad que teníamos de escribir una nueva página de la historia del mundo. Me di cuenta de que era capaz de emocionar i emocionarme a través de las video conferencias. Creo que eso fue definitivo, porque para mí, es esencial poder transmitir emociones.

De estas reflexiones, de compartirlas con amigos y del apoyo incondicional que encontré en el equipo (familia) profesional de Oryon Universal, nació MeWell, una plataforma de Salud holística, personalizada y transversal que, aplicando las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, aborda la salud en todas las dimensiones del ser humano, sin renunciar para nada al acompañamiento permanente, dentro de un ecosistema colaborativo y saludable.

No nos comparamos con nadie, no lo pretendemos y entendemos que podemos convivir con cualquier otro sistema, pero realmente, MeWell abre una nueva vía en los sistemas de Salud: la tercera vía. Una Revolución, que entiende el sistema sanitario como un ser vivo, activo y en constante evolución, participativo y diseñado conjuntamente por los usuarios y los profesionales de la Salud.

En MeWell hemos pensado en esta visión distinta del futuro, en no desgastar más al planeta y a los que lo habitamos, en acompañar permanentemente a las personas, de una manera más sostenible y gratificante. ¡La revolución en sanidad está en marcha!

Javier Ruiz Romero M.D.

Director Médico de MeWell Medicine & Wellness


Isabel Echeverria Mir

Selection Consultant | Eurofirms Foundation

2 años

¡Qué bien has contado el proceso de visión, diseño y elaboración Javier Ruiz Romero! Consciencia al 💯. Todo lo mejor para el proyecto MeWell HealthCare. 🤍💚

Muy interesante el contenido de tu post, sobre todo el ejemplo de los malabares. Muchos éxitos Javier Ruiz Romero con tu empresa y que tengas un feliz días.

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