LA SALUD MENTAL EN EL TRABAJO

La salud mental es más que la mera ausencia de problemas de salud mental. Todo lo contrario: es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar sus habilidades, aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad.

La salud mental y el bienestar en el trabajo son imprescindibles para que todos llevemos una vida satisfactoria, alcancemos nuestro máximo potencial, participemos de forma constructiva en nuestras comunidades y superemos las adversidades[1], pero la mala salud mental en el trabajo tiene un efecto negativo en el bienestar y el funcionamiento cognitivo, emocional, y social de una persona, también puede afectar su salud física (coadyuva para los accidentes de trabajo), así como en el confort y satisfacción en relación con el trabajo. Como consecuencia, la capacidad de una persona para participar en el trabajo puede verse afectada, ya que puede producirse una disminución de la productividad y el rendimiento, una reducción de la capacidad de trabajar de manera segura o dificultades para retener u obtener un empleo[2].

 El presentismo laboral, el ausentismo y la rotación de personal afectan tanto a los trabajadores como a los empleadores y, a su vez, a la economía de la sociedad. Se calcula que el 15% de los adultos en edad de trabajar tiene un problema de salud mental en algún momento. La magnitud del problema de salud pública que plantean los problemas de salud mental en el trabajo es mayor que el volumen de la inversión destinada a abordarlo. Así sucede, a pesar de los convenios Internacionales y de la Ley N° 30947, Ley de Salud Mental y su Reglamento aprobado con Decreto Supremo N° 007-2020/SA.

Para implementar la Salud Mental en el Trabajo, las organizaciones y/ lugares de trabajo deben de tomar en cuenta:

• Implementar programas de alimentación saludable, así como de actividad física basada en el ocio o el tiempo libre, como el entrenamiento de resistencia, el entrenamiento de fuerza, el entrenamiento aeróbico, caminar o el yoga.
• Identificar y evaluar y controlar los factores de riesgo psicosocial, incluidas las que involucran enfoques participativos.
• Capacitar y sensibilizar a los trabajadores en salud mental para mejorar sus conocimientos y sus actitudes.
• Implementar adaptaciones laborales razonables para los trabajadores con hallazgos cognitivos, emocionales, y sociales, incluidas las discapacidades psicosociales.
• Implementar actividades para desarrollar las habilidades de los trabajadores en el manejo del estrés, como actividades basadas en la atención plena o los enfoques cognitivo-conductuales.

[1] https://iris.who.int/bitstream/handle/10665/357847/9789240050181-spa.pdf?sequence=1

[2] https://iris.who.int/bitstream/handle/10665/363173/9789240058309-spa.pdf