La sociedad del conocimiento

Mucho se está hablando sobre la nueva revolución industrial basada en la eclosión de las nuevas tecnologías digitales.

Indudablemente la nueva era industrial está marcada por el desarrollo de lo que hace unos años se denominaban las TIC. Informática, telecomunicaciones… todo un mundo nacido de la segunda mitad del siglo XX y que constituye uno de los progresos más rápidos en la historia de la humanidad, por lo que a trascendencia en todos los órdenes de la vida.

La revolución de las infraestructuras, la comunicación sin límites y los avances en la capacidad del cálculo, … Todo un mundo que en un periodo de tiempo muy corto se ha impuesto, y ha modificado todos los aspectos de la vida de buena parte del mundo. Otra parte continua sin acceso a esta revolución.

Mientras una parte significativa de la humanidad continua luchando contra la pobreza, el hambre y la miseria, el denominado mundo civilizado se lanza a la siguiente revolución industrial, sin dejar cerrada la anterior. Quizás este devenir de continua evolución, de continua progresión sin límites, nos deparará mayor dispersión de esfuerzos, mayor diferenciación de condiciones, pero también puede ser la mejor oportunidad para hallar la fórmula de una revolución industrial integral.

Los datos. La revolución de los datos convertidos en información. La computación tradicional se fundamenta en el tratamiento de datos. Datos que relacionados, y convenientemente tratados, se convierten en información útil para la toma de decisiones en tiempo real. La nueva revolución consiste no tan sólo en la introducción de nuevas infraestructuras y herramientas que, basadas en el nuevo mundo digital, abren nuevas oportunidades industriales (la impresión 3D, los mecanismos de sensorización de los sistemas domésticos o urbanos, la robótica aplicada a las necesidades civiles) sino fundamentalmente en la conversión de la información en conocimiento analítico al servicio del modelado de ciudades, industrias, comercios y, como no, hogares.

Se me ocurre que las nuevas profesiones y habilidades necesarias en los próximos años, se centrarán no tanto en el desarrollo de infraestructuras físicas tradicionales, como en el conocimiento del uso de los datos, su transformación tradicional en información y su posterior uso para generar, mantener y enriquecer el conocimiento.

Los especialistas en la ciencia de los datos serán necesarios en un mundo tecnificado; tanto para poder entenderlo, manipularlo, gestionarlo y configurarlo, como para poder frenar los excesos tecnológicos.

El exceso de información, consecuencia lógica de la pluralidad de datos de diversa índole y de diversas fuentes (múltiples, de diferentes formas y funcionamiento) y su manipulación para generar conocimiento aplicable a un ritmo frenético, puede ser un caso de muerte por éxito avasallador.

La capacidad de decidir en base a conocimiento basado en información empírica puede ayudar efectivamente a una mejor de los recursos y al desarrollo de una sociedad consciente de sus limitaciones; pero también puede conducir a situaciones de manipulación, de transgresión de las normas establecidas.

Seamos conscientes de la necesidad de promover las nuevas generaciones de profesionales que sepan mover cantidades ingentes de datos, que convertidos a información engorden nuestro conocimiento. Con responsabilidad y con el convencimiento que son los verdaderos protagonistas de la nueva revolución industrial basada en el conocimiento. Decidir en base a criterios objetivos basados en la experiencia y en los datos que se generan y generaran en cantidades ingentes.

El exceso de información era un peligro… y una gran ventaja… ¿Exceso de conocimiento, saturación de información de calidad?

Ahí el gran reto.