Las 7 tensiones con las que los líderes deben lidiar hoy

Con la entrada de los millennials al mercado laboral, se ha marcado la necesidad de cambiar los estilos de liderazgo, donde un liderazgo tradicional se considera anticuado y un liderazgo más “democrático y participativo” es más actualizado.

Pero en verdad, en el medio actual, los ejecutivos deben manejar ambos estilos para tener éxito. No es un estilo vs, otro, ya que cada estilo de liderazgo viene con sus pros y cons. Es por ello que les presento las 7 tensiones fundamentales entre el estilo de liderazgo tradicional, y el estilo emergente, con algunas estrategias para equilibrar ambos enfoques.

Tensión 1: La intuición vs. el análisis numérico

El enfoque tradicional sugiere que los líderes tomen decisiones, con base en la construcción de un «instinto experto». Por el contrario, el enfoque emergente dice que los líderes deben basar sus decisiones en gran medida en los datos. Si bien la data ayuda a tomar decisiones informadas, no es prudente ignorar las experiencias pasadas. Por otro lado, si se basan en el famoso “gut feeling”, pueden tomar decisiones basadas en premisas desactualizadas y sesgadas.

Tensión 2: Dar directrices vs. escuchar opiniones

El enfoque tradicional del liderazgo pide que los líderes digan a los demás qué hacer y cómo hacerlo. El enfoque emergente valora escuchar atentamente a los demás antes de decidir. Si esta tensión no se maneja con prudencia, los líderes corren el riesgo de perder información importante que reside en los miembros del equipo que los rodean. Por el contrario, si un líder se abstiene de dar su punto de vista, pierde la oportunidad de aplicar sus propios conocimientos valiosos.

Tensión 3: La experiencia vs. el aprendizaje

La mayoría de los gerentes de hoy construyeron sus carreras desarrollando algún tipo de experiencia profunda y demostrando niveles crecientes de competencia a medida que avanzaban en las organizaciones, aportando una visión dependiendo del desafío. En el enfoque emergente, los líderes deben aceptar que sus conocimientos pueden estar limitados/obsoletos y deben estar abiertos de aprender de los demás. El mejor ejemplo de esto son las transformaciones digitales dirigidas por líderes que no son nativos digitales.

Tensión 4: La visión vs. la táctica.

El enfoque tradicional del liderazgo, pide claridad operativa y planes bien definidos. El enfoque emergente sugiere que los líderes necesitan una visión clara de dónde quieren ir, sin necesitar necesariamente una hoja de ruta concreta sobre cómo llegar allí. Si esta tensión no se maneja con prudencia, los líderes corren el riesgo de no ofrecer una «estrella del norte» a los miembros de su equipo. Por otro lado, si no se basan en la realidad, pueden cumplir objetivos elevados, poco realistas o intangibles.

Tensión 5: La perfección vs el enfoque práctico

El enfoque tradicional afirma que los líderes deben tomarse el tiempo para entregar un producto perfectamente acabado y eso deriva a veces en que las cosas se lleven más tiempo del necesario. Mientras tanto, el enfoque emergente exige que los líderes que hacer algo rápido y fallar rápido suele ser más importante que hacerlo a la perfección. Este último puede llevar a resultados vergonzosos. Ambos enfoques deben manejarse con prudencia.

Tensión 6: La constancia vs la adaptabilidad

Cuando me refiero a constancia es que el enfoque tradicional del liderazgo valora la decisión, la convicción y la coherencia, donde el líder sabe que hacer y hace las cosas que le han funcionado. Cuidado con este enfoque rígido. Por el contrario, el enfoque de adaptabilidad reconoce que en entornos que cambian rápidamente, las decisiones a menudo deben invertirse o adaptarse, y que cambiar el rumbo en respuesta a la nueva información es una fortaleza. Pero si este último esta mal manejado hay demasiada indecisión.

Tensión 7: La independencia vs trabajo en equipo

El enfoque tradicional sugiere que los gerentes deben liderar desde arriba, tomar decisiones y actuar de forma independiente. Si esta tensión no se maneja con prudencia, los líderes corren el riesgo de alienar y marginar a los talentos prometedores.  Por el contrario, el enfoque emergente valora la capacidad del líder, de utilizar las habilidades de los demás para alcanzar sus objetivos, pero el excesivo uso de este enfoque puede socavar su propia autoridad al compartir el poder de manera demasiado amplia.

¿Qué pueden hacer los ejecutivos para sortear estas tensiones?

Simplemente no haciendo hincapié constantemente en un enfoque sobre el otro, sino desarrollando la ambidestreza para moverse entre los dos según lo requiera el contexto. La dificultad de alcanzar este nivel de ambidestreza cognitiva y conductual no debe subestimarse, pero se puede lograr con esfuerzos concentrados.

Autoconocimiento. Comprender tus tendencias naturales es un primer paso importante. ¿Dónde está tu zona de confort? ¿Cuál es tu posición predeterminada?

Aprende, adáptate, practica. Una vez conozcas tus tendencias naturales, puedes trabajar para desarrollar una cartera de micro-comportamientos que aborden las tensiones que no gestionas bien.

Conocimiento del contexto. Convertirse en un líder más eficaz significa no solo ampliar el enfoque de liderazgo actual para incorporar nuevos comportamientos, sino también saber cuándo centrarse más en un lado de la tensión o en el otro. Esto requiere tanto conciencia contextual como inteligencia emocional, que se obtienen directamente del líder o del entorno social.