Lecciones del Fracaso: El Poder de Soltar

Lecciones del Fracaso: El Poder de Soltar

La semana pasada tuve la oportunidad de contar esta historia por primera vez Fuckup Nights Madrid , y debo decir que el solo hecho de prepararla me permitió sanar muchas heridas.


Fue un proceso revelador, y compartirla me ayudó a ver cuánto había aprendido de esa experiencia. Como la presentación fue en inglés, hoy quiero contarles mi historia en español, de forma más cercana y personal.


En 2019, después de varios años de arduo trabajo en Toronto, logré convertirme en la gerente comercial para América del Norte de una empresa emergente. Me sentía en la cima del mundo, como si estuviera viviendo mi propia versión de Sex and the City. Pero, como muchos emprendedores, siempre quise más. Quería seguir creciendo y alcanzar nuevos horizontes, y fue entonces cuando recibí una oferta que me pareció la oportunidad de oro.


Un amigo me propuso mudarme a Costa Rica para abrir un nuevo mercado y convertirme en socia de su empresa. Sería la dueña del 20% de la compañía, tendría un salario, un apartamento, y todo lo necesario para comenzar. Todo sonaba perfecto: el sol, las playas, y la oportunidad de crear algo desde cero. Me sentía emocionada, porque siempre había soñado con ser dueña de algo propio y construirlo desde los cimientos. Confiaba mucho en la persona que me hizo la propuesta, así que acepté sin pensarlo demasiado.


Dejé Toronto atrás y me mudé a Costa Rica con grandes ilusiones. Sin embargo, desde el primer momento, las cosas no salieron como esperaba. El apartamento que me habían prometido no estaba listo, y tuve que quedarme en un hotel durante semanas. No había una estructura clara en la empresa ni objetivos definidos. Aunque me había unido como socia, sentía que no tenía ningún control real sobre mi vida. Ellos pagaban las cuentas, el apartamento, y esa dependencia me hacía sentir prisionera. Me invadía una sensación de impotencia, porque no tenía ni las herramientas ni la autonomía para tomar decisiones.


Lo peor llegó cuando empecé a asumir tareas que estaban muy lejos de mi rol como socia. Terminé haciendo las compras para los socios, incluyendo su comida. Sentía que, en lugar de estar construyendo una empresa, me estaba convirtiendo en una asistente personal. Lo más frustrante era que la línea entre la amistad y el trabajo era tan delgada que sentían el derecho de opinar sobre mi vida personal. Esto afectó enormemente mi autoestima; me sentía profundamente menospreciada.


El punto de quiebre llegó un día durante una salida con amigos. Después de recibir un mensaje molesto sobre algo tan trivial como el tipo de carne que había comprado, tuve un ataque de pánico frente a ellos. Fue en ese momento cuando, por primera vez, les conté lo que realmente estaba sucediendo. Al leer las conversaciones y escuchar mi historia, mis amigos validaron lo que yo no había querido ver: la situación no estaba bien y tenía que salir de allí. Su apoyo fue el impulso que necesitaba para tomar una decisión. Si bien ya estaba infeliz desde hacía tiempo, ese momento fue clave.


Finalmente, decidí dejar Costa Rica. Sentí una mezcla de alivio, tristeza y miedo a lo que vendría después. Había apostado mucho por este proyecto, pero al final, mi bienestar tenía que ser mi prioridad.


Las lecciones más importantes que aprendí fueron:


  • La falacia del costo hundido: Es difícil aceptar que algo no está funcionando cuando has invertido tanto tiempo y esfuerzo. Pero seguir apostando por algo que claramente no está funcionando solo te hunde más. A veces, la decisión más sabia es soltar.


  • El fracaso no define tu valor: No tener éxito en un proyecto no significa que no seas capaz o valiosa. Aprendí a separar mi valor personal de los resultados de un solo emprendimiento.


  • Poner límites es fundamental: Esta experiencia me enseñó a no tener miedo de pedir lo que necesito y quiero. Hoy, soy mucho más consciente de la importancia de poner límites, tanto en lo personal como en lo profesional.


  • La importancia de validar las decisiones: A partir de esta experiencia, me aseguro de hablar las cosas mil veces y validar cada decisión importante con las personas involucradas antes de comprometerme a algo grande.


El proceso de sanación fue largo. Me tomó tiempo dejar de culparme y no sentirme mal conmigo misma por lo sucedido. Tuve que aprender a responsabilizarme de mis errores sin flagelarme por ellos. Con ayuda terapéutica y mucha introspección, logré finalmente aceptar lo sucedido como una oportunidad de aprendizaje.


Contar esta historia no fue fácil, pero fue sumamente liberador. Hoy quiero compartirla contigo para recordarte que está bien soltar lo que no te sirve.

El fracaso no es el final, sino una oportunidad para aprender y redirigir el rumbo.

M Laura Cortes

Cuatomer service | Data analyst | Administrative assistant

2 meses

Ale, ¿sabes que leo entre líneas? Que eres una mujer que se hace fuerte desde su fragilidad. Y eso es sumamente inspirador para las demás, gracias por dar tanto.

Aga Umpierrez Flores

Coach Sistémico especializado en autónomos y empresas familiares.

2 meses

Muchísimas gracias por compartir, me quedo sobre todo con “El fracaso no define tu valor: No tener éxito en un proyecto no significa que no seas capaz o valiosa. Aprendí a separar mi valor personal de los resultados de un solo emprendimiento. Me ayuda

Jennifer Peters

Business Consultant @Speexx | Building relationships not just sales | Authentically Powered by AI 🤖 | TECH | L&D | Turning Authenticity into Impact.

2 meses

¡Me encanto conocer más de ti y de tus experiencias, de veras eres ROLE MODEL girl!! Te deseo muchos éxitos de veras 🥰

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