Liderazgo Binario…y si probamos otra cosa?

Liderazgo Binario…y si probamos otra cosa?

En el mundo de los negocios, las recompensas de las estrategias a largo plazo son evidentes, las investigaciones demuestran que las empresas que adoptan este enfoque superan consistentemente a aquellas que no lo hacen. Sin embargo, muchos equipos de liderazgo siguen atrapados en un ciclo de pensamiento y comportamiento a corto plazo, impulsado por incentivos ineficaces, una estrategia débil y líderes demasiado enfocados en lo táctico.

¿Qué tal si probamos algo diferente?

Podemos romper este ciclo y fomentar una cultura organizacional que vaya más allá de la mentalidad binaria de "obtener resultados inmediatos vs. arriesgarlo todo". Este tipo de razonamiento limitado comienza ignorando en gran medida lo que realmente sucede en el mercado, sintonizando selectivamente datos que refuerzan el sesgo de confirmación. Es decir, eligiendo ver solo aquello que confirma nuestras creencias preexistentes: "Lo que funcionó en el pasado seguirá funcionando en el futuro... con un pequeño ajuste."

Muchas organizaciones se aferran al statu quo como su estrategia principal aunque hacia afuera dicen otra cosa. No dejan de hacer esfuerzos por innovar y crecer, pero esos intentos suelen ser superficiales y fallan en lograr avances significativos. Como en el fondo es más biri biri, a medida que avanzan, tienden a perder su enfoque en el mundo exterior, y sus operaciones internas consumen más atención de liderazgo que las necesidades de los clientes, las acciones de los competidores y las nuevas oportunidades de negocios. Esta desconexión se ve exacerbada por una dependencia excesiva de los canales de ventas y soporte que filtran y amortiguan la información, impidiendo que se cuestionen las suposiciones fundamentales.

Eventualmente, esta miopía lleva a una etapa de pánico. Las nuevas realidades que amenazan la relevancia de la organización crean una crisis existencial que parece insuperable. En el fondo, los líderes saben que han ignorado señales cruciales y han tomado decisiones que los han conducido a esta situación crítica. Pero ya es demasiado tarde. Y ¿qué hacen entonces? Reaccionan de la única manera que conocen, redoblan sus esfuerzos en el mismo sistema que los llevó al problema, creyendo que más de lo mismo resolverá la nueva amenaza.

Desde un estado de pánico, las opciones parecen limitadas y prevalece el pensamiento binario: "la opción A es buena, la B es mala". En este punto, la toma de decisiones carece de matices y se basa en extremos, sin considerar opciones intermedias o innovadoras.

La etapa de justificación sigue a esta reacción, donde los líderes crean argumentos para convencerse a sí mismos y a otros de que sus decisiones eran las únicas posibles. Estos argumentos, aunque bien articulados y convincentes, no son más que un acto de autoengaño.

Sin embargo, es en este momento de crisis cuando también se presenta una oportunidad invaluable. La crisis puede ser el catalizador para una reevaluación profunda y sembrar las semillas de una verdadera transformación. Pero esta posibilidad es dolorosa y difícil de aceptar, por lo que a menudo el ciclo simplemente comienza de nuevo.

Entonces, ¿cómo podemos romper este ciclo destructivo y adoptar una mentalidad más abierta y valiente? La respuesta está en desafiar nuestras propias creencias y ser lo suficientemente valientes como para pensar en grande y a largo plazo.

Primero, debemos reconocer y cuestionar el pensamiento binario en nuestras decisiones. En lugar de ver el mundo en blanco y negro, debemos abrazar la complejidad y buscar matices. Esto implica estar abiertos a nuevas ideas y estar dispuestos a cambiar de dirección cuando sea necesario.

Para superar el estancamiento, es crucial fomentar una cultura de innovación continua. Esto significa invertir en investigación y desarrollo, promover el pensamiento creativo y recompensar a aquellos que se atrevan a desafiar el statu quo. Al hacerlo, podemos asegurarnos de que nuestra organización no solo se adapte a los cambios del mercado, sino que también los anticipe y lidere.

Los líderes deben ser los primeros en adoptar esta mentalidad abierta y a largo plazo. Un liderazgo transformador se caracteriza por la visión, la inspiración y la capacidad de motivar a otros para que compartan y persigan objetivos ambiciosos. Esto requiere un compromiso con el aprendizaje continuo y la capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias.

Finalmente, debemos desarrollar estrategias que sean sostenibles a largo plazo. Esto significa mirar más allá de las ganancias inmediatas y considerar el impacto a largo plazo de nuestras decisiones. Al hacerlo, podemos crear un éxito duradero que beneficie no solo a nuestra organización, sino también a nuestros colaboradores, clientes y la sociedad en general.

 

 

 

#disrupción #liderazgo #ideas #pensamientobinario #transformación

Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Otros usuarios han visto

Ver temas